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200 especialistas en cuidados paliativos defienden la sedación para aliviar el dolor del enfermo

Los médicos aplican el tratamiento con el consentimiento de pacientes o familiares

El fallecimiento casi público de un papa agonizante, la sentencia que autorizó la desconexión de Terry Schiavo y el conflicto abierto en el hospital madrileño Severo Ochoa de Leganés por la sedación de enfermos ha abierto un debate público sobre la ética en los cuidados paliativos. Unos 200 profesionales sanitarios se reunieron ayer en Almuñécar (Granada) en las VI Jornadas Andaluzas de Cuidados Paliativos con el fin de aunar criterios a la hora de aliviar el sufrimiento de estos enfermos que reclaman una muerte digna. El SAS cuenta con 14 unidades.

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Con el ánimo de reducir la intranquilidad que ha originado la polémica del hospital de Leganés, los médicos recordaron que la sedación de pacientes terminales es un procedimiento pautado que se adopta con el consentimiento de los pacientes o sus familiares. El protocolo prescribe esa medida cuando el enfermo se encuentra en sus últimos días y presenta algún síntoma que debido a la falta de tiempo, no es posible tratar con los medicamentos habituales. Las benzodiacepinas son los fármacos más utilizados y se suministran cuando el enfermo entra en un estado de agitación, asfixia, dolor o hemorragias masivas, aunque también se recurre a ellas en estados mentales de angustia.

Este es el procedimiento seguido por los equipos de las 14 unidades de cuidados paliativos (UCP) con las que cuenta el SAS. El director de Calidad de la Consejería de Salud, José Luis Rocha, explicó en las jornadas que la Junta espera duplicar la infraestructura extendiéndola a zonas rurales y creando otras 14 unidades de atención domiciliaria para "garantizar una atención similar a la existente en los mejores sistemas de Europa".

"La gente no distingue entre la eutanasia y la sedación", explica Pablo Álvarez, uno de los organizadores de las jornadas que cree que la polémica de Leganés ha creado una gran confusión. "El objetivo de la sedación no es acortar la supervivencia del enfermo sino mitigar el sufrimiento y el dolor. No es como en otros sistemas del norte de Europa, donde en algunos casos se utiliza para la eutanasia". José Luis Royo, jefe de la UCP del hospital Virgen Macarena de Sevilla, explicó que el hospital sevillano trata a unos 500 pacientes terminales al año. "A la hora de decidir sobre la sedación nos comunicamos con la familia. Si el paciente es capaz de tener un buen conocimiento de su enfermedad va a ser él el que te lo pida, pero en el 80% de los casos no tienen un claro concepto de lo que les va a suceder", añade. "A una persona que está en este estado yo no le puedo pedir que me firme un cheque en blanco, lo cual no quiere decir que cuando llega el final no les ayudamos, les ayudamos igual que a los demás sin ningún problema".

En el hospital Clínico de Granada, Plácido Guardia explica que en 10 años de funcionamiento "sólo hemos tenido una queja, pero no sobre el tratamiento sino por el retraso del diagnóstico de un enfermo". Fernando Arroyo, de la UCP del hospital Carlos Haya de Málaga, señala que para decidir sobre una sedación siguen las indicaciones de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos. "El enfermo tiene que estar muy cerca del final. Sólo lo sedamos si se presenta un síntoma refractario

[que no se puede tratar mediante los fármacos habituales por la falta de tiempo]", concluye.

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