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Elecciones en el País Vasco

Zapatero ofrecerá a Ibarretxe un nuevo Estatuto para Euskadi si retira el plan soberanista

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pedirá al lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, que abandone su plan soberanista y le ofrecerá, como alternativa, su compromiso de avalar una reforma del Estatuto de Gernika acordada por al menos dos tercios de los parlamentarios vascos, con lo que sería necesario el apoyo de uno de los dos partidos constitucionalistas, el PSE o el PP. El presidente trasladará este planteamiento al lehendakari en el próximo encuentro que ambos celebrarán en el Palacio de La Moncloa a petición de Ibarretxe, que llamó ayer por la mañana al jefe del Ejecutivo y a los líderes de todas las fuerzas políticas vascas, incluido Arnaldo Otegi, de la ilegalizada Batasuna.

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El lehendakari tiene intención de reunirse con los representantes de todos los partidos vascos, también con Otegi, para tratar sobre el futuro de Euskadi tras las elecciones del domingo, en las que los tres partidos que forman el Gobierno, la coalición PNV-EA y Ezker Batua (EB-IU), se han alejado más de la mayoría absoluta.

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Los nacionalistas encabezados por Ibarretxe perdieron cuatro escaños (se quedan con 29) mientras IU mantuvo sus tres representantes. Con esos números, un Gobierno encabezado por Ibarretxe sin más apoyos que los que tenía hasta ahora estaría a seis escaños de la mayoría absoluta.

El Ejecutivo del PSOE sostiene que la iniciativa en la compleja situación política vasca pasa ahora por Ibarretxe y el PNV-EA, que son los ganadores de las elecciones del pasado domingo. Y augura un proceso complejo para Ibarretxe y el PNV-EA. El lehendakari en funciones tiene una investidura muy complicada ya que la suma de todos sus apoyos naturales -PNV-EA, IU-EB y Aralar- le otorga 33 votos, a cinco de la mayoría absoluta necesaria para salir elegido presidente del Gobierno vasco en la primera votación. Los partidos que rechazan abiertamente su plan soberanista, el PSE y el PP, suman también 33 votos.

Ibarretxe se enfrenta ahora a la encrucijada de buscar apoyos para la investidura entre el PSE y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK). En el primer caso, la condición mínima que le impondrán los socialistas vascos es la retirada de su plan soberanista. A partir de ahí se podría abrir un proceso de transición y, si en el PNV se produjera un cambio de actitud, podría abocar a un acuerdo de gobernabilidad a medio plazo.

El PSE ofrecería como solución alternativa al plan Ibarretxe la participación del PNV-EA en una mesa de partidos para buscar un acuerdo sobre un nuevo Estatuto vasco.

Esta propuesta tiene un inconveniente importante para el PNV-EA pues le abre un problema interno. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, estaría por el acercamiento a los socialistas y podría, incluso, sacrificar el plan soberanista de Ibarretxe, según apuntan algunos nacionalistas. Pero esta decisión le abocaría al enfrentamiento con el sector del partido liderado por Joseba Egibar y a sus socios de Eusko Alkartasuna. Y también dejaría severamente tocado al lehendakari, según las mismas fuentes.

La otra opción de Ibarretxe para su investidura es buscar el acercamiento con el Partido Comunista de las Tierras Vascas (EHAK). En este caso, es el sector moderado del PNV el que rechaza esa opción. Pero, si bien EHAK aún no se ha pronunciado, Arnaldo Otegi, el líder de la ilegalizada Batasuna, que pidió el voto para la candidatura comunista, ya ha anunciado su rechazo al PNV-EA: "Ellos están en Lizarra y nosotros, estamos en Anoeta", en alusión al acto que celebró la ilegalizada Batasuna en San Sebastián, el pasado noviembre, dónde se pronunció a favor de una "resolución del conflicto vasco por la vía política y para superar la división entre nacionalistas y no nacionalistas". Dicha resolución fue reiterada por carta por la propia Batasuna al presidente del Gobierno en enero pasado.

La incógnita de EHAK

Una gran incógnita es, en este momento, la relación entre EHAK y Batasuna, así como los movimientos que haga la izquierda abertzale ante la oferta de paz que el presidente del Gobierno reiteró en la campaña electoral. Zapatero se comprometió a abrir un proceso de paz si ETA abandonaba definitivamente las armas. La banda terrorista lleva casi dos años sin matar.

Pero, en todo caso, el Gobierno da por desactivado el plan Ibarretxe. El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, puso ayer en valor dicha desactivación. "Cuando llegamos al Gobierno, el plan Ibarretxe era uno de los mayores desafíos constitucionales a nuestro país y ahora está en el baúl de la historia", proclamó.

