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Los consejeros del CSN dimiten de las comisiones por la gestión de la presidenta

Critican a Estevan Bolea por enviar al Congreso un informe maquillado sobre Vandellòs

Los cuatro consejeros del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) han dimitido de todas las comisiones del organismo regulador. Los consejeros, propuestos por PP, PSOE y CiU, atribuyen su dimisión a la gestión de la presidenta, María Teresa Estevan Bolea, en el incidente de la central de Vandellòs, el más grave registrado en España desde 1992. Estevan Bolea envió al Congreso, al Senado y al Gobierno un informe maquillado que omitía todas las críticas a la central, que sí figuraban en el original. Los consejeros la obligaron a publicar el original y una semana después dimitieron. Un portavoz oficial del CSN confirmó ayer que la salida en bloque de todas las comisiones no tiene precedentes. Los consejeros sólo mantienen su actividad en el pleno.

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El malestar entre los consejeros del CSN y la presidenta viene de lejos, casi desde que en 2001 Estevan Bolea llegó a la presidencia a propuesta del PP. Sin embargo, la corrosión generalizada de una tubería de la central de Vandellòs II ha elevado la crispación a niveles sin precedentes.

El CSN terminó en marzo un informe muy crítico contra la central, propiedad de Endesa e Iberdrola. El informe acusa a la planta de primar "la producción sobre la seguridad", de "vigilancia incorrecta", "arranque de la central sin las adecuadas evaluaciones de seguridad", "problemas organizativos y deficiencias en la gestión", y "ocultación y retardo" en la información al CSN. Los consejeros aprobaron el informe el 17 de marzo, pero el 21 de marzo la presidenta envió al Congreso, al Senado y al Ministerio de Industria (del que depende) un informe que no recogía ninguna de las críticas y minimizaba la gravedad del suceso.

Así lo entendieron los consejeros, que el 30 de marzo protestaron por escrito y obligaron a la presidenta a publicar el original. La consejera Paloma Sendín, propuesta por el PP, fue la más dura. Calificó el informe enviado de "inexacto e incompleto". También criticaron el texto y el envío al margen del pleno del consejo José Ángel Azuara y Carmen Martínez Ten, propuestos por el PSOE, y Julio Barceló (CiU), aunque de forma más moderada.

El pleno es el principal órgano del CSN, pero además existen unas diez comisiones (de emergencias, seguridad nuclear y protección radiológica, plan estratégico del CSN, normativa, presupuestos o relaciones con las eléctricas, entre otras). Estas comisiones preparan muchos de los documentos y propuestas que luego analiza el pleno. En cada comisión suele haber uno o dos consejeros. El resto de miembros son técnicos del consejo.

El pleno se reúne todos los miércoles. Tras la discusión del 30 de marzo, la crisis arreció el 6 de abril. Un portavoz oficial del CSN asegura que en la reunión la presidenta intentó ampliar el número de consejeros presentes en la comisión de emergencias, en la que ya había tres miembros. Hasta ese momento, la coordinadora por acuerdo del pleno era Paloma Sendín.

Otras fuentes del CSN afirman que Estevan Bolea intentó destituir a Sendín de la comisión de emergencias para ocupar su puesto. La comisión es especialmente importante porque dirige la reforma de la sala de emergencias del CSN. Según estas fuentes, Estevan Bolea afirmó que no estaba "dispuesta a dejar que otro consejero presidiera la comisión".

En cualquier caso, y tras una discusión, Sendín dimitió de esa y de todas las demás comisiones. El resto de consejeros la imitaron, acusando a la presidenta de usurpar las funciones del pleno y de enviar un informe maquillado.

Con las dimisiones, el CSN entró superior a la de septiembre de 2002. Entonces, Estevan Bolea se opuso al cierre de la central de Zorita, que habían acordado el resto de consejeros. En una comparecencia en el Congreso les acusó de opinar sobre cosas que no les correspondían. Estevan dijo que no podía apoyar el informe del resto de consejeros en el que se ponía fecha de caducidad a Zorita porque pretendía "justificar el acuerdo político previo sobre el cierre de la central".

Tras meses de tranquilidad, el ambiente se enrareció de nuevo entre los consejeros en 2004. El pleno acordó en junio sustituir al jefe de seguridad nuclear. La sustituta fue Isabel Mellado, directora del informe sobre Vandellòs, el más duro que ha emitido el consejo sobre una central nuclear. Mellado, según fuentes próximas, ha insistido en la gravedad de lo ocurrido en Vandellòs: no porque haya existido riesgo, sino por la dejadez de la planta. Sin embargo, Estevan Bolea considera el informe desproporcionado y con "juicios de valor" de los inspectores, siempre según fuentes del CSN.

Años de corrosión

El problema de la corrosión de la tubería de Vandellòs II no es que sea peligroso, sino que se trata de un proceso que dura años y que se podía haber detectado a simple vista. Pero nadie lo hizo.

El sistema capta agua de mar para enfriar el motor diesel y otros sistemas de refrigeración que enfrían el núcleo. El agua de mar nunca entra en contacto con ningún elemento radiactivo, así que las fugas tienen importancia porque reducen la capacidad de enfriar el núcleo de la central, no porque supongan un peligro en sí.

En 1993, una empresa contratada por la central ya detectó la corrosión en el exterior de unas bocas en forma de T que la central había colocado para poder inspeccionar el interior de la tubería. La corrosión era exterior, producida por agua de lluvia y por el ambiente salino (Vandellòs II está junto al mar). Bastaba levantar la arqueta que cubría la entrada para verlo.

Un portavoz de la central reconoció ayer que la central "subestimó el problema de corrosión y por eso no avisó al Consejo de Seguridad Nuclear".

El CSN sostiene en su informe que no conoció la corrosión hasta que, en agosto de 2004, la tubería se rompió por un punto. El CSN tiene un inspector residente en la planta.

Pérdida de confianza

La Asociación de Municipios en Centrales Nucleares (Amac) mostró ayer su "preocupación absoluta" ante el enfrentamiento que se ha abierto en el seno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), informa Oriol Aymí. Fuentes de Amac afirmaron que han perdido la confianza, tanto en el Consejo como en la dirección de la central nuclear.

Fuentes de esta asociación recordaron que, hace cuatro años, solicitaron un informe al CSN que detallara lo que, en lo que respecta a la seguridad de las centrales nucleares, pudiera suponer la liberalización del sector eléctrico en 1997. Ese estudio, aseguran, nunca les fue entregado por el CSN.

La asociación considera en consecuencia que el CSN "no funciona", aunque ayer evitó pedir dimisiones. "Hoy no existe una confianza de los territorios en sus propias centrales nucleares, salvo excepciones como Garoña o Cofrentes", añadieron.

Por su parte los ecologistas, que siempre han acusado de pronuclear a Estevan Bolea y su entorno, denunciaron ayer la crisis en el consejo. Carlos Bravo, de Greenpeace, que lleva meses denunciando el mal estado de las tuberías de Vandellòs II, pidió la dimisión de Estevan Bolea y una reforma legal del CSN con el objetivo de mejorar la transparencia.

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