Zorrozaurre y banalidad
El sábado 16 de abril, el profesor Luis Fernández-Galiano lanzaba desde las páginas de Babelia un extraño manifiesto político-urbanístico. Ferozmente insultante hacia quienes se sitúan ideológicamente no sólo en el campo nacionalista, sino hasta para quienes son defensores de una España federal, pasando por el autonomista más templado de cuantos viven, trabajan y hacen política en el País Vasco. Mezclar las formas arquitectónicas y urbanas de Zaha Hadid en Bilbao con el "chantaje permanente del terror que, para colmo se maquilla con la hipocresía meliflua del poder nacionalista" es, además de una una estupidez, una torpeza. Y no sólo llega a banalizar la arquitectura y la construcción de la ciudad, sino, lo que es aún mucho peor, banaliza el mal.
No está en mi ánimo valorar la pertinencia o impertinencia de la propuesta urbana de la arquitecta-estrella, ni menos el defender o atacar los excesos mediáticos y desmesuras a los que está sometida la disciplina arquitectónica. Lo que parece totalmente fuera de lugar y lógica es tratar de influir en unas elecciones a través de un mensaje elemental e infantil basado en unas correspondencias metafóricas de gran frivolidad entre forma urbana, ideología y política.
Para bien o para mal, las decisiones de aceptar el plan Hadid para Zorrozaurre las está tomando un Ayuntamiento democrático. Casualmente, corresponde a Julia Madrazo, de Ezker Batua, la labor de capitanear el complejo proceso de llevar a buen fin las ideas urbanísticas bilbaínas. Y si no me confundo, la decisión de construir e institucionalizar el Guggenheim fue adoptada, con mayor o menor afección, por todos los partidos.
¿Por qué lo que hace unos pocos años eran insultos generalizados a los vascos, a través de menospreciar a sus responsables políticos de la arquitectura y el urbanismo por el clasicismo reaccionario de sus propuestas, ahora se ha tornado en que continúan idénticos insultos por la modernidad y la "espontaneidad inesperada del gesto" parangonable "a la sharia de las leyes viejas y empujando hacia la limpieza étnica". Profesor Fernández-Galiano, muy mal
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