_
_
_
_
VIOLENCIA EN IRAK

La ONU alerta sobre el extremo deterioro de las condiciones de vida de los iraquíes

Un informe destaca el caos del suministro eléctrico, la falta de infraestructuras y el desempleo

Dos semanas después de la formación del primer Gobierno surgido de las urnas en Irak, más de 400 personas -entre civiles y militares iraquíes y soldados estadounidenses- han muerto en una de las oleadas de violencia más trágicas desde el final oficial de la guerra, hace ahora dos años. El compromiso expresado por el nuevo primer ministro, el chií Ibrahim al Yafari, en su toma de posesión para restablecer la seguridad se ha estrellado con la necesidad de volver a prorrogar el estado de emergencia que rige desde hace seis meses en todo el territorio iraquí, salvo en la zona autónoma kurda. Las condiciones de vida de la población, mientras tanto, se agravan hasta extremos intolerables, según un informe de la ONU recién publicado.

El 12% de los niños iraquíes menores de cinco años sufre malnutrición

En su primer viaje al exterior como jefe de Estado de Irak, el líder kurdo Yalal Talabani ha tenido que reconocer que la violencia golpea sin piedad a su país. Protagonista de la cumbre entre países árabes y suramericanos celebrada esta semana en Brasil, Talabani declaraba a la prensa que "esta ola de violencia es un claro signo de debilidad de los terroristas, ya que el único medio que les queda es el de los ataques con coche bomba".

La voluntad política de la coalición de chiíes y kurdos, en el poder, de conformar unas fuerzas de seguridad propias para abrir el camino a la salida de los 150.000 soldados extranjeros, casi todos de EE UU, presentes en Irak, choca de frente con "la persistencia de las condiciones que justifican el estado de emergencia". Talabani espera que dentro de dos años las fuerzas de seguridad iraquíes "sean lo suficientemente fuertes como para tomar el control de la nación", según dijo a la prensa brasileña.

Talabani, musulmán suní como la mayoría de los kurdos de Irak, confía en que los clérigos de este rito mayoritario en el islam puedan convencer a los árabes suníes de Irak de que se integren en el nuevo Gobierno y dejen de apoyar a la insurgencia. "El terrorismo no viene sólo desde la comunidad suní, sino que está en manos de Al Qaeda y otros grupos árabes sobre los que los suníes no tienen ningún control".

Y si la situación política es delicada, la vida cotidiana de los 27,1 millones de iraquíes -a pesar de las promesas y los compromisos financieros de la comunidad internacional- es una pesadilla. Un informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sobre las condiciones de vida en el país, publicado la semana pasada, esboza un panorama desolador en un Estado en el que el desempleo, sobre todo juvenil, se ha desatado. La reconstrucción de las infraestructuras de Irak no avanza, y poner en marcha los servicios públicos y el suministro de electricidad son un desafío monumental en medio de continuos sabotajes, especialmente contra los oleoductos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Según el informe de la ONU -el único realizado en un país sin presencia de ONG ni organismos internacionales y llevado a cabo en 22.000 hogares de Irak hace ya un año-, el 5% de las viviendas en zonas urbanas y el 3% en las rurales están destrozadas o muy afectadas por las guerras -no sólo la que comenzó con la invasión anglonorteamericana. También el conflicto con Irán (1980-1988) y la primera guerra del Golfo (1991), además de las sanciones impuestas por la ONU en la década de los noventa-. En Kurdistán, todavía es peor: el 25% de las casas en las áreas rurales han sido destruidas. Y aunque el 95% de los iraquíes están conectados a la red eléctrica, los cortes en el fluido son constantes. "La estabilidad en el suministro es un enorme desafío en el Irak actual", dice el informe. 3,2 millones de familias sufren continuos cortes en el abastecimiento y el 29% de las familias utilizan generadores.

Con el suministro de agua y con los sistemas de saneamiento sucede lo mismo. El 39% de las familias iraquíes padecen frecuentes y prolongados cortes de agua. La situación es dramática en varias provincias del sur (Basora, Qadisiya, Wasit y Babil), donde enormes capas de la población consumen directamente el agua de los ríos Tigris y Éufrates. La red de saneamiento del agua también sufre y el 51% de las familias en el sur del país ven aguas residuales en sus calles.

Otro gravísimo problema que afecta a Irak es la malnutrición. Según el estudio del PNUD, el 12% de los niños de entre seis meses y cinco años sufren malnutrición, severa en muchos casos. Y la escolarización de los menores también ha sido afectada por la guerra y la escasez de recursos. En un país que disponía de un sistema educativo más que aceptable la regresión es notoria. Sólo el 59% de los niños de seis años están escolarizados. En las zonas rurales, el 26% de las niñas no van a la escuela porque sus padres no quieren.

En los últimos 15 años la situación de la mujer ha empeorado y las tasas de analfabetismo crecen. El 40% de las mujeres de Kurdistán y de otras provincias del centro y del sur son analfabetas. "Las diferencias entre hombres y mujeres se reducen, pero es más por el empeoramiento de la situación de los hombres que por mejoras en la de las mujeres", sostiene el informe.

Un policía iraquí, junto a cadáveres que fueron  hallados ayer, maniatados y con un disparo en la cabeza, en el barrio bagdadí de Ciudad Sáder.
Un policía iraquí, junto a cadáveres que fueron hallados ayer, maniatados y con un disparo en la cabeza, en el barrio bagdadí de Ciudad Sáder.AP

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_