El abismo entre médicos y políticos
Los profesionales del Servicio Vasco de Salud alertan del deterioro del sistema por los criterios de ahorro económico
Los médicos vascos están de uñas con los responsables sanitarios de Euskadi. Se quejan de que la política de ahorro impuesta por el Departamento de Sanidad del Gobierno vasco ha conducido a un imparable deterioro del sistema público en la última legislatura. Se sienten ninguneados por los responsables del sistema porque no se tiene en cuenta su opinión y denuncian el doble discurso de los políticos: a la sociedad le dicen que el modelo es perfecto y que da para todo, pero cuando hablan con los médicos en privado el mensaje es de que no hay dinero y de que no usen los tratamientos más costosos.
En Euskadi, se ha abierto un abismo entre los políticos que rigen el destino del sistema sanitario y los diferentes profesionales que trabajan en él, especialmente los médicos. El pasado viernes, 8 de abril, la sanidad de Euskadi vivió la primera huelga general de su historia, convocada por los sindicatos sectoriales de enfermería y médico, y el sindicato de clase ELA, mayoritario en el sector. Una alianza impensable hace unos meses y que demanda mejores condiciones de trabajo para los profesionales que, según ellos, son los que con su voluntarismo están manteniendo a flote la sanidad.
Los facultativos y el resto de los profesionales sanitarios no quieren seguir supliendo con su "sobreesfuerzo" las deficiencias estructurales del sistema, acosado por una demanda asistencial que crece imparable. De momento, para combatir la "corriente economicista", los médicos han puesto en marcha en los hospitales un proceso de optimización, es decir, dedicar a cada paciente el tiempo que necesita en cada consulta, sin escatimar un minuto; no dar altas precipitadas si el especialista no está seguro y realizar todas las pruebas diagnósti-cas que sean necesarias. Es un punto sin retorno, advierten los facultativos.
Un médico de hospital y otro de atención primaria cuentan en este reportaje sus impresiones e inquietudes acerca del actual modelo sanitario vasco.
- JOAQUÍN DURÁN. Es neumólogo y jefe de la Unidad de Sueño del Hospital de Txagorritxu, en Vitoria. Tiene 48 años y desde 1988 forma parte de la plantilla. Recuerda con ilusión sus comienzos en el Servicio Vasco de Salud. "No había los agobios que hay ahora. Los médicos participaban en los órganos de gestión del sistema, su opinión se tenía en cuenta y el sistema no era economicista, sino eficiente". Pero el deterioro ha sido progresivo.
Las causas son múltiples. "Por una parte", precisa Durán, "se ha producido un rápido envejecimiento de la sociedad sin que los políticos se den cuenta de que eso iba a exigir mayor demanda sanitaria. Las autoridades no han puesto los medios para resolverlo". En segundo lugar habla de la falta de inversiones. "Si invertimos los que menos no podemos ofertar los que más. Y si ofertamos los que más es porque en algún momento de la cadena algo se cae. ¿Y qué se cae? El machaque a los trabajadores del sistema, no renovar el material y el doble discurso: una cosa es lo que cuentan a la población, de que hay para todos, y otra a los médicos para que ahorremos y demos las altas cuanto antes". En su caso, cuando empezó a trabajar pactó con la dirección del hospital que vería en dos horas y media de consulta 10 pacientes, pero ha llegado hasta los 30 y 35.
El trabajo sanitario es muy particular y casa mal con los criterios economicistas. "Recientemente he visto a un paciente que tiene un nódulo en el pulmón, lo que probablemente significa que tiene un cáncer. He pedido un escáner y me lo han dado para dentro de cuatro meses. No puedo esperar ese tiempo, porque si realmente es un cáncer en cuatro meses puede no ser operable. ¿Qué he hecho? Pues he ido a la unidad de rayos, les he explicado el problema y han metido al paciente como si estuviera ingresado en el hospital porque los ingresados tienen que hacerse el escáner durante su estancia y así han hecho la prueba. Hace unos años hubiéramos realizado la prueba sobre la marcha".
- RAFAEL GRACIA. Es médico de familia y trabaja en el centro de salud de Amurrio (Álava) desde 1991. Cuando llegó a Euskadi procedente de Aragón "todavía se intentaba poner el acento en la educación para la salud y en la medicina comunitaria, consejos de salud", rememora, pero "todo esto se ha ido perdiendo poco a poco al hacer cada vez más énfasis en la gestión".
Gracia lamenta que se dé más prioridad a la "gestión de calidad" en lugar de la "calidad asistencial" que parece lo mismo, pero no lo es. Por ejemplo, "contestar el 80% de las quejas de los pacientes en cuatro días es gestión de calidad, aunque no se resuelva la queja. Aclarar lo que ha pasado y evitar que vuelva a pasar poniendo en su sitio al profesional o al paciente es más lento, no se puede hacer en cuatro días, pero es calidad asistencial".
La progresiva reconversión del paciente en un cliente y "consumidor sin límites de los recursos sanitarios" lleva, según este médico, a "exacerbar" lo asistencial en detrimento de las otras dimensiones "fundamentales" para el ejercicio profesional como son la docencia, la investigación y la formación personal. "La Administración nos pide un control del gasto, pero no apoya a los médicos cuando dice a los pacientes que tienen todos los derechos y no habla de límites. El médico ha perdido la autoridad que tenía para poner orden en la demanda y no cuenta con el apoyo de las autoridades sanitarias".
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