Ocho soldados de EE UU mueren en una ola de ataques en Irak
La página de Internet de la organización de Al Zarqaui asegura que su líder está herido
Ocho soldados estadounidenses han muerto en Irak en diversos ataques lanzados por la insurgencia en las últimas 48 horas, según informaron ayer fuentes militares de Estados Unidos. Cuatro soldados perdieron la vida ayer en dos ataques en Bagdad y los otros cuatro fallecieron el lunes en incursiones insurgentes lanzadas al sur de la capital iraquí. La cadena de atentados con coche bomba ha causado en dos días la muerte de 70 iraquíes, en su mayoría chiíes.
Tres soldados norteamericanos murieron al mediodía de ayer en el centro de Bagdad al estallar un coche bomba al paso del convoy militar en el que viajaban, según informó un portavoz del Ejército de EE UU en la capital. Poco después, un grupo de hombres armados mató a tiros al cuarto soldado norteamericano, que se encontraba en un puesto de observación. Las mismas fuentes estadounidenses confirmaron que cuatro marines perdieron la vida el lunes en la explosión de un vehículo cargado de explosivos en una zona en la que se desarrollan combates desde hace días situada en Haswa, a 40 kilómetros al sur de Bagdad.
Los ataques que ensangrentaron esta semana varias ciudades iraquíes acabaron con la vida de al menos 70 personas, entre ellas el general Wael al Rubaie, destacado asesor para cuestiones de seguridad del primer ministro de transición de Irak, Ibrahim al Yafari. Los atentados de la insurgencia tienen como objetivo principal exacerbar la enemistad entre las comunidades chií (mayoritaria en Irak) y kurda -que integran el actual Gobierno iraquí-, y la suní, a la que pertenecían los dirigentes del depuesto régimen de Sadam Husein y que se supone alientan o apoyan activamente una parte de esa insurgencia. De ahí los esfuerzos del nuevo Gobierno para integrar a los representantes suníes en el juego político. Pese a todos los intentos, aún no lo han logrado. Por ello, el Parlamento se dispone a designar en breve al clérigo chií Humman Hamudi y al político kurdo Fuad Massum para presidir la comisión que radactará la nueva Constitución iraquí.
Por otro lado, el jefe de Al Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui, se encuentra herido, según un comunicado de la organización difundido ayer en un sitio islamista de Internet cuya veracidad no puede ser comprobada, informa la agencia France Presse. "La nación islámica y los hermanos en el islam único imploramos a Dios para que nuestro jeque Abu Musab al Zarqaui se reponga de las heridas que ha sufrido en su lucha en defensa de la religión", reza el comunicado en Internet, en el que no se indica ni dónde, ni cómo, ni cuándo fue herido Al Zarqaui. "Las heridas de nuestro dirigente son, para nosotros, un honor y un motivo de ánimo para seguir estrechando el cerco en torno a los enemigos de Dios y para multiplicar los ataques contra ellos", concluye el comunicado.
El enemigo número uno de Estados Unidos en Irak -por cuya captura o muerte Washington ofrece una recompensa de 25 millones de dólares (19,5 millones de euros)- ya fue dado por herido en una información publicada el 15 de este mes por el periódico británico The Sunday Times. En este caso, se aseguraba que el jefe de Al Qaeda en Irak había sido curado de sus heridas en un hospital iraquí antes de desaparecer junto con un grupo de hombres armados. Diez días antes, el diario norteamericano The Washington Post aseguró, citando fuentes militares estadounidenses, que Al Zarqaui se encontraba herido o enfermo en un hospital de Ramadi, a un centenar de kilómetros al oeste de Bagdad. Una fuente británica citada por la cadena Sky News sostiene que la coalición ha estado a punto de capturarle dos veces en las últimas semanas. La Casa Blanca ha optado por la prudencia: "Por ahora no podemos confirmar la información de que está herido", aseguró Steve Hadley, consejero de seguridad del presidente, George W. Bush.
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