Católicos y anglicanos salvan una de sus principales diferencias para la unidad
Expertos de las dos confesiones consideran compatibles sus visiones de María
Expertos de 10 países han llegado a un histórico acuerdo encaminado a acabar con las diferencias que separan a anglicanos y católicos sobre su visión de la Virgen María. El texto considera "compatibles" ambas visiones sin modificar sus respectivas doctrinas y será ahora sometido a discusión pública antes de ser aprobado por las jerarquías. En síntesis, el texto concluye que, al margen de que haya o no pruebas en las Escrituras sobre los dogmas católicos de que María "fue concebida sin pecado original" y ascendió "en cuerpo y alma a los cielos", la creencia en la Virgen "es compatible" con la tradición anglicana.
El acuerdo fue hecho público en Seattle (Estados Unidos) por el arzobispo católico local, Alexander Brunett, y el arzobispo anglicano de Perth (Australia), Peter Carnley. Ambos arzobispos presiden de manera conjunta la Comisión Internacional Anglicana-Católico Romana (ARCIC, en sus siglas en inglés), un grupo de 18 expertos religiosos y seglares de ambas iglesias, entre los que hay dos mujeres, que tras cinco años de discusiones entre 1999 y 2004 han elaborado un documento sobre uno de los puntos esenciales que separan a estas dos Iglesias cristianas.
Las discusiones sobre María forman parte de las conversaciones sobre la unidad del cristianismo lanzadas en 1966 por el Papa Pablo VI y el arzobispo de Canterbury de la época, Michael Ramsey. Esas discusiones fueron suspendidas a finales de 2003 por el desaparecido Papa Juan Pablo II después de que la Iglesia Episcopaliana (como se denomina a los anglicanos de Estados Unidos) nombrara un obispo homosexual, Gene Robinson, en New Hampshire. Después de que la Iglesia Episcopaliana fuera separada de algunos órganos de la dirección anglicana, el nuevo Papa, Benedicto XVI, autorizó el pasado jueves la reanudación de las conversaciones en consonancia con su primer sermón como cabeza de la Iglesia católica, en el que hizo votos a favor de una discusión "abierta y sincera" con otras iglesias cristianas y se comprometió a trabajar "sin descanso" por la unidad.
Divergencias
Las divergencias fundamentales son dos: la Inmaculada Concepción de María y su Asunción a los cielos en cuerpo y alma. Confundido a menudo con el hecho de dar a luz a Cristo pese a ser virgen, el dogma de la Inmaculada concepción tal y como fue definido por Pio IX en 1854 estableció como revelación divina que María fue concebida virgen, que lo siguió siendo después de parir a Jesucristo y que así murió. Los protestantes, apoyándose en referencias de los Evangelios de Marcos y Lucas, sostienen que María tuvo otros hijos, además de Jesús.
Los anglicanos son la rama protestante más próxima al catolicismo y, aunque en 1561 la Iglesia de Inglaterra suprimió del calendario de fiestas religiosas la Asunción de la Virgen (15 de agosto), se han mantenido otras cinco celebraciones asociadas a María. La Iglesia Anglicana admite que sus fieles puedan ser devotos a María a título individual, pero rechazan su adoración porque niegan que la virgen esté a la altura de la Santísima Trinidad y la consideran idolatría. Esa posición ambivalente ha hecho que a menudo se califique a los anglicanos de "la vía media" entre católicos y protestantes.
El acuerdo de Seattle no se pronuncia sobre esas diferencias doctrinarias, pero aborda el problema de base de que, mientras para la Iglesia católica el dogma de la Inmaculada Concepción es "revelado por Dios" y el de la Asunción es "revelado divinamente", para la Iglesia Anglicana, las Sagradas Escrituras contienen todo lo necesario para la salvación: aquello que no se lee no puede ser verificado, "por lo que no se le puede exigir a nadie como artículo de fe ni como requisito necesario para la salvación".
La solución encontrada por los expertos para conciliar las dos posiciones es que ambas frases "deben ser entendidas hoy a la luz de las enseñanzas del Concilio Vaticano II" y del "papel central de las Escrituras en la recepción y transmisión de las revelaciones". "Cuando la Iglesia católica afirma que una verdad es revelada por Dios, eso no significa que ésta propone una nueva revelación. Estas definiciones tienen el objeto de dar testimonio de aquello que se ha revelado desde el principio". "Ninguna interpretación del papel de María debe oscurecer la mediación única de Cristo", sostienen anglicanos y católicos, que subrayan también que "es imposible ser fiel a las Escrituras sin prestar atención a la persona de María".
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