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Martínez de Lezea retrata con humor a las amas de casa en 'Los grafitis de mamá'

Un día, hace más de 40 años, la madre de la novelista Toti Martínez de Lezea (Vitoria, 1949), cansada de la indiferencia familiar hacia su persona y su labor de ama de casa, cogió un lápiz de labios y escribió en los azulejos de la cocina: "Ya está bien; estoy harta. Quiero hablar". Hace unos meses, la escritora alavesa, afincada en Larrabetzu, se acordó de aquella acción reivindicativa cuando tuvo que titular su último libro, un monólogo de una ama de casa durante todo el día de su cumpleaños.

Los grafitis de mamá (Editorial Maeva) supone un capítulo aparte en la trayectoria de Martínez de Lezea. "Tampoco es tan radical la ruptura con mis obras anteriores", apunta, con todo, la autora. "Aunque escribo novela histórica, lo cierto es que siempre trato peronas olvidadas por la historia (agotes, judíos o brujas), y qué personaje más apartado que el ama de casa, el trabajo menos agradecido y más monótono del mundo", comentó ayer durante la presentación del libro en Vitoria.

"Aunque reivindica el trabajo ignorado de las mujeres que trabajan en su propio hogar, el libro está escrito con humor. Es un divertimento", apuntó la autora, mientras recordaba que no es autobiográfico. "Eso sí, todas las anécdotas son reales", recalcó. El libro comienza con el baño matinal de una mujer de unos cincuenta años el día de su aniversario, justo cuando el resto de la familia ya se ha marchado de la casa.

La familia, propia y política (con especial atención a la suegra), el sexo, los timos de la publicidad, las vecinas o los rigores de la economía familiar, todo aparece en este trabajo que reivindica a las mujeres de 50 años.

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