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El Consejo de Seguridad Nuclear expedienta a Vandellòs por el mayor incidente en 13 años

La central ocultó datos y primó la producción frente a la seguridad, según la inspección

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha abierto un expediente sancionador a la central nuclear de Vandellòs II por el mayor incidente nuclear desde 1992. La central, según un demoledor informe del CSN, ocultó un problema grave de corrosión en un sistema de refrigeración y antepuso la rentabilidad a la seguridad. El CSN, además de abrir un expediente, tiene previsto elevar la gravedad del incidente. La multa que el CSN proponga al Ministerio de Industria puede alcanzar los tres millones de euros si considera la falta "muy grave". La central admitió ayer la escasa vigilancia.

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El informe del CSN es el más duro que ha emitido nunca contra una central nuclear. En el texto se acusa a Vandellòs II (Tarragona) de hacer lo posible para ocultar la progresiva corrosión que se venía produciendo en el sistema de refrigeración desde principios de los noventa.

El informe CSN ha detectado en Vandellòs "incorrecta vigilancia de las tuberías"; "falta de sensibilidad generalizada en la organización sobre la importancia para la seguridad" del sistema de refrigeración corroído; "problemas organizativos y deficiencias de gestión"; "primacía de la producción frente a la seguridad"; "arranque de la central tras la rotura sin los análisis de seguridad adecuados", y "ocultación y retardo en la información al CSN".

El informe, de 13 páginas, detalla que en 2002, la central rescindió el contrato con la empresa que hasta entonces llevaba a cabo el mantenimiento. Los informes de la empresa que contrató a continuación revelaban "con menor detalle" la gravedad del problema. Además, los controles pasaron de ser anuales a trienales y que el mantenimiento se realizó sin aplicar una necesaria capa de pintura protectora porque, o los directivos de Vandellòs II no dieron la orden o no supervisaron bien el trabajo de la empresa.

Vigilancia deficiente

La crítica dejó poco margen de maniobra a la empresa que gestiona la central, Asociación Nuclear Ascó Vandellòs (ANAV), propiedad de Endesa e Iberdrola. El portavoz de la empresa, Eugeni Vives, admitió la vigilancia deficiente del sistema y, por lo tanto, que la central no tomase las medidas correctoras adecuadas. "Al no conocer el problema no podíamos informar al CSN", alegó Vives.

La empresa insistió en que el incidente nunca supuso ningún riesgo ni para la planta ni para el entorno, algo que también asegura el CSN.

El sistema dañado es un complejo de tuberías que capta agua del Mediterráneo y la usa para refrigerar los motores diésel de la central. Además enfría otro sistema de tuberías que, a su vez, refrigera el agua que ha enfriado la zona radiactiva. Se trata, pues, del tercer sistema de refrigeración. El sistema de tuberías sufrió durante años una corrosión por agua de lluvia que llegó a causar una fuga.

La fuga apareció en agosto y la central sigúió funcionando "en situación de no conformidad", según el CSN. Esto significa que ha perdido algunos sistemas de seguridad pero que queda margen para funcionar, según el CSN.

El consejo calificó inicialmente el suceso como nivel 1, considerado como anomalía en la escala internacional de sucesos nucleares, que oscila entre cero y ocho. El CSN prepara una recalificación al alza de la gravedad del suceso. Tras concluir el informe, muy probablemente, la calificación final sea de nivel 2. Esta clasificación se aplica a "incidentes con fallos en las disposiciones de seguridad".

El último caso en España clasificado como nivel 2 data de febrero de 1992. Entonces, el CSN descubrió que la central de Trillo (Guadalajara) tenía un fallo de diseño: cuatro sensores del nivel de agua del sistema de refrigeración estaban mal conectados. Las señales que aparecían en la sala de control no correspondían con las reales.

Los ecologistas exigen al Consejo Nuclear que endurezca hasta el nivel 3 la clasificación y equipare así este incidente al accidente que, en 1989, supuso el cierre de la vecina central Vandellòs I.

La central de Vandellòs II se enfrenta ahora a un proceso sancionador que el CSN abrirá de inmediato y que contempla multas de hasta tres millones de euros en el caso de mayor gravedad previsto en la ley del Sector Eléctrico de 1997. El CSN propone la multa a Industria, que puede elevar o reducir la sanción. "No puede ser una sanción leve", afirmó ayer el subdirector de centrales nucleares del CSN, Javier Zarzuela.

Multa millonaria

La normativa prevé tres tipos de sanciones: infracciones leves (multas de hasta 60.000 euros), graves (hasta 600.000) o muy graves (hasta tres millones de euros). Fuentes del CSN apuntan que lo previsible es que la sanción oscile entre grave y muy grave.

En 2002, miembros de la organización ecologista Greenpeace accedieron a la central nuclear José Cabrera y desplegaron pancartas desde la cúpula, con lo que pusieron en evidencia la seguridad de la planta. El CSN consideró el incidente como "grave" y propuso una sanción de 600.000 euros. Finalmente, el Ministerio de Industria rebajó hasta los 240.000 euros. La multa más grave a una central nuclear en los últimos cinco años es también a la central José Cabrera, sancionada con 90.000 euros en 2002 por defectos en su sistema de refrigeración.

De momento, el incidente ya ha supuesto pérdidas para Vandellòs II. La central se encuentra actualmente inmersa en una recarga de combustible que se prolongará entre 40 y 50 días, casi el doble de lo habitual. Cada día que Vandellòs II está sin funcionar deja de gana alrededor de 600.000 euros. Cuatro inspectores del CSN se encuentran en la planta para certificar la reparación del sistema de refrigeración.

El incidente, y la respuesta del CSN, motivó ayer que el delegado de la Generalitat, Xavier Sabaté (PSC) manifestó la "preocupación del Gobierno" y consideró "inexplicable" que hubieran fallado tanto "los mecanismos de información como de calificación del accidente". "Si han fallado estos sistemas es posible que debamos pensar en crear otros nuevos", dijo.

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