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Reportaje:

Pautas contra la violencia

Expertos en convivencia escolar rechazan los modelos punitivos y reglamentistas para afrontar los conflictos en el aula

Ni las medidas ocasionales, ni los modelos punitivos, ni el tratamiento puramente reglamentista son las soluciones para combatir la violencia en las aulas escolares. Lo que hace falta es que los centros impartan a los alumnos una educación para la convivencia que ahonde en el valor del respeto, la cooperación, la participación y la solidaridad.

Éstas son algunas de las principales conclusiones del congreso La convivencia en las aulas: problemas y soluciones, organizado por el Ministerio de Educación e impartido los pasados viernes, sábado y domingo en Madrid. El objetivo de estas jornadas era que profesionales de distintas comunidades autónomas y países (Irlanda, Canadá, Italia y Noruega) intercambiasen experiencias sobre cómo abordar el problema de la violencia en las escuelas.

Una violencia que se ha convertido en un fenómeno típico en los colegios e institutos de las sociedades industriales. "La forma de vida de estas sociedades fomenta que los espacios de convivencia y que el tiempo para la familia sean muy escasos. Y ésto, sumado al estrés de la competitividad diaria, hacen que la tensión en la sociedad se manifieste en la escuela", aseguró el director del congreso y subdirector general de Ordenación Académica del Ministerio de Educación, Juan López. "A los alumnos se les debe educar a aprender a vivir juntos, sobre todo en sociedades multiculturales, multiétnicas y multilingüísticas", añadió.

Una de las ponentes, la catedrática de Psicología Evolutiva Rosario Ortega, apuntó que la violencia en las aulas es una de las causas más importantes que provocan el absentismo y el fracaso escolar. Ortega aseguró que, aunque durante los últimos años no han aumentado los casos de violencia escolar, sí ha "emergido" el problema y las administraciones públicas han comenzado a diseñar planes concretos para atajarlo.

En el seminario se habló también de la necesidad de que los proyectos educativos que se elaboren en cada centro establezcan unas normas claras de convivencia. Estas normas han de ser realizadas con la participación de todos los sectores de la comunidad y respetados por todos sus miembros.

Los expertos señalaron que, para ello, los centros escolares han de contar con una amplia autonomía de organización y funcionamiento, que les permita establecer estructuras adecuadas a sus necesidades, con sus tiempos y espacios de convivencia específicos.

Otros especialistas añadieron que es necesario reforzar la relación entre el centro y las familias, para lo que resulta fundamental consolidar la función tutorial, la formación del profesorado, la coordinación de los servicios de orientación y la autoridad moral del profesor como educador que ejerce una función mediadora básica en la construcción de la convivencia.

Modelo global e integral

En el congreso, los expertos apostaron por un modelo global e integral de coordinación y convergencia de recursos, con el objetivo de abordar soluciones necesarias para una "problemática multicasual". En este modelo, señalaron, deberían participar además de los distintos sectores de la comunidad educativa, los servicios de orientación y apoyo escolar, los servicios de inspección educativa, otras instituciones y servicios autonómicos y municipales y, cuando fuese necesario, profesionales especialistas en educación social o mediación sociocultural.

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