Sólido y equilibrado

Aunque el Passat se sitúa a medio camino entre las berlinas de las marcas populares y las de prestigio, esta entrega incluye de serie detalles sofisticados que hacen más fácil el uso diario, como la llave electrónica (arranca con una simple presión), el freno de mano electromecánico (se conecta con un botón) y otros dispositivos. Además tiene una posición de conducción cómoda, que en la versión 2.0 FSi se completa con los reglajes eléctricos del asiento del conductor.

Inyección directa de gasolina

El nuevo VW se comercializa por el momento con dos motores de gasolina, un 1.6 de 115 CV y el 2.0 de 150 CV de esta prueba. Los dos incluyen la nueva inyección directa de gasolina FSi, que mejora el rendimiento y el consumo, pero incluso el más potente resulta algo justo para el peso y tamaño del coche. Tiene un tacto muy suave y una respuesta homogénea: responde con elasticidad desde bajo régimen y se estira con soltura hasta las 6.000 vueltas. Lleva un cambio manual de seis marchas muy bien escalonado para sacarle partido. Sin embargo, las aceleraciones no son brillantes, sobre todo en las marchas largas, acusa el peso en las subidas cuando va cargado y le falta nervio al adelantar. Aunque las prestaciones son suficientes para afrontar los viajes sin agobios y puede mantener buenos ritmos de crucero, rinde como una buena versión básica, pero no como se espera del tope de gama en gasolina, aunque pronto llegarán propuestas más potentes.

En contrapartida, los consumos son bastante ajustados: se mantiene por debajo de nueve litros en conducción tranquila y sube a 11 en ciudad, estirando las marchas, viajando y a plena carga.

Cómodo y estable

Aunque la unidad de pruebas montaba la suspensión deportiva, de serie en España en los acabados Sportline y Highline, esta solución es apropiada para nuestras carreteras porque, al contrario de lo que sucede en otros modelos, no resulta seca en los baches y al reducir los recorridos de la amortiguación mejora el aplomo y reduce los balanceos en las curvas.

El Passat resulta tan confortable como eficaz en carretera. No es el mejor en estos aspectos, pero logra un compromiso muy correcto para viajar con comodidad. A pesar de su tamaño se conduce fácilmente, es ágil y manejable en trazados sinuosos, y da mucha seguridad en carreteras amplias y autopista. Además, aparte de ofrecer todas las comodidades de las berlinas grandes, el equipo de seguridad incluye unos buenos frenos con ABS y un ESP a la última que ayudan a resolver los errores del conductor. Tiene también unos mandos de tacto muy suave y refinado, da sensación de solidez, incluso en pisos deteriorados, y se conduce sin esfuerzo. Lo único que empaña su calidad de conjunto es la insonorización, porque aunque la mecánica está bien aislada, deja pasar algunos ruidos aerodinámicos y de rodadura.