Secuestrado el gobernador de la provincia iraquí de Al Anbar
El gobernador de la conflictiva provincia de Al Anbar (oeste de Irak), Raya Nawaf, fue secuestrado ayer cuando viajaba en automóvil, según informaron fuentes del Ministerio del Interior iraquí y familiares del político. "Mi hermano y cuatro de sus guardaespaldas han sido capturados cuando se dirigían a Ramadi (uno de los centros rebeldes) procedentes de Qaim", cerca de la frontera siria, explicó Hamed Nawaf, hermano del gobernador, que no dio más detalles de lo sucedido.
Los secuestradores advirtieron por teléfono a la familia del rehén de que no lo liberarán hasta que las fuerzas estadounidenses se retiren de Qaim, donde se desarrolla una amplia ofensiva estadounidense desde pasado el fin de semana. El objetivo es bloquear las posibles rutas de suministro a la insurgencia desde Siria.
En la misma provincia de Al Anbar, se produjo el secuestro del japonés Akihiko Saito, destinado a una base estadounidense, tras "una feroz batalla", según relatan las fuentes oficiales. Ansar al Suna, uno de los grupos insurgentes más violentos de los que operan en Irak -ya han protagonizado otros secuestros y asesinatos-, se hizo responsable de la acción. El Ejército de EE UU considera que Ansar al Suna tiene vínculos con Al Qaeda.
Decenas de muertos
Durante la ofensiva estadounidense de los últimos días en Al Anbar han muerto un centenar de presuntos insurgentes (además de 15 soldados norteamericanos en 72 horas), según fuentes oficiales. La operación comenzó el fin de semana después de que el EE UU recibiera informaciones de que la insurrección había preparado desde esa desértica región la campaña de violencia que la pasada semana se cobró la vida de unas 300 personas, incluidos militares de EE UU y policías iraquíes, tras la formación el 29 de abril del nuevo Gobierno electo.
Pese a estos esfuerzos, la insurgencia volvió a golpear ayer en el centro de Bagdad con dos coches bomba que mataron a nueve personas. La primera explosión se produjo cerca de la céntrica plaza de la Liberación, y causó ocho víctimas mortales, dos horas antes de que la segunda segara la vida, cerca de una comisaría en el oeste de la ciudad, de al menos otra persona.
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