¿Publicidad por bicicletas?
¿En qué se parecen Valencia y Lyon? En dimensiones, sí; en el omnipresente tráfico, también; y en los chirimbolos, en el mobiliario urbano, que la empresa JC Decaux explota en las calles de estas y de tantas ciudades. Sin embargo, a partir del 19 de mayo, una diferencia sustancial modificará el paisaje urbano lionés. Ese día la ciudad dispondrá de dos mil bicicletas inteligentes que se distribuirán en doscientas estaciones del área metropolitana, para que cualquier ciudadano disponga de una a menos de 300 metros de su casa. Si el proyecto funciona, entre 2006 y 2008 se pondrán otras dos mil. Las bicicletas se alquilarán, a través de una tarjeta, con la primera media hora gratis para todo el mundo y la primera hora gratis para los abonados a la red de transporte público, en un sistema concebido para que en la práctica no cueste dinero a aquellos usuarios que no retenga el vehículo. El sistema está inspirado en el que ya funciona en Viena, donde el trayecto medio dura 17 minutos y el 90% de los desplazamientos en bici son de menos de menos de media hora.
La apuesta de Lyon es especialmente relevante para Valencia puesto que el proyecto de la ciudad francesa será financiado por JC Decaux, como uno de los complementos del canon que la empresa pagará a las arcas municipales por renovar el contrato del mobiliario urbano, cuya concesión finalizó el pasado año y por el que concurría otra empresa. Para renovar por trece años la explotación publicitaria de los chirimbolos, Decaux tendrá unas condiciones menos ventajosas que en la concesión anterior, ya que además de abonar 18,3 millones de euros a las arcas municiapales deberá financiar y mantener todo el sistema de alquiler de bicicletas, que implicará también personal para la redistribución y mantenimiento de los vehículos.
No es cuestión de examinar ahora las medidas de seguridad con que se dotará el proyecto lionés, ni tampoco sobre las medidas complementarias en la red viaria, con el establecimiento de zonas de velocidad reducida a 30 km hora (dossier en http://www.grandlyon.com/index.php?id=1503 ). Ni tampoco es cuestión de dar por bueno, sin más, que se instale como mejora por la concesión del mobiliario urbano, porque también es legítima la aspiración a una ciudad menos contaminada publicitariamente y más limpia de cachivaches, pero, en cualquier caso, ése es otro debate. De lo que sí se trata es de constatar que cuando hay voluntad política hay alternativas, que la bicicleta no es un modelo sólo para las ciudades del norte y de centro Europa y que los problemas de contaminación, derroche energético y despilfarro de tiempo que genera el tráfico urbano son tales que deben ser abordados radicalmente, es decir desde la racionalidad. Lyon es una ciudad gobernada por los socialistas, sí, pero en el impulso de este proyecto también están implicados políticos de la UDF, como Gilles Vesco, que se desplaza en bicicleta y es uno de los vicepresidentes del Grand Lyon, el equivalente a nuestro moribundo Consell Metropolità de L'Horta.
Aquí, sin embargo, la alcaldesa, Rita Barberá, acaba de anunciar una remodelación de la avenida del Puerto que apenas supone ganar espacio para el peatón y que excluye a los ciclistas. Unos ciclistas que ven como la red de carriles bicis crece poco y apenas se mantiene la existente. Por cierto ¿cuándo finaliza la concesión del mobiliario urbano de Valencia?
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