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Entrevista:HABLEMOS DE MADRID | Piti Alonso

"Los gays pueden vivir aquí con libertad"

Está nervioso. Esta noche (el pasado viernes) su empresa de comunicación se estrena en relanzar una de las discotecas con más solera de Madrid (el Joy Eslava de la calle del Arenal). Pero José María Alonso -aunque él prefiere que le llamen Piti- está acostumbrado a los grandes retos. La empresa que creó en 2000 con su socio, David Sánchez, ha vendido los productos de directores cinematográficos como Alejandro Amenábar, Julio Médem y Alex de la Iglesia. El martes próximo presenta el estreno del regreso a los escenarios de Diabéticas Aceleradas. No para. Pero Alonso, aparte de ser uno de los magos de la comunicación en el sector del espectáculo en Madrid y en toda España, es lo que se podría llamar un gay militante. No porque forme parte de los grupos más combativos, como el colectivo de gays y lesbianas de Madrid o su homólogo estatal, la FELGT, sino porque considera que "llevar abiertamente tu sexualidad ya es una forma de posicionamiento".

"Todavía queda mucho trabajo por hacer respecto a transexuales y travestis"
"La adopción es algo a lo que dentro del mundo gay también se le pone reparos"
"Está bien que Chueca concentre tanta oferta, pero hay que evitar que se convierta en gueto"

Este gallego llegó a Madrid hace 20 años y desde entonces ha vivido la transformación de la capital con respecto a la realidad homosexual. "Ser gay en Madrid es más fácil que en otros lugares más pequeños, donde todavía se puede notar la discriminación. Pero esta ciudad libera porque ofrece anonimato; aquí se puede vivir con mucha libertad", opina.

Madrid es una de las pocas ciudades en el mundo, junto con Nueva York y San Francisco, que puede presumir de tener un barrio en el que se concentran decenas de comercios enfocados a público homosexual. Un barrio hecho a sí mismo, pero que a la propia comunidad homosexual madrileña no deja indiferente. Sectores del colectivo llegan a considerarlo un gueto y otros, sin embargo, lo admiran porque es único en el mundo. "Está bien que un barrio concentre tanta oferta y sea un punto de encuentro, pero es cierto que hay que huir de que se convierta en un gueto para homosexuales o en un circo al que vienen heterosexuales a reírse de los maricones y las lesbianas. Me parece bien que se rían con nosotros, pero no de nosotros", dice.

Gueto o no, Piti Alonso, comenta algo que la mayoría de los gays de la ciudad no pasan por alto. Chueca se ha convertido en lo que es: uno de los barrios en los que la vivienda tiene los precios más caros, y que concentra parte de los negocios más modernos de la ciudad gracias a la comunidad homosexual. "Hace poco tiempo, pasar por la plaza de Chueca era imposible: estaba llena de yonquis y era peligrosa. Creo que muchos vecinos de la zona están muy agradecidos al mundo gay que ha reformado y ha convertido el barrio en lo que es, y eso, además, con prácticamente ninguna ayuda de instituciones como el Ayuntamiento de Madrid".

Para este profesional que da trabajo a cuatro personas, el actual alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, "transmite que posee una mente más abierta que el anterior, José María Álvarez del Manzano. Creo que pertenece a la parte más progre del PP, o al menos lo aparenta. Ojo, que podría ser un lobo con piel de cordero". Gallardón, cuando era presidente de la Comunidad de Madrid, impulsó la ley de parejas de hecho regional. Esta norma fue muy criticada por los colectivos, que la tacharon de inservible y publicitaria. "Pero al menos fue un gesto".

Sin embargo Alonso se muestra muy crítico con el partido en el que milita el alcalde. "No hay que olvidar que en el equipo del propio Gallardón está la concejal Ana Botella, que habla de peras y manzanas y se ha mostrado siempre contraria, como todo el PP, a que los homosexuales tengamos todos los derechos que, para mí son irrenunciables y que se nos han negado sistemáticamente". Durante la última campaña electoral, Botella fue a visitar la sede del COGAM en el barrio de Chueca y fue increpada por varios homosexuales que se habían congregado en la puerta del edificio.

