EHAK admite que su objetivo es garantizar la presencia de Batasuna en la Cámara vasca

Las dirigentes de EHAK (Partido Comunista de las Tierras Vascas) no esconden la siguiente jugada. Su objetivo inmediato es garantizar que Batasuna esté presente en el Parlamento vasco. El planteamiento, según explicó ayer la diputada electa por Vizcaya Maite Aranburu, es el siguiente: "Las elecciones han sido antidemocráticas y han deparado un Parlamento antidemocrático. Nosotros tenemos que convertirlo en democrático consiguiendo que estén presentes todos los partidos". Lo que no desveló Aranburu es de qué manera piensa introducir en la Cámara a la formación de Arnaldo Otegi.

El líder de Batasuna volvió a convertirse ayer en protagonista de unas elecciones en las que, al menos oficialmente, no participaba. Ya lo hizo el viernes por la noche. Irrumpió en el polideportivo de Bilbao donde EHAK celebraba los resultados precedido de un pasacalles formado por pandero, gaita, acordeón y flauta. Se llevó los mayores aplausos de la noche y le regaló a los fotógrafos la imagen que había logrado evitar durante toda la campaña, la del abrazo entre EHAK y Batasuna.

Por si fuera poco, ayer, a las nueve menos cuarto de la mañana, fue el propio lehendakari en funciones quien lo invitó a seguir participando en la vida política vasca. Juan José Ibarretxe, que hasta la tarde no llegaría a descolgar el teléfono para ponerse en contacto con las cabezas de lista de EHAK, mantuvo con el jefe de Batasuna una conversación tras la cual quedaron en verse, aunque no dijeron cuándo. Acto fallido o mensaje calculado, lo cierto es que la figura de Otegi tapó ayer a las, al menos oficialmente, verdaderas protagonistas.

Tal como solían durante la campaña, las cabezas de lista de EHAK comparecieron ayer ante la prensa, pero dijeron poco. Volvieron a insistir en que su proyecto se circunscribe a luchar por los derechos y la paz, se reconocieron contentas por unos resultados que les ayudarán a "hacer frente a la ilegalización" y agradecieron el esfuerzo de los que "calle a calle, barrio a barrio y pueblo a pueblo" trabajaron por la causa. Lo cierto es que una de las notas más significativas de la jornada electoral fue precisamente la presencia abrumadora de interventores de EHAK en las mesas electorales. Fue un comentario -no exento de sorna- que se repitió a lo largo del día: cómo un partido prácticamente desconocido logró asumir un esfuerzo humano y económico tan importante -los carteles rojos de EHAK tapizaron pueblos y ciudades- de la noche a la mañana.

El destino de nueve votos

Maite Aranburu, elegida por Vizcaya, contestó amablemente a todas las preguntas, pero no resolvió grandes dudas. Al asunto de quién recibirá sus votos para salir investido lehendakari, respondió que aún no lo tienen decidido, pero adelantó que será con quien esté dispuesto a trabajar "por la democracia y por la paz".

Una vez más, las candidatas volvieron a ofrecer una imagen naíf, que contrasta con su campaña: milimétricamente calculada, profusa en publicidad, con un anagrama distinto y a la vez simétrico con los que suelen utilizar las distintas plataformas -sindicales, políticas, sociales o relacionadas con la cultura- de la llamada izquierda abertzale. Hasta la coreografía que acompañó la irrupción de Otegi en la noche electoral arrojó la impresión de ser parte de una estrategia muy bien diseñada. Como el hecho de que las declaraciones públicas de EHAK sigan exentas de contenido político, todo lo contrario a lo que sucede con las de Otegi. De hecho, ayer, la única rendija de interés en la conferencia de EHAK la proporcionó Aranburu cuando reconoció, aun sin nombrar a Batasuna, que su objetivo inminente es "vehiculizar" que todos los partidos estén presentes en la Cámara vasca. "Todos", insistió, "deben estar. Para ello nos reuniremos con todas las formaciones. Lo que no sé es qué va a resultar, pero tendrá que ser algo en lo que estemos todos de acuerdo".