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Entrevista:MOHAMED N. OTTRI | Primer ministro de Siria

"Alcanzar una paz justa con Israel acelerará la democracia"

Ángeles Espinosa

Siria atraviesa aguas turbulentas. Sin embargo, en la superficie todo parece en calma. Sus responsables políticos se muestran tranquilos y en control. Mohamed Naji Ottri, el primer ministro, recibe afable a EL PAÍS, tras asistir a las ceremonias del Primero de Mayo. Con la retirada de Líbano aún fresca, deja entrever la desilusión que a muchos sirios ha causado la actitud de sus vecinos y aprovecha cualquier pregunta para repetir el mantra de que "no habrá estabilidad regional hasta que no se solucione el conflicto árabe-israelí".

"Alcanzar una paz justa acelerará el desarrollo y la democracia", defiende Ottri, de 60 años. Concluida la entrevista, con la grabadora apagada, reconoce que su país necesita "cambiar rápido" y subraya que "el presidente Bachar tiene el deseo y la decisión" de que así sea. Apunta, no obstante, el obstáculo que representan los dos millones de salarios mensuales que paga el sector público y los 180.000 jóvenes que anualmente entran en el mercado de trabajo.

"Siria no tiene ambiciones en Líbano. Pero mientras no se resuelva el conflicto árabe-israelí, la seguridad de Siria está afectada"
"Las políticas expansionistas de Israel provocan tensiones que nos obligan a reforzar nuestra defensa nacional"
"Hezbolá es un partido nacional libanés. Su desarme es un asunto que debe resolverse según los deseos libaneses"

Pregunta. ¿Cuándo van a normalizar relaciones diplomáticas con Líbano? Algunos libaneses ven la ausencia de embajadas como una prueba de las ambiciones territoriales sirias...

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Respuesta. El problema es que nuestros hermanos en Líbano no las quieren. Las han rechazado desde la independencia. Algunos países europeos, como los miembros del Benelux, tampoco las han intercambiado. Las relaciones económicas y culturales son mucho más efectivas. Pero si nos lo piden, no nos negaremos. Siria no tiene ambiciones de ningún tipo en Líbano. Ahora bien, mientras no se resuelva el conflicto árabe-israelí, la seguridad nacional de Siria y Líbano está afectada.

P. Los libaneses también piden la liberación de sus nacionales detenidos en cárceles sirias. ¿Cuántos son y cuándo podrán regresar?

R. Están abriendo un libro muy viejo, de hace 25 o 30 años, durante la guerra civil. Se trata de gente de Lahad, que luchó con Israel y mató a algunos de nuestros soldados. Naturalmente recibieron condenas, igual que las reciben los terroristas en España u otros países.

P. ¿Estamos hablando de dos o de dos mil?

R. Su número no es mayor que el de terroristas actualmente encarcelados en Madrid. Son terroristas, y algunos también sirios.

P. La salida de Líbano era una de las exigencias de la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad de la ONU. La otra es el desarme de Hezbolá. ¿Usará Siria su influencia para ello?

R. [Antes de responder mueve la cabeza de forma negativa.] Hezbolá es un partido nacional libanés. Nuestro punto de vista es que la comunidad internacional no debe inmiscuirse. Es un asunto que debe resolverse según los deseos libaneses. Hay un tercer punto en la 1.559 que me hubiera gustado que mencionara, el asentamiento de los refugiados palestinos de Líbano. ¿Pueden acaso ellos volver a su tierra? Una vez más no habrá solución hasta que se resuelva el conflicto árabe-israelí.

P. Estos días hasta el Gobierno habla de la necesidad de cambios en Siria. Usted trabaja en la reforma de la Administración. ¿Va a incluir eso colocar a las agencias de seguridad e información bajo control civil?

R. [El primer ministro dibuja un triángulo.] Este vértice es la paz, justa, por supuesto. Éste, el desarrollo, que incluye la reforma y la modernización en todos los campos y que es donde el Gobierno está haciendo todo lo posible desde el año 2000. Hemos pagado nuestra deuda externa y alcanzado la autosuficiencia agrícola y la seguridad alimentaria. Nuestras decisiones nacionales se apoyan en bases firmes. Cuando decimos que no, queremos decir que no. No actuamos por ninguna presión exterior como la que ahora ejercen Estados Unidos y otros países que le siguen. Nos ha afectado en cierta medida, por supuesto, pero no hasta ese punto. El tercer vértice es el reforzamiento de la democracia. Los tres se interrelacionan.

P. ¿Incluye ese refuerzo de la democracia el nombramiento de un civil al frente del aparato de seguridad?

R. Podría ser. De alguna manera ya ha sucedido porque desde hace dos años el presidente no permite que ninguna de esas agencias haga detenciones por su cuenta, sino que tienen que recurrir a los tribunales civiles para lograr la orden correspondiente. De hecho, verá que en nuestras calles y mercados no hay una presencia militar.

P. ¿Y la ley de emergencia vigente desde 1963?

R. Mientras sigamos en estado de guerra entre nosotros e Israel... Vuelvo al triángulo que le he mostrado. Alcanzar una paz justa acelerará el desarrollo y la democracia. Si la paz se retrasa, también retrasará el desarrollo y la democracia. Las políticas expansionistas de Israel provocan tensiones que nos obligan a reforzar nuestra defensa nacional. El año pasado bombardearon un área cercana a Damasco. Lo entendimos. Fue un mensaje.

P. Pero, siguiendo con su triángulo, si no se promociona la democracia también impedirá la paz, ¿no es así?

R. Sí, están interrelacionadas. Por eso hablo de retos.

P. Desde el Gobierno se remite al próximo congreso del Partido Baaz como impulsor final de las reformas. ¿Cómo puede el partido liderar unas reformas que van a disminuir su poder?

R. También nuestros ciudadanos se lo preguntan...

P. ¿Y usted qué opina?

R. Lo diré en el congreso. En mi opinión, va a marcar un punto de partida, va a dar a luz una nueva etapa. Soy optimista sobre que se va a producir un cambio real en cuanto al comportamiento democrático, las libertades de opinión y de expresión, una ley de partidos... El cambio es una necesidad para dar contenido a nuestra visión.

Mohamed Naji Ottri, en una foto de 2004.
Mohamed Naji Ottri, en una foto de 2004.REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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