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El esfuerzo inversor más reciente de Bancaixa y la CAM camina por direcciones divergentes

La caja de Valencia apuesta por la construcción y la de Alicante, por el turismo y la energía

Bancaixa y la CAM comparten al 50% la Cartera de Participaciones Empresariales (CPE), que gestiona sus respectivas inversiones en Infraestructuras y Servicios Alzira o Ribera Salud. Pero poco más. Sus participaciones van por separado, incluso en direcciones divergentes. En 2004, Bancaixa apostó por la construcción al convertir acciones de Metrovacesa, la mayor inmobiliaria de España, las opciones que poseía, mientras que la CAM entró en el capital del mayor operador turístico de Europa, Tui, y amplió su participación en Unión Fenosa.

El plan estratégico de Bancaixa no abre mucho espacio a la cooperación

Cartera de Participaciones Empresariales (CPE) se constituyó en otoño de 2002 por las dos grandes cajas de ahorro valencianas como pieza soporte de la cooperación de Bancaixa y la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo) en futuras inversiones en sectores estratégicos, según una lectura optimista, o como soporte documental del fracaso definitivo de todo impulso político a favor de la fusión de ambas entidades, según una lectura más acorde a la realidad. Las cajas se limitaron a depositar en CPE aquellas participaciones que habían tomado en empresas auspiciadas por la Generalitat, en su mayoría ruinosas, y volvieron a sus asuntos. Hasta la iniciativa para constituir un fondo para arriesgar capital y financiar las iniciativas de los emprendedores más osados se quedó en una declaración de intenciones.

José Luis Olivas, el presidente de la Generalitat que asistió desde el Palau a la constitución de CPE, ahora es presidente del Grupo Bancaixa. El plan estratégico de expansión de la caja valenciana, que anunció poco después de asumir el cargo en enero de 2004, no abre mucho espacio a la cooperación. Olivas optó por el crecimiento a través de la extensión territorial para compensar los escasos márgenes financieros que permiten los actuales tipos de interés. Bancaixa presume de tener al menos una sucursal en todas las capitales de provincia de España. Poco antes de la entrada de José Luis Olivas, en septiembre de 2003, Bancaixa compró el 1% del capital de Iberdrola por 130 millones de euros. Desde su llegada a la presidencia, la caja valenciana ha transformado en acciones las opciones sobre acciones que acumulaba de Metrovacesa. Bancaixa controla ahora el 6% de la mayor inmobiliaria española. La cartera de participaciones de Bancaixa incluye además un 5% de Enagás y un 20% de Proyectos Eólicos Valencianos, en el sector de energía. Algo más del 6% en NH Hoteles y poco más del 20% de Terra Mítica en el sector turístico. O un 3% de Abertis, la empresa concesionaria de autopistas nacida de la fusión de Aúrea y Acesa, y un largo 20% en Aguas de Valencia, en el sector de servicios.

Una comunicación dirigida a inversores con fecha de marzo pasado cifra en 390 millones de euros las participaciones de Bancaixa, una cifra que excluye el 1% de Iberdrola que se computa entre las acciones en renta variable, y a la que habría que sumar otros 80 millones en participaciones de empresas del grupo, desde servicios financieros a inmobiliarias como Actura, Cisa y otras. En conjunto, las participaciones de Bancaixa sumarían unos 600 millones de euros.

Vicente Sala, presidente de la CAM, estrenó sus relaciones con el actual presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, con un sonoro portazo a la invitación a participar en Iberdrola en una apuesta conjunta con Bancaixa. La CAM acababa de comprar un 3% de Unión Fenosa y amplió su apuesta en septiembre pasado con la compra de un 1% adicional en la compañía eléctrica. En el sector energético, la CAM controla un 4% de Enagás.

La caja alicantina también tiene un paquete notable en Metrovacesa, que es superior al 4%, pero ha reducido su capital en Hansa Urbana al 24%. Pero la apuesta estratégica de la CAM parece decantarse por el sector turístico. Al margen del 20,6% que posee en Terra Mítica, la caja alicantina controla un largo 16% de Trasmediterránea; un 5% de la cadena hotelera Sol Meliá; y confirmó su opción en diciembre pasado cuando compró el 4,9% de Tui, el gigante de origen alemán que hoy es el mayor operador turístico de Europa y elevó su paquete hasta el 5% el pasado marzo.

La CAM también mantiene un 3,3% de Auna, en el sector de telecomunicaciones, y un 1,7% en Abertis, la concesionaria de autopistas. Según datos de la memoria de la entidad alicantina, a finales de 2004 las participaciones de la CAM sumaban 2.240 millones de euros.

Al margen de la divergencia en la estrategia de las dos grandes cajas valencianas, un reciente concurso público ilustra el fracaso de CPE como cauce de diálogo entre ambas. La Consejería de Infraestructuras debe adjudicar en breve la primera concesión de una importante carretera, la prolongación de la doble calzada de la pista de Ademuz, que se financiará a través de un denominado peaje en la sombra que sufragará la Generalitat a lo largo de varias décadas con pagos acordes al volumen de tráfico. El negocio se ajusta como un guante para una entidad financiera. Y el concurso parece diseñado para dar vida a CPE. Sin embargo, cada una de las cajas opta por separado a la concesión en sociedad con empresas constructoras diferentes.

Un sueño acariciado en la Generalitat

La fusión de las dos grandes cajas valencianas en un solo grupo financiero de ámbito autonómico y proyección estatal es un sueño que han acariciado todos los inquilinos del Palau de la Generalitat. Eduardo Zaplana implicó a las cajas en negocios impulsados desde la Generalitat con mucho más empeño que Joan Lerma. Terra Mítica es tal vez el paradigma de la implicación de las cajas en proyectos auspiciados desde el poder.

José Luis Olivas, que ocupó el Palau durante poco más de un año, había sido el impulsor de Encovagás, un embrión de empresa energética que nunca pasó de eso. Ahora ocupa la presidencia de Bancaixa.

Francisco Camps, el actual presidente de la Generalitat, también soñó alguna vez con aunar las voluntades de las cúpulas de ambas cajas. Apenas dos meses después de ocupar el Palau anunció que ambas entidades tomarían participaciones en Iberdrola para garantizar la valencianía de la compañía eléctrica que controla casi en solitario el suministro en territorio valenciano. Pero la apuesta nunca se cerró.

Camps consintió la suspensión de pagos de Terra Mítica ante la evidente oposición de las grandes cajas a ampliar sus aportaciones financieras al parque temático. Pero esa decisión, tal vez la más razonable desde el punto de vista económico y financiero, desató las iras de muchos dirigentes del PP de la provincia de Alicante y alentó unas diferencias en el seno del partido que siguen vivas.

Tan vivas que pueden aportar la guinda para el pastel de difuntos de Cartera de Participaciones Empresariales. El consejo de la sociedad de participaciones que comparte ambas cajas se debía haber renovado hace siete meses. El presidente de Bancaixa asegura que nombrará a sus representantes en cuanto sea necesario, pero no parece muy preocupado. El presidente de la CAM, por su parte, aún no ha movido ficha. Si el consejo no se renueva antes del próximo mes de junio, CPE podría disolverse. "Esa posibilidad existe", comentó la semana pasada un portavoz de la CAM. Y todo indica que la última palabra corresponde a los responsables del PP de Alicante.

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