Una oportunidad
Hace unos días leíamos la noticia del nombramiento como comisario de Antonio Gil Rubiales, policía condenado por su implicación en la muerte por tortura del presunto etarra Joseba Arregi en 1981. Gil Rubiales fue uno de los setenta policías que participaron en los interrogatorios de Arregi y fue uno de los dos únicos policías condenados por este asesinato. Su condena fue de tres meses de arresto y dos años de suspensión de empleo y sueldo.
En muchas ocasiones, hemos escuchado que matar prácticamente sale gratis en España y la verdad es que mirando este caso no se puede deducir otra cosa. Es verdad que, como decía el responsable de policía que lo nombró, "tiene derecho a una oportunidad". En Gesto por la Paz hemos defendido y defendemos el derecho a la reinserción de las personas que han delinquido, pero algunos casos cuestan tragar, y este es uno de ellos. Cuesta tragar que de un asesinato por tortura sólo se culpara a dos persona y que la pena impuesta por participar en la brutalidad que se le hizo a Arregi fuera la mencionada -hoy se castiga más por quemar un cajero-; cuesta tragar que ante semejante delito, al margen de que se hubiera reinsertado, no se le hubiera alejado del trabajo en el que lo cometió -es el pederasta que vuelve a regentar una guardería-; cuesta tragar el dolor que la familia de Joseba Arregi tiene que sentir al conocer que esta es toda la justicia que pueden esperar; y, sobre todo, cuesta tragar que no se escuche una sola voz por parte de las autoridades competentes, por parte del Gobierno, que exprese que se le retuercen las entrañas porque aquello que fue una vergüenza para todos, en un momento histórico muy delicado, vuelve a avergonzarnos hoy.- Isabel Urkijo y Fabián Laespada. Gesto por la Paz. Bilbao
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