Pese a que el Ayuntamiento de Madrid está en manos del PP desde hace 13 años, Alonso cree que parte del electorado popular no está de acuerdo con la discriminación hacia los homosexuales. Es más, entre el colectivo homosexual parece haber una sensación de que lo homosexual -masculino, eso sí- se ha puesto de moda. "Lo cierto es que yo no puedo decir que me haya sentido discriminado en Madrid, pero hay que reconocer que sigue siendo complicado. Dependiendo del grado de pluma que tengas -y que conste que la pluma me parece muy respetable- puede que tengas algún problema". Lo que tiene claro es que si con los gays se ha avanzado mucho, "todavía queda mucho trabajo por hacer respecto a transexuales y travestis". La discriminación que sufren estos dos colectivos, sobre todo en el trabajo, les impulsa, en muchas ocasiones a tener que ejercer la prostitución para poder ganarse la vida.

En cuanto a la inminente aprobación de la ley nacional que convertirá a España en el tercer país del mundo que legalice el matrimonio homosexual y la adopción de menores por este tipo de uniones, Alonso cree que muchas parejas de Madrid harán uso de ese derecho, pero que no cambiará definitivamente la idiosincrasia del colectivo gay. Es consciente de que una de las mayores críticas y discriminaciones que soporta el colectivo es un marchamo de promiscuidad y procacidad. "No creo que la promiscuidad tenga que ver con ser gay o no. Lo que ocurre es que hay mucha doble moral. Es cierto que hay muchos locales para homosexuales enfocados única y exclusivamente para el ligue e, incluso, para practicar sexo. Todo el mundo sabe dónde están. Pero en el mundo heterosexual también existen, aunque están escondidos y satanizados. Me parece mucho más lumpen eso que vivir la sexualidad de una forma más sana".

En lo que es más vehemente Alonso es en el asunto de la adopción por parejas del mismo sexo. "Es algo a lo que incluso dentro del mundo gay se le ponen reparos, y es algo que no entiendo muy bien. A un niño desprotegido, cuantas más oportunidades se le puedan ofrecer, mejor. No entiendo dónde está el problema en que dos personas que se quieren, tienen dinero y estabilidad suficiente puedan tomar una decisión que necesariamente será muy meditada para dar un paso que supondrá mucho esfuerzo y mucha responsabilidad".

Igual que Chueca no era la misma Chueca hace 20 años que ahora, las cosas cambiarán para los homosexuales cuando se apruebe la ley impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero. Alonso sabe que dentro del colectivo las cosas han ido rápido, pero despacio a la vez. Dentro del colectivo gay en Madrid "ha habido muchas muestras de discriminación", dice, y recuerda un episodio que le ocurrió hace bastantes años en uno de los bares con más solera del barrio de Chueca. Un bar gay. "Me echaron del local por besarme con otro hombre. Algo que hoy sería impensable. Era kafkiano que a un gay le expulsara de un local cerrado un empresario gay por besarse con otro gay en un local enfocado a los gays. Me explicaron que era norma de la casa. Pero el asunto es que en ese bar, cosa que ocurre en otros muchos locales de Madrid, un heterosexual y su pareja pueden comportarse con total libertad y naturalidad, mientras que un gay ha de reprimirse a la hora de permitirse muestras de cariño hacia su pareja u otra persona a la que acabe de conocer".

Reconoce que las cosas han mejorado muchísimo en Madrid, durante los últimos 15 años; pero también sabe que ha costado mucho. "La última manifestación del orgullo gay congregó a casi un millón de personas", afirma. Y con su mentalidad de buen empresario quiere dar una idea a los responsables de la Administración: "Esto habría que fomentarlo. Un millón de personas, significa mucha riqueza".

Piti Alonso, empresario

Nació en Lugo hace 38 años. Lleva viviendo en Madrid desde hace 20. En el año 2000 creó, junto con un socio, una empresa de comunicación centrada en el mundo del espectáculo, promocionando películas, obras de teatro y organizando eventos. No oculta su homosexualidad y cree que esta postura es una forma de militancia.

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