El caos del Registro Civil Central
El día 30 de septiembre de 2004, presenté una solicitud en el Registro Civil Central, dependiente del Ministerio de Justicia, para la inscripción de las capitulaciones matrimoniales en mi libro de familia. Más de siete meses después, sigo sin recibir la notificación de dicha inscripción, a pesar de que mi expediente recibió el visto bueno el 20 de diciembre de 2004. He tratado de contactar telefónicamente con el departamento en el que permanece bloqueada mi solicitud -que, curiosamente, se denomina "marginales"-, pero mis llamadas no son contestadas, a pesar de que lo he intentado en más de cien ocasiones.
Ante el silencio del Registro Civil Central he recurrido al Servicio de Atención al Cliente del Ministerio de Justicia, pero, inexplicablemente, si todos los funcionarios se encuentran ocupados la comunicación telefónica es cancelada y hay que tratar de que, en la siguiente llamada, haya suerte porque, en caso contrario, la llamada vuelve a ser interrumpida, con los costes que ello supone para el ciudadano.
En el gabinete del ministro de Justicia, por su parte, me responden que si en el Registro Civil Central no atienden mis llamadas mi única salida es "seguir intentándolo" hasta que el milagro se produzca. Ante tanta pasividad no me queda sino esperar, dado que la Administración no plantea ninguna opción para presentar la queja correspondiente, exceptuando un correo electrónico del Ministerio de Justicia que, mucho me temo, habrá caído en saco roto.
El día que acudí al Registro Civil Central, situado en la calle Montera, en Madrid, estuve más de cuatro horas esperando en una cola que discurre a través de una escalera plagada de carteles en los que se dice literalmente que "dichas instalaciones no reúnen las condiciones para atender a los ciudadanos". Una nota con la que los funcionarios tratan de alertar sobre las condiciones en las que desempeñan sus funciones.
Tras múltiples intentos infructuosos para contactar con el mencionado departamento de "marginales" logré que me atendiesen en otra sección de dicho Registro, y la respuesta del funcionario fue que la situación actual es insostenible. Escuché sus quejas, pero él, en cambio, no me aportó soluciones.
Yo, por mi parte, sigo llamando aun sabiendo que al otro lado de la línea hay dos funcionarios que nunca atenderán mi llamada. Y nadie me ofrece una alternativa, exceptuando mi entidad bancaria, que amenaza con cancelar mi hipoteca -que pago cada mes- si no aporto la notificación de mis capitulaciones matrimoniales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.