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Reportaje:Elecciones en el PaísVasco

El maldito atasco

El principal acceso a Bilbao soporta ya ocho horas de congestión diaria ø Los 700 millones gastados en carreteras en los últimos seis años no han aliviado los problemas de transporte

Santiago Sánchez padece desde hace 17 años las congestionadas entradas a Bilbao. Todos los días transita con su camión por la autopista A-8, el principal acceso a la capital vizcaína, y "más de dos y tres veces a la semana" se encuentra con el maldito atasco.

El área metropolitana de Bilbao, un millón de habitantes (la mitad de la población vasca), concentra los mayores problemas de circulación en Euskadi. Además, a 15 kilómetros del centro de Bilbao, está el Puerto, que el pasado año movió 32,5 millones de toneladas y atrae a buena parte de los 11.500 camiones que a diario circulan por la A-8.

El resultado es desesperanzador: ocho horas de congestión diaria en esta autopista, según el último estudio oficial de la Diputación de Vizcaya, que absorbe cada día 147.000 vehículos. Con sus 39 años, Santiago Sánchez echa humo. "Cada vez hay más accidentes, más colapso y las autoridades no hacen nada", brama.

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El problema de esta carretera que atraviesa Bilbao de parte a parte es que, con un leve accidente (una colisión con alcance), el atasco es inmediato. "Con un coche con un piloto roto, te cortan un carril y ya se ha formado el lío", dice el camionero.

Juan García, taxista de Bilbao, 46 años y más de 20 al volante, es otro damnificado de la A-8. "Si no hay accidentes no pasa nada pero, con un mínimo que haya, todo se colapsa".

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Elevadas inversiones

Santiago Sánchez aporta soluciones a un problema que ha superado a las autoridades. Habla de carriles reversibles, mamparas en la mediana que eviten el curioseo de los automovilistas "que al quedarse mirando van más lentos, provocan colapsos y otros accidentes" y el rápido desalojo de la calzada en los siniestros leves. "No puedes quedarte atascado dos horas por un accidente de chapa. Alguien no hace bien su trabajo", se queja.

Desde la década pasada, las instituciones no aciertan. Construyeron cuatro nuevas autovías en torno a Bilbao (290 millones de inversión) que iban a acabar con los atascos. Una ilusión. Ahora la Diputación de Vizcaya se ha embarcado en otra autopista de 36 kilómetros y 1.290 millones de euros de coste, la llamada Supersur. "Será la solución al colapso casi permanente de la A-8", asegura. Pero su primer tramo no estará antes de 2010 y su conclusión definitiva se apunta para 2020. Demasiado tiempo para asegurar el fin de los atascos.

La construcción de carreteras apenas ha variado la situación. Se han invertido cerca de 700 millones de euros en los últimos seis años en Euskadi pero los problemas no han hecho sino aumentar. En el principal acceso a San Sebastián, también la autopista A-8, el tráfico aumentó un 13% el pasado año y por primera vez superó los 120.000 vehículos diarios.

Aquí está el debate. Los ecologistas afirman que la construcción de carreteras sólo conduce a utilizar el coche y sólo logra ampliar los puntos negros. Su apuesta es transferir el desplazamiento en coche y camiones al ferrocarril y el barco.

"Hay que hacer más carreteras. Es la solución", afirma tajante el taxista Juan García. "El transporte por carretera va a seguir creciendo. No hay tren que coja 3.000 contenedores", señala el camionero Santiago Sánchez. "Si se desvía al ferrocarril, va a haber menos aumento del transporte pesado. En vez de un 100%, un 50%", augura.

Esta opinión choca con un diagnóstico que realizaron ecologistas, movimientos sociales y técnicos del Gobierno vasco que concluyeron que los nuevos viales sólo logran que "los puntos negros se amplíen". El Ejecutivo autónomo tiene un estudio para invertir hasta 2020 en trenes más de 1.300 millones de euros sólo en el área metropolitana. El objetivo es cambiar la tendencia en Euskadi: hay 63 camiones y furgonetas por cada 1.000 habitantes frente a los 43 de media registrados en la Unión Europea.

El tren de alta velocidad

La apuesta por el ferrocarril en el País Vasco pasa por la construcción del tren de alta velocidad, un proyecto diseñado hace 20 años y motivo de continuo desencuentro entre los Gobiernos autónomo y central para el inicio de las obras. La obra, cuestionada por ecologistas y partidos como Izquierda Unida, parece que comenzará ejecutarse en menos de un año y se convertirá en la infraestructura pública más cara en Euskadi, con más de 3.000 millones de euros.

La legislatura ha servido para confirmar que hay más alternativas al coche para moverse. En Bilbao, el metro, inaugurado hace 10 años, ha propiciado que sea la única capital vasca en la que se recurre más al transporte público (un 24% de los ciudadanos) que al coche (un 13%).

Pero el ciudadano de a pie sigue quejándose de la actuación de las instituciones vascas. Como que desde 1998 se encuentre paralizado un plan diseñado por el Gobierno vasco y la Diputación de Vizcaya para reducir los atascos en la autopista A-8, que preveía atender los accidentes en sólo dos minutos. "En la Diputación no hay nadie con autoridad para decirle a la Ertzaintza que se hagan las cosas de otra manera", recalca el camionero Santiago Sánchez.

Hoy, Santiago volverá a la carretera. Viernes y, con previsiones de lluvia, se teme lo peor. "Los camiones tenemos la culpa de todo. Lo que no reconocen es que la carretera no está preparada para el volumen de circulación que hay", señala el camionero.

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