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Columna
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El habitáculo

José Luis Ferris

No entiendo el revuelo que han levantado en la opinión pública las últimas declaraciones de la ministra de Vivienda. María Antonia Trujillo ha sido expeditiva y clara al afirmar que la nueva solución para acceder a un piso pasa por un prototipo de apartamentos de 25 o 30 metros cuadrados; una posibilidad nada descabellada si de lo que se trata, como así parece, es de una vivienda de transición, una plataforma de espera para jóvenes que deciden independizarse. Sin embargo, la idea ha caído mal en sectores que consideran inhumano un habitáculo de esas medidas, supongo que porque no han captado el mensaje o se han quedado sólo con la jugosa frase ministerial de que la dignidad de una vivienda "no se mide en metros cuadrados". Lo que le ocurre a la señora Trujillo es que entró con mal pie en la política y ahora le va a costar mucho coger el paso. Por ejemplo, su promesa de crear 180.000 viviendas nada más llegar al gobierno se rectificó a los pocos días con el matiz, el eufemismo o el circunloquio de 180.000 "soluciones habitacionales". Luego llegó lo de su propia ubicación en Madrid. No hubo más remedio que alojarla en un chalé de 500 metros cuadrados, adjunto al edificio ministerial, en pleno Paseo de la Castellana 112. Dos plantas para una sola mujer (de izquierdas además) que sabía a despilfarro. De ahí que se volviera a rectificar y se invitara a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, a compartir con ésta el palacete.

Comprendo que la dignidad nada tiene que ver con los metros con que uno se monte la vida, siempre que se tenga una menguada edad, se viva solo y no haya perspectiva inmediata de procrear. En el Salón de la Construcción de Barcelona, donde se inspiró la ministra, se ha dado buena prueba de lo que un diseñador de espacios puede hacer con un container y un poco de imaginación. Yo mismo pasé unos años en un estudio de alquiler de 22 metros (cocina, aseo y dormitorio incluido) que me parecía el paraíso. Pero el problema sigue estando en la enorme burbuja inmobiliaria y en el suelo público que las administraciones locales no van a ceder así como así. Conclusión: María Antonia Trujillo lo tiene difícil y su mal pie le está ayudando poco.

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