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'Il Cavaliere' nombra a un polémico titular de Sanidad

Enric González

Francesco Storace anunció que desde ayer mismo dejaba de fumar. Se hacía cargo del Ministerio de Sanidad y no le pareció apropiado tomar posesión del despacho con el pitillo en la boca. Su antecesor, el doctor Girolamo Sirchia, fue autor de la ley antitabaco más restrictiva de Europa, lanzó campañas contra las grasas y los alimentos hipercalóricos y proyectaba medidas contra el consumo de alcohol. Storace, cuyos gustos y aficiones no se parecieron nunca a los del doctor Sirchia, aseguró que procuraría controlarse para predicar con el ejemplo.

Storace fue, con Giulio Tremonti, la incorporación más relevante en el nuevo Gobierno de Silvio Berlusconi. Su pasado, marcado por un fascismo purísimo, no le impidió ganar en 2000 la presidencia de la región Lacio (Roma) ni granjearse cierto prestigio como administrador. Aunque perdió el cargo tras la hecatombe del centro-derecha en las elecciones regionales del 4 de abril, Berlusconi pensó que le convenía contar con el principal líder romano de Alianza Nacional.

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El nombramiento de Storace como ministro obligó a Il Cavaliere a tragarse un sapo de tamaño considerable. Fue Storace quien, esta misma semana, declaró que deseaba obtener el Ministerio de Sanidad "para reformar la asistencia psiquiátrica e intentar curar al pobre Berlusconi". La presencia de Storace, tifoso fanático del equipo de fútbol del Roma y poco paciente ante los arrebatos nacional-padanos de la Liga Norte, garantizaba a Berlusconi futuros malos tragos, ya que los choques del ex gobernador con los ministros liguistas han formado parte del paisaje político.

Incluso en su propio partido, Alianza Nacional, Storace representaba un problema. Milita en Derecha Social, una de las corrientes de AN, enfrentada a la corriente Derecha Protagonista. Maurizio Gasparri, ex ministro de Comunicaciones, redactor de la ley de televisiones que consagró el monopolio berlusconiano, renunció a seguir en cuanto supo que Storace entraba en el Gobierno.

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