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Reportaje:

Los artistas catalanes y el sexo

La exposición 'El sexe i la rauxa' reúne en Sabadell la obra erótica de unos 60 creadores desde 1860 hasta hoy

¿Existe una sexualidad específicamente catalana? Quien visite la exposición El sexe i la rauxa, que ayer inauguró la Caixa de Sabadell, puede que salga sin una respuesta clara, pero al menos podrá descubrir cómo lo han mirado e interpretado unos 60 artistas catalanes desde 1860 hasta la actualidad. El sexo da para mucho: placer, desengaño, amor, hedonismo, infidelidad, enfermedades venéreas, maltrato, sátira, prostitución, maternidad, transexualidad, narcisismo... Todo ello está recogido en la exposición, incluso los cromos que indicaban, cuando las conversaciones entre hombre y mujer estaban mal vistas, cómo interpretar la mirada de una dama. Como explica el comisario de El sexe i la rauxa, Ricard Mas, "son 150 años de cultura catalana, la misma edad que debe de tener el pa amb tomàquet".

Mas ha logrado que algunas obras, guardadas por los familiares del artista con un cierto pudor, salgan a la luz pública por primera vez. Es el caso, por ejemplo, de unos dibujos eróticos -una visión del sexo femenino en un primerísimo plano-, hasta ahora inéditos, de Ramon Martí Alzina. Ricard, el hijo de este pintor catalán del siglo XIX, dejo una indicación, escrita a lápiz, al pie de la obra: "Para un encargo especial". De esta manera, explica Mas, se "justificaba" y dejaba claro que aquello no había sido idea de su progenitor. Otra obra inédita es una visita al burdel de Joaquim Sunyer. En este pastel, una chica muy maquillada ofrece su cuerpo desnudo a unos visitantes que esperan al lado de una estufa. La exposición incluye también ilustraciones llenas de ironía, como La primavera i el pintor de Sant Lluc, de Feliu Elias, el impulsor del semanario crítico Papitu. Elias hace burla de la prohibiciones de dibujar desnudos y presenta a un pintor de escenas místicas asustado por la aparición en la ventana de una mujer desnuda, que es expulsada por un acólito. Fotografías de artistas tan dispares como Joan Vilatobà; Emili Vilà; Humberto Rivas, que fotografía a un transexual, y Joan Colom, que recorrió con su cámara el Barrio Chino de Barcelona en los sesenta, son otras miradas de la exposición.

Hay también visiones muy divertidas, como una Moreneta muy maternal acunando a Copito de Nieve, o la Ascensión de Ocaña al reino de los chulos, de Nazario. Todo ello sin olvidar las obras de Jesús Galdón, Ramiro Fernández Saus, Gino Rubert, Xavier Nogués, Manolo Hugué, Picasso, Dalí, Miró, Tàpies y Ponç Pons, y los cortos experimentales sobre la lactancia de Bigas Luna. Cierra la exposición un ejemplo de violencia sexista, La maté porque era mía, de Ramiro Fernández.

Mas no ha querido olvidar que este año está dedicado al libro y expone también una pequeña selección de libros, revistas y publicaciones. Entre ellas hay desde teatro erótico catalán de finales del siglo XIX hasta obras humorísticas como Un adulterio en juicio oral, de Albert de Sicília Llanas, pasando por el cuento La rateta que escombrava l'escaleta y un manual de ginecología. Tampoco podían faltar los anuncios de contactos. Su evolución, asegura Mas, demuestra que "los catalanes no han cambiado mucho sus gustos". La exposición podrá verse hasta el 12 de junio en el Salón Modernista de la Caixa de Sabadell.

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