Sevilla recordó que cuando el PSOE llegó al Ejecutivo "podía haber optado por la cerrazón, negar la realidad y las demandas de cambio como había hecho el Gobierno de [José María] Aznar", lo que hubiera provocado "entrar en la espiral de la confrontación y el aumento de la tensión". Sevilla atribuye la desactivación de dicho plan "al talante del Gobierno, a su disposición al diálogo y a la cooperación".

Por el momento, el PSE no concretará su actitud ante la formación de Gobierno en Euskadi o de la Mesa de la Cámara vasca. "Ahora es el momento de la reflexión pero corresponde, en todo caso, al PNV tomar la iniciativa, al ser la primera fuerza, y decir qué quiere hacer". Esta declaración del secretario de organización del PSOE, José Blanco, no difiere del análisis que hizo el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en la reunión de la ejecutiva federal socialista, celebrada ayer.

Zapatero marcó la estrategia a seguir que consistirá en que los socialistas mantengan la presión respecto al partido vencedor sobre la necesidad de que el futuro político del País Vasco, es decir, la reforma del Estatuto por el que se rige, se haga "con todos los partidos que acepten las reglas del juego, es decir, la Constitución". Zapatero reiteró en la ejecutiva que si el Estatuto se reforma por una amplísima mayoría, los socialistas votarán a favor cuando llegue al Congreso. Dentro y fuera de la reunión, quedó claro que el PP tiene que estar en esa negociación.

El líder socialista no hizo ante sus compañeros pronóstico alguno de lo que podría pasar y quizá porque puso el balón en el tejado del PNV a ningún miembro de la ejecutiva se le ocurrió plantear escenarios de posibles gobiernos. Eso sí, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, remachó que el diálogo que proponen los socialistas para que todas las fuerzas políticas vascas aborden una reforma estatutaria consensuada debe incluir a los populares.

Zapatero aseguró que, en efecto, cuando dice "todos, es todos". A primera hora de la mañana además de hablar con Ibarretxe, el jefe del Ejecutivo, telefoneó a la candidata del PP, María San Gil, como una deferencia y señal de respeto hacia su formación política. Pero en la reunión hubo intervenciones en protesta por la actitud del PP, empezando por Blanco, aunque los propios intervinientes hicieron hincapié en que hay que insistir al PP para que se apunte al diálogo.

Los dirigentes del PP acusaron ayer a Zapatero de haberse "cargado el Pacto Antiterrorista" y de haber tirado a la basura el esfuerzo hecho en los últimos años en la lucha antiterrorista al permitir a Batasuna entrara en la Cámara vasca, como consecuencia de su decisión de no impugnar la lista de EHAK.

Blanco lamentó ayer que "a pesar de las tres derrotas, el PP continúe con la estrategia de la crispación". Citó las elecciones generales de hace un año, las europeas y las vascas. "En el País Vasco, el PP ha perdido más de 120.000 votos y quieren camuflar su derrota echando las culpas a los demás", señaló Blanco.

Respecto al PNV, el PSOE quiere que "viva su debate interno", según señaló Zapatero. "Lo importante es que el futuro político sea dialogado y que se elabore entre todos para que se produzca el encaje definitivo de Euskadi en España", destacó Blanco.

Exclusiones políticas

Algunos de los participantes en la reunión preguntaron si todas las fuerzas políticas pueden intervenir en ese diálogo. La respuesta fue: "Si hay alguna exclusión será por posiciones políticas". Después Blanco fue más claro: "Los límites para aceptar el diálogo están en el respeto a las reglas del juego y a la Constitución".

No quiso este dirigente opinar sobre el Partido Comunista de las Tierras Vascas e insistió en que no se actuó judicialmente contra esa fuerza política "porque no había pruebas que lo justificaran y el Estado de Derecho tiene unas reglas que hay que cumplir". Durante la reunión de la ejecutiva socialista se dijo que "la vigilancia continúa" sobre ese partido político, sospechoso de continuar la actividad de la ilegalizada Batasuna.

Zapatero elogió al candidato del PSE, Patxi López, y alabó la "coordinación perfecta" entre el PSE y el PSOE en la campaña electoral. El presidente dijo a sus compañeros que deben mantener el discurso "de la centralidad" y que el PNV debe saber que "el Estatuto se debe modificar con un amplio consenso" y, si es así, el PSOE en Madrid lo aprobará. Blanco, pidió, por su parte, a Ibarretxe que "reflexione" y "no cometa los mismos errores", porque se está en un "tiempo nuevo" en el que los ciudadanos quieren que imperen "el diálogo y la concordia".

José Blanco y José Luis Rodríguez Zapatero, durante la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE.
José Blanco y José Luis Rodríguez Zapatero, durante la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE.CLAUDIO ÁLVAREZ

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