Capital riesgo: los reyes del mambo
La oferta por Cortefiel, el segundo grupo textil español por ingresos después de Inditex (Zara), ha reactualizado el papel que el capital riesgo empieza a tener en España. La operación, hasta el momento, es la siguiente: Coral Retail Industries (CRI), una sociedad de responsabilidad limitada controlada de modo indirecto por el fondo de capital riesgo CVC, lanza una oferta pública de adquisición de acciones por el total de Cortefiel, por un valor global de 1.400 millones de euros. La familia Hinojosa, que dispone de más del 55% del capital, ha decidido vender.
Esta operación no es -ni mucho menos- la única protagonizada por firmas de capital riesgo, pero sí la más popular, dadas las características de Cortefiel, que posee en España más de 600 tiendas (y casi un centenar fuera). La misma CVC participó en la compra a Iberdrola de su red de alta tensión o adquirió supermercados El Árbol. Pero también la central de reservas Amadeus, Parques Reunidos, Aldeasa, la operadora Auna, etcétera, han sido objeto de atención por esa forma peculiar de capitalismo que es el capital riesgo (venture capital o private equity).
¿Qué es el capital riesgo? Inicialmente es el capital invertido en proyectos nuevos e innovadores, que representan acciones arriesgadas, a cambio de fuertes rentabilidades. Se instrumenta en sociedades o en fondos a su nombre, y las empresas lo utilizan cuando no tienen posibilidades de obtener financiación a través de los canales tradicionales. Son sociedades anónimas dedicadas fundamentalmente a facilitar financiación temporal a empresas no financieras y no cotizadas que presentan dificultades para acceder a otras fuentes de financiación; como actividad complementaria realizan tareas de asesoramiento a las sociedades vinculadas con ellas. El capital riesgo americano fue el que, con visión misionera, apostó por empresas como Intel o Google.
En una definición más amplia, el capital riesgo se dedica a la compra de acciones de empresas privadas para venderlas posteriormente a un precio superior. España se ha convertido desde 2004 en un paraíso para los fondos y sociedades de capital riesgo. Al partir de tan bajo, al estar aún en una etapa primaria, los niveles de crecimiento del sector son muy fuertes y nuestro país casi lidera los porcentajes de aumento de presencia del capital riesgo en Europa, atraídos además por la gran cantidad de pequeñas y medianas empresas existentes. Muchas de las firmas internacionales del sector han abierto oficinas en nuestro país, siendo supervisadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Hasta tal punto es creciente su presencia que el reciente Plan de Dinamización de la Economía Española, presentado por Pedro Solbes, incluye un proyecto de ley para la modernización legal del capital riesgo, regido por una ley de 1999; en él se incorpora la medida de que el capital riesgo podrá adquirir acciones cotizadas siempre que las excluyan de la Bolsa en menos de un año, para sanearlas, y se simplifican los trámites para la creación de nuevas sociedades del sector.
Hace unos meses, el semanario The Economist dedicó su principal reportaje al capital riesgo afirmando que en dos décadas ha pasado del margen al centro del sistema capitalista. El semanario titulaba su trabajo Los nuevos reyes del capitalismo. Sociedades como Blackstone, Carlyle (objetivo de las iras de Michael Moore en su película Fahrenheit 9/11), Warburg, KKR, Apax, CVC..., son ya habituales en las operaciones financieras de nuestros días. Con la cantidad de dinero existente y los bajos tipos de interés, los bancos prestan muy gustosamente a las firmas de capital riesgo, sabiendo que lo devolverán si quieren seguir operando con prestigio.
Uno de sus principales puntos débiles es la pasarela que algunas de estas firmas tienen con el poder político, ya que se han convertido en el empleador favorito de ex políticos y funcionarios. La larga lista de asalariados del capital riesgo incluye a gente como George Bush (padre), Paul O'Neill, James Baker, John Major, Frank Carlucci, Arthur Levitt, Fidel Ramos, etcétera.
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