Inimitable, insustituible
Ha sido el invento más fantástico de la Cambra del Llibre de Catalunya. Nació el 7 de mayo de 1926, pero en 1931 se trasladó al 23 de abril porque coincidía con el aniversario de la muerte de Cervantes y con Sant Jordi, patrón de Cataluña. Es el triunfo de la sociedad civil y la fiesta popular más espontánea, aunque los libreros, los autores y los editores se dejan la piel.
Barcelona ha envidiado desde siempre la Feria del Libro de Madrid, y la capital de España intenta reproducir desde hace años la gloria del libro y la rosa. Sant Jordi es una explosión inimitable e insustituible, tiene una magia que sorprende cada 23 de abril a propios y extraños. Todos quieren estar en Barcelona y, afortunamente, esto no lo para ni Dios. A algunos, muy pocos, autores catalanes les molesta la festiva invasión y la proliferación de autores mediáticos. No tienen nada que hacer. Sólo quedarse en casa. Sant Jordi en Barcelona es una cita obligatoria, como la de Madrid. Y nos gusta.
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