Centralidad contra eurorregión

Capítulo aparte merece la enzarzada relación del Consell de Francisco Camps con la Generalitat de Cataluña, que, no resultando fácil para sus antecesores en el cargo, Eduardo Zaplana y Joan Lerma, se ha complicado como nunca en los dos últimos años. Dos argumentos, básicamente, la han reenvenenado para el PP: la propuesta de eurorregión planteada por el nuevo presidente catalán, Pasqual Maragall, y la paralización del trasvase del Ebro, defendida por éste desde sus días en la oposición, así como por sus socios de gobierno. Estas causas se han añadido al hecho genérico de que Maragall, como símbolo del núcleo incisivo de la España periférica gobernada por el PSOE, es una de las principales dianas de tiro para el PP, lo que se ha sumado al movimiento uniformemente acelerado derivado del atrincheramiento y firme oposición marcada por la dirección central popular.

Los empresarios piden una relación fluida con Cataluña, pero el Consell se aleja de esa opción

Pese a que la eurorregión impulsada por Maragall apuesta por el aprovechamiento de las sinergias y los esfuerzos compartidos entre la Comunidad Valenciana y Cataluña en un plano de igualdad con vistas a mejorar la posición de ambas frente a la Unión Europea (UE), Camps ha antepuesto la "centralidad" geográfica del territorio valenciano como principal incompatibilidad con un proyecto que, en boca de los populares, sólo persigue que "determinadas comunidades giren en torno a Cataluña". Explicado sobre la pizarra imaginaria del Consell, la Comunidad Valenciana es el centro del Arco Mediterráneo porque "ocupa el espacio físico del centro" en los dos mayores ejes de creación de riqueza de España, el Arco Mediterráneo y el definido por el PP como "eje de la prosperidad".

Esa dialéctica geoestratégica se ha visto agravada por la reactualización del conflicto lingüístico al calor de las dos traducciones de la Constitución Europea al valenciano y al catalán presentadas por el Gobierno y del memorándum elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para reformar el régimen lingüístico de la UE. Mientras que los empresarios valencianos han expresado a menudo la necesidad de mantener una relación fluida con Cataluña, el Consell se ha ido alejando de esa opción, impelido, sobre todo, por la eficacia de la movilización electoral del victimismo lingüístico e hídrico que les otorgan los sondeos. Pese a todo, Camps y Maragall han mantenido una reunión secreta en una población limítrofe con Cataluña, y aunque no ha sido posible realizar un encuentro oficial entre ambos presidentes, sí que han conversado por teléfono en varias ocasiones.