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La Generalitat homenajeará en junio a los deportados catalanes en los campos nazis

Enric Company

"¡Ya era hora, ya era hora!", respondieron en el campo de concentración de Ebensee (Austria) algunos de los familiares de deportados catalanes tras oír cómo el consejero Joan Saura rendía ayer el homenaje del Gobierno de la Generalitat a quienes sufrieron cautiverio en los campos de concentración nazis. Hubo flores, poemas, aplausos a los escasos supervivientes y el anuncio de un homenaje oficial en junio en Barcelona.

"Es un homenaje que llega tarde, pero llega", añadió casi a modo de excusa el consejero. Los ex deportados y la Amical de Mauthausen que les agrupa junto con sus familiares han acudido año tras año en estas fechas a los antiguos campos de concentración para conmemorar su liberación, hace ahora seis décadas. Pero nunca había habido representación oficial junto con ellos. La presidenta de la Amical, la historiadora Rosa Toran, también lo puso de manifiesto al tomar la palabra frente al monolito conmemorativo, cubierto por una bandera republicana. "Hace pocos años", dijo, "no podíamos ni pensar que hoy estaríamos aquí con el Gobierno catalán".

Saura encabezaba una delegación del Gobierno y del Parlament, formada por diputados de todos los grupos, incluido el PP, lo que es una excepción. Después de depositar una corona de flores, resumió con solemnidad la significación de su presencia en los actos que se celebraban ayer en los campos de Ebensee y Gusen y hoy en el de Mauthausen. En primer lugar, dijo, se conmemora que Europa se liberó del fascismo que la había asolado. En segundo lugar, agregó: "Estamos aquí para mostrar el reconocimiento a los republicanos españoles y catalanes que protagonizaron aquella contienda en tantos escenarios de todo el continente", y que tras la victoria de los aliados se encontraron con que no podían regresar a España.

En Gusen, Saura anunció que el Gobierno catalán homenajeará en Barcelona a todos los deportados y en especial a Josep Miret, que fue consejero de la Generalitat en plena Guerra Civil y, detenido por los nazis en París en 1942 como miembro de la Resistencia francesa, murió en 1944 en Mauthausen. A la conmemoración de este año ha asistido por vez primera un hijo de Miret, nacido en 1939, que, según explicó en el ambiente cargado de dolor y sentimientos que dominaba ayer, vive en la contradicción de olvidar el sufrimiento y el deber de traspasar el testimonio de la lucha que tantas víctimas costó.

La llegada de la democracia a España tampoco trajo consigo el reconocimiento público para los deportados. Saura afirmó en sus intervenciones en Ebensee y Gusen que "ha habido un exceso de amnesia, que no ha sido positivo".

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