En defensa de una carrera invisible
En los últimos días, la universidad ha estado muy presente en los medios, sobre todo los estudios humanísticos y, en especial, Historia del Arte, amenazada de desaparecer como titulación autónoma. Es una causa que comparto y apoyo -la solidaridad entre todas las carreras afectadas está siendo ejemplar y muy gratificante-, pero ellos no son los únicos afectados. Todo el ámbito de las letras lo está, y la joven y desconocida Licenciatura en Humanidades es de las que pueden salir más perjudicadas. No se propone reestructurarla o integrarla en otro sitio con otro nombre, sino borrarla del mapa.
A pesar de ello, al leer muchas noticias tengo la impresión de que la mía es una carrera invisible, que no interesa. Nueva, desconocida, generalista. Es decir, a contracorriente de una universidad que cada vez tiende más a la
especialización. El argumento de la subcomisión para suprimir Humanidades es la falta de salidas. No deja de ser gracioso. Concederé que tienen razón si hablamos de salidas profesionales directas, inmediatas. Ninguno de los que hemos elegido esta carrera pensamos en trabajar "de humanistas", como se piensa en trabajar "de periodista".
Es una titulación versátil que, complementada con una pequeña especialización, abre un abanico inmenso de posibilidades: de la investigación y la enseñanza de diversas materias, al periodismo, pasando por la gestión de recursos culturales, de bibliotecas, la traducción, la edición, etcétera.
Un licenciado en Humanidades puede ser cualquier cosa, y además posee una versatilidad inestimable en este mundo cambiante, que nos va a imponer cada vez más la adaptación continua a circunstancias nuevas.
Pero, aunque la carrera fuera un simple reducto de cultura sin ninguna utilidad práctica -absurdo eso de considerar inútil la cultura, pero no entremos en el tema...-, ¿acaso la universidad tiene que convertirse a la lógica del mercado? Me pregunto dónde estarían genios como Einstein y Stephen Hawking si la universidad funcionara así: la física teórica es un ejercicio puramente abstracto, especulativo, que no genera productos comercializables. Sin embargo, sin ese sustrato teórico serían imposibles todos los avances tecnológicos de los que disfrutamos. Algo así sucede con las Humanidades.
Esta carrera forma individuos con capacidad de análisis del mundo que les rodea, espíritus críticos. Humanidades no da salidas estrechas, abre horizontes.
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