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Reportaje:

Los agujeros del aceite

La cooperativa Fedeoliva descubre deudas de unos 40 millones

Estalló la crisis. No se pueden vender duros a cuatro pesetas. Frente a la aparente normalidad que se respiraba en el grupo, la cooperativa aceitera Fedeoliva ha destapado un agujero de entre 36 y 42 millones de euros. La exportación a precios por debajo de coste, especialmente en EE UU, ha sido la causa de los números rojos. En medios cooperativos se lamentan de los resultados del grupo jienense, mientras que los exportadores se felicitan del final de una aventura basada en hacer la competencia a base de tirar los precios.

El grupo llegó a controlar una parte del mercado norteamericano en base a una política de precios bajos que expulsó a la competencia
La entidad jienense tiene una facturación de unos 60 millones de euros y en su seno se encuadran 86 cooperativas olivareras

Con estos resultados, una parte del aceite cooperativo ha tropezado en la década de 2000 en la misma piedra que lo hiciera en los años setenta el Grupo Uteco, de Jaén, comandado entonces por Domingo Solís y, entre otros dirigentes, por su hijo Felipe. La necesidad de abrir nuevos mercados al aceite de oliva ante el temor a los excedentes y los deseos para lograr mejores resultados para sus cooperativistas supuso suscribir aquellos años un contrato para la venta de aceite a través del grupo marsellés Frahuil. Posteriormente, el grupo francés se instaló en España bajo la denominación Frint y acabó con sus responsables, la familia Azria, en fuga o en la cárcel con unas deudas con entidades financieras de unos 20.000 millones de pesetas de las de entonces.

Las cooperativas suponen aproximadamente el 80% de la producción de aceite de oliva y las ventas de graneles han sido y se mantienen como su principal especialidad. Sin embargo, la comercialización de los aceites envasados ha sido y sigue siendo en gran medida como su principal asignatura pendiente, aunque en los últimos años algunos grupos han hecho importantes avances. En el mercado español destaca el ejemplo del Grupo Hojiblanca-Cordoliva, que ha basado su campaña en el aceite de oliva virgen extra hasta convertirse en la primera marca del sector.

En el caso del comercio exterior, aunque las exportaciones han llegado en la última campaña a las 630.000 toneladas, una cifra igual a la demanda interior, una gran parte se sigue vendiendo a Italia como graneles para su reexportación o como envasado y consumo interno bajo otras marcas. Por el contrario, las ventas de envasado, especialmente a Estados Unidos, han seguido teniendo un crecimiento discreto hasta para el Grupo Koipe, que como estrategia para crecer más rápidamente en ese mercado tuvo que comprar la empresa italiana Minerva.

Frente a estas dificultades, los responsables de Fedeoliva comenzaron a inicios de esta década una fuerte ofensiva para la venta de aceite de oliva envasado. Los países elegidos para el desarrollo de esa nueva estrategia fueron, en casi todos los casos, en el continente americano, desde Chile a Uruguay pasando por Perú y Brasil, hasta Estados Unidos, que fue su gran apuesta en competencia con todos los grandes grupos, especialmente italianos y españoles. Fedeoliva inició su ofensiva en las poblaciones de la costa Este hasta lograr el liderazgo en ventas en Nueva York, sin renunciar a la costa Oeste del país. Según datos oficiosos, las ventas de la cooperativa jienense llegaron a superar por campaña las 10.000 toneladas, desplazando en muchos casos a las firmas líderes italianas, sobre todo con la marca Tosca.

La estrategia seguida por el grupo español fue simple: vender a precios bajos. Según las empresas del sector que operaban en competencia en el mismo mercado, el grupo vendía a precios por debajo de los costes en España, en medio de la sorpresa del resto de los grupos. Lo que se podría haber entendido como una ofensiva puntual para entrar en un mercado se convirtió, sin embargo, en una política continuada que supuso expulsar a otros grupos pero que, a la postre, ha terminado poniendo fuera de juego a la propia cooperativa.

Los resultados no se han hecho esperar. Según los datos que se están manejando, las pérdidas acumuladas que se han ocultado en los años precedentes se elevarían a entre 36 y 42 millones de euros. Las entidades financieras más afectadas serían Caja Rural de Jaén, Unicaja, Cajasur y Banesto.

Críticas generalizadas

Fedeoliva es una cooperativa de segundo grado donde se hallan integradas 86 cooperativas, de las que 54 se encuentran en la sección de envasado. El grupo comercializa la producción total de 15 cooperativas que serán las más afectadas por la aparición de este agujero. Su presidente y director general era Manuel Villar, un hombre de peso en el mundo cooperativo del aceite andaluz. Medios agrarios temen que estos números rojos se traduzcan en un problema para los olivareros a la hora de las liquidaciones de campaña.

En medios del sector, el descubrimiento de este agujero en el seno de la cooperativa no ha causado ninguna sorpresa y es motivo de críticas generalizadas: discretas desde el mundo cooperativo, pero muy duras desde el punto de vista de los industriales privados.

Para el responsable de la cooperativa Hojiblanca, Antonio Luque, vender aceite envasado, tanto en España como en el exterior, es un proceso que se debe hacer con mucha prudencia, cautelas y sin prisa. Antonio Luque entiende que lo sucedido con Fedeoliva es malo para el grupo, pero también para el conjunto del mundo cooperativo en cuanto puede servir para poner en duda la capacidad de este tipo de entidades para operar en los mercados, cuando en realidad hay experiencias con resultados tan positivos como los de las empresas privadas.

Desde la Asociación de Exportadores de Aceite de Oliva, cuyo presidente, José Pont, del Grupo Borges, la situación de la cooperativa Fedeoliva era algo esperado que, en su opinión, pone fin a una política comercial lamentable para ganar nuevos mercados basándose en tirar los precios y, de paso, el prestigio del aceite español. En su opinión, la actuación del grupo jienense era un escándalo en los mercados. Para José Pont, este tipo de estrategias comerciales ha hecho mucho daño al resto de las industrias, pero también a la propia imagen del aceite, al vender éste a precios por debajo de su calidad.

La crisis de Fedeoliva puede perjudicar a la industria del aceite.
La crisis de Fedeoliva puede perjudicar a la industria del aceite.

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