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Los centros para menores extranjeros de Guipúzcoa cierran por la baja de toda su plantilla

El equipo de educadores de los tres centros de menores extranjeros abiertos en Guipúzcoa se encuentra "desbordado física y mentalmente", hasta el punto de que los 27 miembros de su plantilla han cogido una baja por ansiedad. Ello ha obligado al cierre parcial de las tres residencias. Las deficiencias del servicio, dependiente de la Diputación, y la sobreocupación de las instalaciones han motivado esta situación, según criticaron ayer la mayoría de estos trabajadores en una rueda de prensa.

El proyecto de acogida de menores inmigrantes no acompañados surgió en 1996 merced a un convenio entre la institución foral y Cruz Roja. Con el paso del tiempo, y debido sobre todo al aumento de la inmigración, el equipo de educadores se ha visto incapaz de garantizar una asistencia de calidad con los medios que les facilita la Diputación.

Hasta principios de año, Guipúzcoa contaba con un centro residencial en Martutene con nueve plazas y otro de acogida de urgencia en Urnieta con otras tantas. La "sobreocupación" de esta última instalación, que llegó a albergar a 15 chicos, llevó a la Diputación a crear en febrero otro centro de urgencia, que ha funcionado "sin límite de plazas" y en diferentes ubicaciones.

La última fue el albergue de Hondarribia, que cerró sus puertas el pasado día 4, después de que los nueve monitores que trabajaban en él solicitaran la baja. La situación era "insostenible" debido a los destrozos causados por algunos menores y a sus "continuas amenazas y graves agresiones" tanto a otros menores como a los educadores.

"Sin control"

Parte de los menores que se encontraban en Hondarribia fueron trasladados esa misma noche al centro de Urnieta, donde se juntaron para dormir 20 chicos. Ello motivó que los menores residentes en Urnieta fuesen a su vez trasladados a otras instalaciones residenciales, incluida la de Martutene, que, a su vez, se vio colapsada y tuvo que cambiar a algunos chicos.

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Ante esta "crisis", el resto de los educadores pidió también la baja, por lo que los centros de Urnieta y Martutene quedaron cerrados el pasado viernes. Durante el fin de semana, algunos menores han estado realojados en pensiones "sin control ninguno", criticaron los monitores.

El lunes, los centros de Urnieta y Martutene reabrieron sus puertas, pero sólo de 21.00 a 09.00, y atendidos por trabajadores que Cruz Roja contrató a través de ETT. Durante el día, nadie atiende a los chicos, dicen los educadores, que piden a la Diputación que respete el límite de nueve plazas por centro, fije en 15 años la edad mínima para ingresar en ellos y elabore una política de atención que no sólo tenga en cuenta si el menor es extranjero, sino sus problemas específicos. Por ejemplo, que si tiene problemas con las drogas, sea derivado a una institución especializada.

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