El paquebote del aire levanta el vuelo
Decenas de miles de personas acuden a contemplar el despegue del Airbus A380
El mayor avión de pasajeros de la historia, el paquebote del aire, como fue bautizado el Airbus A380 en su presentación el pasado mes de enero, realizó ayer su primer vuelo. Con gran elegancia y el mínimo ruido, las 421 toneladas del prototipo número uno despegaron de la pista del aeropuerto de Toulouse-Blagnac, en Francia, la misma que utilizó el supersónico Concorde en 1969.
Cuatro horas más tarde, el enorme aeroplano reaparecía por el horizonte, pasaba a baja altura por encima de la pista, mostrándose como una modelo en una pasarela, y aterrizaba con suavidad. La mejor Europa se reivindicó ayer y los franceses tienen ahora algo más que valorar ante el referéndum sobre el Tratado Constitucional europeo. El presidente Jacques Chirac no perdió la oportunidad de recordárselo.
La única incidencia fue una falsa alarma sobre el mal cierre del tren de aterrizaje
Decenas de miles de personas se habían congregado para ser testigos de esta hazaña de la industria aeroespacial europea. Ya el martes, empezaron a llegar los aficionados a la aviación formando un pequeño pueblo con sus caravanas en una colina con las mejores vistas sobre la pista de ensayos. Jerôme, un jubilado de Airbus, aseguraba haber contemplado todos los despegues; desde el del primer prototipo del Caravelle, pasando por el Concorde, hasta todos los modelos Airbus. Más de 600 periodistas se habían acreditado para el acontecimiento y siguieron la maniobra desde una tribuna montada en una pista de servicio.
El último y más grande modelo del consorcio Airbus, formado por empresas de Francia, Gran Bretaña, Alemania y España, empezó a ser imaginado hace 15 años, aunque su nacimiento oficial, como proyecto AXXX, fue hace una década. Tiene dos pisos, una envergadura de casi 80 metros, una longitud de 73 metros, y puede transportar entre 480 y 800 pasajeros dependiendo de su configuración. Ayer pesaba 421 toneladas (con la carga al completo se acercará a las 600), pero llevaba tan sólo seis personas a bordo: los pilotos Claude Lelaie y Jacques Rosay; los ingenieros de vuelo Fernando Alonso y Manfred Birnfeld y el ingeniero-mecánico Jacky Joye, que subieron al aparato a las nueve de la mañana.
Hacía un día radiante. A las 10.20 despegó un pequeño caza Corvette, voló en círculo y se situó sobre el A380, que en aquel momento iniciaba su carrera; aceleró hasta los 260 kilómetros por hora y empezó a levantar el morro del suelo. Las 22 ruedas del tren de aterrizaje perdieron contacto con la pista a las 10.29, con un minuto de adelanto. Se elevó casi sin hacer ruido y con una gran elegancia. Durante un rato pareció quedar suspendido en el aire, brillando, con el tren de aterrizaje a la vista, como si no quisiera desaparecer. Luego fue difuminándose poco a poco.
"El despegue ha sido absolutamente perfecto, la progresión y el control del avión han sido exactamente como en el simulador", decía desde el aire el piloto Jacques Rosay mientras volaba a 3.000 metros de altura y a un centenar de kilómetros al sur de Toulouse. "Ha sido un vuelo muy tranquilo, relativamente sencillo, no ha habido ninguna sorpresa y hemos hecho lo que teníamos que hacer", explicaba después el ingeniero español Fernando Alonso. "Este avión es muy fácil de conducir, es muy dócil, se lleva como una avioneta, yo me lo he pasado en grande", añadió.
La única incidencia, desveló Alonso, fue una falsa alarma en el sistema de aviso de que una de las puertas del tren de aterrizaje no se había cerrado bien, aunque no parece haber sido el caso, ya que visualmente el caza que les acompañaba certificó que sí estaba cerrada. Sin embargo, evitaron forzar la velocidad.
Ahora hay encargadas 154 unidades del A380, de las que 144 son firmes, por un valor de 42.000 millones de dólares (unos 30.000 millones de euros). Su puesta en servicio debe producirse en la segunda mitad de 2006 y el primer aeroplano será entregado a Singapore Airlines. El presidente de Airbus, Noel Forgeard, que el año que viene se hará cargo de EADS, el consorcio europeo de Defensa, estaba radiante y aseguró que espera cerrar medio centenar de nuevos encargos de dos o tres compañías.
El presidente Chirac no tardó en calificar el acontecimiento de "un magnífico resultado para la cooperación europea". En Toulouse, Airbus cuenta con 15.000 trabajadores.
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