Raro, raro
El macrofestival musical benéfico auspiciado por uno de los presos más famoso de la historia, el ex presidente surafricano Nelson Mandela, se ha estrenado fuera de su país natal y está resultando "raro, raro", como afirmaría el padre de un famoso cantante español. Al menos la segunda noche, la del pop, sólo cabe de ser calificada de discreta, a juzgar por su desarrollo artístico y el cartel que ofrecía. Porque, y no se trata de despreciar a nadie, un festival que en sus dos primeras ediciones en Suráfrica ha contado con primeras figuras del pop internacional no puede resolverse con una nómina de artistas ciertamente inconexa en cuanto a criterios estéticos y en la que claramente se perseguía una quimera inalcanzable a la hora de organizar eventos de música: lograr el "para todos los públicos".
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El Canto del Loco, Modestia Aparte, Pereza, Taxi, Iguana Tango, Fábula, La Sonrisa de Julia, El Sueño de Morfeo, Danza Invisible, Jarabe de Palo y Javier Gurruchaga y la Orquesta Mondragón, Miguel Ríos, Mikel Erentxun, Loquillo y Trogloditas, Presuntos Implicados, Nacho García Vega y Los Anónimos. Palacio de los Deportes de la Comunidad. 25 euros. Madrid, sábado 30 de abril.
Así, en los inicios del puente del 2 de mayo en Madrid, una informe amalgama de grupos y artistas de tendencia megacomercial, veteranos del pop y el rock de las últimas cuatro décadas y jovencísimos debutantes, algunos de ellos aún sin disco en el mercado, hizo lo que pudo para salvar el tipo en una situación tan comprometida como este festival, aún en vías de instalación también en otros países. El resultado cuajó en más de cuatro horas de música en la que hubo dos triunfadores claros: los ya establecidos El Canto Loco y los emergentes Pereza. Pop de herencia Hombres G frente a pop rock con sabor callejero y quedón. Lo demás fue una sucesión de canciones más o menos conocidas que sirvieron para conocer los gustos del jovencísimo público asistente, que, por cierto, no llegó a llenar en ningún momento el recinto. En cuanto a los citados gustos, se constata que la televisión y los medios comerciales condicionan lo suyo y que la inteligencia músical no vive precisamente su mejor momento en la España de 2005, a juzgar por algunos comentarios que se hacían sobre el escenario acerca de festivales "a favor del sida" o "por el racismo".
La música se fue intercalando a lo largo de la velada con peticiones de famosos a través de vídeo para colaborar con la Fundación Mandela para tratar de paliar la terrible situación del sida en África. También se recordó en varios momentos de la noche, y con vídeo incluido, a quien fue impulsor del festival en España, el recientemente desaparecido locutor radiofónico Joaquín Luqui.
En cuanto al resto de los participantes, destacar la presencia del decano Miguel Ríos, quien dejó su firma con un Y todo a pulmón, interpretado a piano y voz. O el fin de fiesta de Javier Gurruchaga, con la interpretación de Back in the URSS. De entre los ochenteros, Presuntos Implicados dejaron su suavidad elegante; Loquillo, su rock contagioso; los malagueños Danza Invisible, su pop refrescante, y Anónimos, la banda de Coppini, Ñete, Patacho y Carlos, constataron que la veteranía conlleva un saber hacer digno de elogio. Unos años más jóvenes, los gibraltareños Melón Diesel renacían como Taxi, mientras que Fernando, vocalista de Modestia Aparte, rendía tributo a los Mamá con Hora punta en el metro. Pero no sería el único homenaje a los ochenta: los jovencísimos No se lo Digas a Mamá revisaban en directo La fuerza del destino, de Mecano, mientras que otros recién llegados a la aventura de la música, como La Sonrisa de Julia, estrenaban un tema -quizá un poco verde- llamado África para la ocasión.
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