Iberdrola, año cero
La segunda eléctrica del país anuncia el relevo en la presidencia con un año de antelación
En el sector de la energía vienen curvas: cambios normativos, Protocolo de Kioto, Mercado Ibérico de la Electricidad en junio y relevo en la Comisión Nacional de la Energía (Pedro Meroño ha cumplido su mandato). Y todo ello mientras explotan las costuras del traje energético, con una demanda disparada y con los consumidores exigiendo mejoras en el servicio.
En este contexto, Iberdrola, segunda eléctrica del país, ha decidido pasar página. Ha anunciado, con un año de antelación, que en 2006 cambiará de presidente. Ignacio Sánchez Galán, actual vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de la compañía, a la que se incorporó en 2001, sustituirá al veterano Íñigo Oriol, que cumple 70 años en este ejercicio y que culmina una carrera de casi medio siglo.
Durante un año, convivirán en Iberdrola un presidente in pectore, Sánchez Galán, y un presidente ejecutivo, Oriol, que corona una carrera empresarial marcada por dos fusiones: la de Hidroeléctrica Española con Iberduero (años 90), que tuvo éxito, y la frustrada Iberdrola-Endesa en 2001. En esta operación se encuentran las raíces del proceso de sucesión anunciado por Iberdrola la semana pasada.
El fracaso de aquella fusión por las exigencias que entonces impuso el Gobierno que dirigía José María Aznar forzó un primer cambio en Iberdrola: la mano derecha de Íñigo Oriol, Javier Herrero, consejero delegado, perdió pie. Los principales accionistas de la compañía, BBVA y BBK, apoyaron el nombramiento de un gestor dinámico, Ignacio Sánchez Galán, un ingeniero industrial en la cincuentena, que se había fajado bien en el sector de las telecomunicaciones con Airtel.
Íñigo Oriol, un hombre con dilatada experiencia empresarial y cierta cultura política asumió las consecuencias del fiasco con Endesa: cedió parte de sus poderes ejecutivos y se dedicó a los asuntos institucionales. El día a día quedó para el nuevo delfín.
Una buena convivencia
La convivencia Oriol-Sánchez Galán, en general, ha funcionado. Sánchez Galán, salmantino, ha imprimido un ritmo endiablado a Iberdrola. Impulsor del Plan Estratégico 2002-2006 de la empresa, ha metido gran presión a sus competidores y especialmente a Endesa, el portaaviones del sector, con promesas de beneficios anuales de dos dígitos, apuesta decidida por las centrales de ciclo combinado (que funcionan con gas), mejora del mix de producción de la compañía, que durante años tuvo su gran palanca en las centrales hidráulicas y un cambio de imagen de la empresa, que trata identificarse con lo verde y lo ecológico.
Si Galán cumple los planes adelantados, tendrá que cerrar 2006 con un beneficio neto superior a los 1.600 millones de euros, el doble que en 2000. Para elevar la rentabilidad de Iberdrola, Galán lanzó un plan para invertir 12.000 millones de euros entre 2002 y 2006, sobre todo en la construcción de nuevas centrales eléctricas, tanto ciclos combinados como parques eólicos.
Sánchez Galán no ha evitado ninguna pelea con sus competidores en los últimos tiempos. Eligiendo, eso sí, el terreno más favorable. Con el cambio de Gobierno, demostró haberse leído al dedillo el programa socialista: en los últimos meses ha aparecido como abanderado de la competencia y la liberalización, máximo defensor de Kioto, empresario energético contrario al cobro de los impopulares Costes de Transición a la Competencia (CTC) por las empresas y, en general, como el hombre que ha agitado las aguas de un estanque tradicionalmente tranquilo en el que las decisiones las adoptaban, previo pacto, cinco señores con mucha experiencia.
Las peleas con Endesa han sido épicas. Sánchez Galán no ha dudado en poner en tela de juicio el funcionamiento del mercado en su conjunto, señalando con el dedo a su principal competidor. Y todo ello mientras ganaba el derecho a autoproclamarse "líder en energías renovables".
El anuncio del relevo ha sido bien acogido en los mercados y alabado por los analistas. De Morgan Stanley a UBS Warburg, pasando por el SCH, Venture u Oppenheim, todos son halagos. En la parte del Gobierno más afectada por los cambios en el sector, el anuncio del ascenso de Sánchez Galán no ha sido mal recibido. Sus tesis oficiales coinciden, sino en la letra, sí en la melodía, con lo que piensa el Ejecutivo.
Íñigo Oriol, que fusionó Hidrola e Iberduero, abandonará Iberdrola combinando dos estilos de sucesión. En Hidroeléctrica Española, que presidió su padre durante más de 40 años, la sucesión fue familiar: Íñigo Oriol por José María Oriol. En Iberduero, ascendía el consejero delegado (así sucedió con Manuel Gómez de Pablos).
En Iberdrola, con el apoyo de BBK y BBVA, sus principales accionistas con el 7,5% y el 6,o1% respectivamente, escala a la cúspide el heredero elegido hace cuatro años, Ignacio Sánchez Galán, aunque el apellido Oriol seguirá presente en el consejo. El sillón de Oriol lo ocupará en el año 2006 su hijo, Íñigo Víctor Oriol. En el órgano de dirección se mantienen, además, otros dos miembros de la familia Oriol: Antonio María Oriol y Lucas Oriol. Tras el relevo, y al estilo imperante en EE UU, Alemania y Francia, Iberdrola reunirá en la misma persona el cargo de presidente y de consejero delegado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.