_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

¿Internacionalismo lingüístico?

Según parece, Albert Branchadell tiene dificultad para entender textos sencillos. No pensaba replicar a su artículo Las flaquezas del internacionalismo lingüístico, pero, a la vista de la carta del malogrado profesor Lodares del pasado sábado día 2, en la que aclaraba que "pone en mi cabeza cosas que no pienso", por si acaso, me siento obligado a precisar que tampoco me contesta a mí. En mi artículo argumentaba que los procesos de extensión de las lenguas resultan condenables cuando no respetan los derechos de los individuos. En consecuencia, con esa tesis criticaba la imposición del castellano durante el franquismo y las políticas lingüísticas de la Generalitat que, por ejemplo, han llevado a la creación de unas "oficines de garanties lingüístiques sobre el dret de viure en català, o en aranès a la Vall d'Aran", en las que se puede denunciar por correo, teléfono o fax a aquellos comercios que nieguen ese supuesto derecho que, por supuesto, no tienen los que "deseen vivir en castellano".

Juntando de aquí y de allá, Branchadell trocea textos de naturaleza bien dispar y zurce un maniqueo para poder refutarlo con facilidad. Lo que, por cierto, no consigue. Algo que, sin duda, tiene su mérito.

Pero entiendo que Branchadell no tiene por qué leerme con atención. Y eso que parece conocer todo lo que uno lleva escrito, pues, al paso, se permite afirmar que ninguno de los que dice criticar ha leído a Dworkin. Más modestamente, creo poder afirmar que, si él ha leído a Dworkin, no se ha enterado de nada. De otro modo no se explica su uso -metafórico o no- de la idea dworkiniana de los derechos como triunfos. En la trastienda de mi argumentación estaba precisamente esa idea, la tesis de que "los individuos tienen derechos cuando, por alguna razón, una meta colectiva no es justificación suficiente para negarles lo que, en cuanto individuos, deseantener o hacer, o cuando no justifica suficientemente que se les imponga alguna pérdida o perjuicio" (Ronald Dworkin, Los derechos en serio, p. 37) .

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Por lo demás, no me asombra que Branchandell no le haya prestado mucha atención a Dworkin, siempre más difícil de leer que un artículo de opinión. Los derechos en serio, la obra fundamental del reputado filósofo del derecho, no puede interesar mucho a una persona que, en una impresionante mesa redonda en la que también participa el director de política lingüística de la Generalidad, defiende explícitamente la coerción -eso sí, discreta: "con discreción reglamentaria, sin hacer ostentación pública de la legislación"- para imponer el catalán (L'Avenç, 300, marzo del 2005).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_