Japón pide perdón a sus vecinos por el daño causado en el pasado
Pekín protesta por la visita de políticos nipones a un mausoleo donde hay criminales de guerra
El primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, expresó ayer su "profundo remordimiento" y sus "disculpas sinceras" por la brutalidad del pasado militar de Japón. Koizumi realizó estas declaraciones en su intervención ante unos 50 jefes de Estado de Asia y África, reunidos en Yakarta. Ésta ha sido, según el Gobierno, la primera vez que un primer ministro pide perdón ante una audiencia internacional por las atrocidades de Japón contra sus vecinos asiáticos durante su etapa colonialista en la primera mitad del siglo XX.
Koizumi no mencionó directamente a China, ni tampoco a Corea, Indonesia y Filipinas, víctimas de las agresiones de las tropas japonesas antes y durante la II Guerra Mundial. "En el pasado, Japón, con su colonialismo y su agresión, causó un daño y un sufrimiento tremendo a la gente de muchos países, en particular a la de las naciones asiáticas. Japón se enfrenta sinceramente a esos hechos de la historia con humildad", aseveró Koizumi, que subrayo que su país "ha mantenido firmemente, con un profundo remordimiento y una disculpa sincera, el principio de la solución de conflictos por vías pacíficas".
Aunque las palabras de Koizumi recordaron el texto emitido en el 50 aniversario del final de la II Guerra Mundial por el entonces primer ministro nipón Tomiichi Murayama ésta ha sido la primera vez, en más de una década, en que un político de ese rango ha incluido el término "remordimiento" ante un público internacional, desde que en 1991 lo hiciera Toshiki Kaifu en un discurso en Singapur, según la agencia japonesa Kyodo.
La petición de perdón se vio empañada por la visita del ministro del Interior y Comunicaciones, Taro Aso, de quien se dice que podría suceder a Koizumi al frente del Gobierno nipón, así como de 80 parlamentarios al santuario de Yasukuni, en Tokio, dedicado a la memoria de los 2,5 millones de japoneses caídos en combate, pero también con las cenizas de criminales de guerra ejecutados. La visita provocó el enfado de Pekín. "La posición de China sobre el santuario de Yasukuni es clara. Las actuales relaciones entre China y Japón atraviesan un periodo sombrío y expresamos nuestra insatisfacción por el comportamiento de algunos políticos japoneses obviando la situación general", afirmó el ministro chino de Exteriores.
Pese a ello, las autoridades japonesas han logrado fijar una entrevista entre Koizumi y el presidente chino, Hu Jintao, al margen de la cumbre con el fin de superar la peor crisis de las relaciones bilaterales desde el restablecimiento de sus lazos diplomáticos en 1972. Koizumi adelantó a la prensa que la reunión se celebraría el sábado, y que en ella, si bien "es natural que le traslade nuestra protesta, ello no debe ser su principal propósito". Tanto Koizumi como Hu, presentes en la misma sala, evitaron el viernes el contacto directo, incluido el visual y ninguno de los dos aludió a las fricciones actuales entre sus países. Koizumi y los líderes chinos no se han reunido desde octubre de 2001 en protesta por las peregrinaciones del político nipón al santuario, por lo que los encuentros entre ambos mandatarios han tenido lugar aprovechando el marco de conferencias internacionales. "Nada nace desde el antagonismo, por lo que me gustaría celebrar la reunión desde el punto de vista de que la amistad es lo más importante para los dos países", dijo ayer Koizumi.
Annan, preocupado
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, presente en la cumbre de Yakarta, mostró su preocupación por el deterioro de las relaciones entre los dos países asiáticos: "Las tensiones aumentan entre China y Japón. Estoy preocupado porque las relaciones chino-japonesas no conciernen sólo a los dos países, sino a toda la región", subrayó Annan, citado por una fuente oficial japonesa.
Los analistas consideran que la petición de perdón del primer ministro japonés revela la intención de Koizumi de frenar la espiral de tensiones con China y Corea del Sur, azuzada por la reciente publicación de manuales escolares de historia en Japón que, afirman, maquillan las atrocidades cometidas. Las violentas marchas antijaponesas de las últimas semanas en varias ciudades chinas se deben a esos libros. Las tensiones se han alimentado además por el esfuerzo nipón para lograr un puesto permanente en un Consejo de Seguridad de la ONU ampliado -cuestión que irrita a China-, y por las exploraciones de gas de Pekín y Tokio en una zona de litigio.
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