Chile obtiene la mejor nota

Chile volvió a despuntar en 2004 y se erigió como el mejor alumno en materia económica de América Latina: creció un 6,1%, la mejor nota en todo el continente. La fórmula del éxito se debe en buena parte al alto precio de las materias primas, en especial del cobre, en los mercados internacionales. Las previsiones oficiales de crecimiento para 2005 se sitúan entre el 5,3% y el 6,3%.

Los ricos ganan en Chile 14 veces más que los pobres, una de las distribuciones más desiguales de América Latina e incluso del mundo

Las previsiones oficiales de crecimiento económico chileno para el ejercicio de 2005 oscilan entre el 5,3% y el 6,3%

El alumno preferido de organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se olvidó en 2004 de sus calificaciones más bien mediocres de los últimos años y se encontró una vez más a la cabeza del pelotón. El producto interior bruto (PIB) del país suramericano creció un 6,1%, consiguiendo así las alabanzas del FMI y de Wall Street y la envidia de sus vecinos. El crecimiento de 2004 es el mayor alcanzado en Chile durante el Gobierno del socialista Ricardo Lagos y el más alto desde 1997 (6,6%), mientras que en 2003 la expansión fue del 3,7%. Con estas cifras bajo el brazo, Chile se erige una vez más como el ejemplo a seguir en América Latina, según una plétora de analistas y expertos.

Materias primas

El buen dato de crecimiento, sin embargo, se sustenta en los vaivenes del mercado internacional de materias primas y no en una fortaleza estructural de la economía chilena. El año pasado fue especialmente dulce ya que los precios del cobre se dispararon. Chile, el principal productor mundial de cobre, engordó sus arcas y el PIB llegó a 94.085 millones de dólares, en tanto que el PIB por habitante llegó a 5.997 dólares.

El banco central del país destaca que la reactivación se dio en un escenario de baja inflación, que en 2004 fue del 2,4%, el ahorro alcanzó el 21,7% del PIB, con un 12,7% de expansión en la formación bruta de capital fijo, y la demanda interna creció el 7,9 %. Estas cifras conviven con un desempleo del 7,5%, equivalente a unas 480.000 personas sin trabajo, según datos oficiales. Para 2005, el banco central estima un crecimiento de entre el 5,25% y el 6,25%, con una mayor presencia de inversiones y un aumento en el consumo y la demanda interna.

Después de crecer en promedio un 7,1% anual desde 1990, Chile registró una fuerte desaceleración de su actividad económica, que incluso llegó a caer un 0,8% en 1999. La variable clave en esa parálisis fue la depresión que sufrió el precio del cobre. Ahora mismo, sin embargo, el precio de la materia prima se ha recuperado y se encuentra en niveles históricos.

Comercio exterior

En cualquier caso, la evolución del comercio exterior fue fundamental para el tirón de la economía chilena en 2004. El comercio exterior, responsable de la generación de un 60% del PIB, cerró 2004 con un superávit histórico. Este saldo favorable se apoyó en unas exportaciones sin precedentes, que aumentaron un 21,7%. Estos resultados se han dado gracias a la consolidación del libre comercio con la Unión Europea y la entrada en vigor de tratados similares con EE UU y Corea del Sur.

Para algunos analistas, sin embargo, la euforia del Gobierno y los empresarios por el buen momento de la economía se contradice con una realidad preocupante, no reflejada en las cifras macroeconómicas. Citado en un estudio del estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el director del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, Jospeh Ramos, advierte de que en Chile los ricos ganan 14 veces más que los pobres. Tal proporción, dice Ramos, constituye una de las distribuciones más desiguales de América Latina e incluso del mundo. Según otro estudio, el 96% de las exportaciones, el motor del crecimiento chileno, es obra del 1% de las empresas, todas vinculadas a recursos naturales y con un nivel de empleo despreciable.