¿Institutos abiertos in aeternum?

En los últimos diez días han clamado por sus materias los compañeros de Educación Plástica, los de Música, los de Física y Química, los de Filosofía, los de Latín y Griego, los de Tecnología... Todos esgrimen la importancia de esos estudios y la necesidad de mantener o subir su carga lectiva.

Tal alud de protestas se echó de menos, por cierto, cuando irrumpieron (junto al batiburrillo de optativas) en la ESO y barrieron de un plumazo el Latín de 2º de BUP (actual 4º de ESO).

Pues bien, amigos, o hacemos semanas lectivas de 40 horas (con sesiones de clase de 45 minutos), o alargamos el curso escolar de septiembre a julio, o no hay manera humana de satisfacernos a todos.

Me permito, con vuestra aquiescencia, una sugerencia: ya que el currículo de la ESO se ha hecho con salva sea la parte (con mis excusas a los sesudos talentos que lo pergeñaron), sentémonos y elaborémoslo con lógica: al acabar la Secundaria, el alumno que quiere seguir estudiando puede optar por los Ciclos Formativos o el Bachillerato. Centrándome en este último, en el que hay unas asignaturas llamadas de modalidad (Matemáticas, Física y Química, Biología y Geología, Dibujo Técnico y Tecnología -para el Bachillerato de Ciencias-; Historia, Griego, Latín, Economía, Matemáticas Aplicadas e Historia de la Música -para el de Letras- y mucho Dibujo -para el de Artes-), sólo me permitiré tres preguntas orientativas:

1. ¿Por qué tienen todas ellas hiperrepresentación en la ESO, excepto Griego, Latín y Economía?

2. ¿Tiene mucho sentido que un alumno que haya decidido seguir un Bachillerato Humanístico esté obligado a elegir en 4º dos asignaturas entre Música, Dibujo, Tecnología, Física / Química y Biología / Geología?

3. Se habla ahora de una asignatura de ciencias para todos los alumnos de Bachillerato; ¿por qué no otra de letras -introducción a la oratoria, redacción y comentario de textos...-?

Hay más interrogantes y poco espacio. Hay que perfilar una enseñanza secundaria lógica y que también atienda a los intereses del alumnado y no sólo de los diferentes colectivos de docentes. Es cierto que el saber no ocupa lugar y todos tenemos algo que ofrecer, pero, ¿es infinito el calendario escolar?

Compañeros, un cordial abrazo..