Otro circuito para el arte
Cada vez más bares y restaurantes convierten sus paredes en galerías para mostrar la obra de jóvenes artistas
Museos, galerías de arte, calles, estaciones de metro, salas más o menos alternativas, y, también, restaurantes y bares. Los artistas coinciden en que el arte no sirve para nada si nadie lo ve. Por ello, buscan todo tipo de cauces para mostrar sus trabajos. Como señala la mayoría: "El arte es comunicación y para ello necesita ser mostrado". En los últimos años más y más locales de restauración y ocio de Bilbao, Vitoria y San Sebastián, principalmente, pero también de otras localidades vascas, se han ido sumando como espacios más o menos idóneos para mostrar la obra de artistas.
Para Guillermo Fernández, socio del cocinero Aitor Elizegi en los restaurantes Gaminiz, exponer obra en el restaurante "es una manera perfecta de cambiar su decoración y de dar la oportunidad a jóvenes artistas". Tanto en el Baita Gaminiz de Bilbao como en el de Zamudio se muestra la obra de la fotógrafa Elssie Ansareo (México, 1979).
"La gente joven necesita más vías para mostrar su trabajo", afirma un pintor
La disposición de los Gaminiz por el arte viene de lejos, según explica Fernández. "Hace ya 10 años que, cuando el restaurante estaba en Plentzia, exponíamos cuadros de artistas. A ellos les pedíamos que nos pagaran con una imagen del local. Cuando nos instalamos en Bilbao teníamos unos veinte, que hemos ido exponiendo y vendiendo", narra este bilbaíno de 32 años. "Nuestra idea es dar la oportunidad a gente joven. También nosotros somos jóvenes", indica Fernández, que reconoce que a la hora de elegir un artista para el local de Bilbao, la decoración del mismo les condiciona: "Es un local clásico, acogedor, con un papel pintado en la pared que nos marca mucho".
En eso está de acuerdo la artista en cuestión, Elssie Ansareo, cuyas fotografías cuelgan también de las paredes del Gaminiz de Zamudio. "Estoy muy contenta con estas exposiciones, aunque creo que mi obra se ha integrado mejor en el local de Zamudio, que tiene paredes muy blancas", comenta Ansareo. Para la fotógrafa mexicana estas muestras son "la manera de que la obra no esté en el estudio, de darle difusión al trabajo", aunque afirma que el arte no puede colgarse en cualquier local. "Desde luego no se puede exponer en una hamburguesería, por ejemplo. Se necesita un lugar acondicionado, donde la obra esté en un ambiente propicio. Si esta actividad expositiva se generalizara, desmerecería la obra de arte", asegura.
Esta es también la opinión de Paco de Vicente, un pintor bilbaíno "nacido casualmente en Asturias", que se encarga de coordinar las exposiciones del bar Basquiat Berri, en pleno Arenal de la capital vizcaína. Este local ha cambiado de dueño dos veces en los últimos meses, hasta convertirse hace poco más de un mes en lo que ahora es. "Como vehículo para dar a conocer tu obra, un bar funciona mucho mejor que una galería, porque hay más público. Es también una manera de sacar el arte a la calle, de normalizarlo. Aunque no sirven todos los locales. Cuidar el espacio donde se va a exponer es importante", afirma.
La obra de Paco de Vicente fue la primera que decoró sus paredes, dando paso a Blanca Oraá, que se presenta en la actualidad, y, próximamente, a Fernando Biderbost. "En el arte hay muchos complejos. Hay artistas de mi generación que se niegan a exponer en un bar. Sin embargo, la gente joven necesita más vías para mostrar su trabajo, y ellos tienen menos complejos", indica De Vicente. Él se encargará de la coordinación de las exposiciones sólo "mientras el local siga reuniendo las condiciones y la estética adecuadas para mostrar arte".
En este bar recién estrenado hay "lista de espera" para exponer, según apunta su propietario, Brahem Belkir. Su filosofía está clara: "Dar la oportunidad a gente joven de Bellas Artes y de BilbaoArte". La idea es que las obras permanezcan un mes. "Tenemos ya a seis personas en espera de turno, por lo que prácticamente hasta fin de año estamos ya cubiertos", confiesa. Para más adelante, Belkir quiere abrir aún más el abanico e incluir monólogos, magia y otros espectáculos en su local.
La lista de bares y restaurantes que exponen arte se alarga semana a semana. El público también va aconstumbrándose a adquirir piezas en esos lugares, aunque, como se queja De Vicente, "las ventas están difíciles en todas partes".
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