Simulacro de gamberrada
La crítica de Hot milk se puede hacer de dos formas: la primera obviaría la mediática personalidad de su director y hablaría de la ópera prima de un autor que ha publicado varias novelas, estudiado cine en EE UU y realizado un programa de videoclips; la segunda, más sincera, proclamaría que un filme como éste nunca se hubiese exhibido en 60 cines de no ser por el morbo que tiene que un personaje como Ricardo Bofill haya dirigido un largo. Eso sí, las dos críticas llegarían a la misma conclusión: que Hot milk es un simulacro de gamberrada psicodélica y absurda que parece escrita en dos tardes.
Con una narrativa no ya anárquica, sino inexistente, y supuestas modernidades como la fotografía de colores contrastados, el filme cuenta la historia de una chica que ordeña vacas y se equivoca de avión al ir a un congreso de ganadería donde va a ejercer de cheerleader, todo para acabar en Ibiza ciega de pastillas junto a unos vividores. Con esta idea y nada (serio o cómico) más que contar, el resultado sólo puede ser nefasto.
HOT MILK
Dirección: Ricardo Bofill. Intérpretes: Ana Turpin, Quique San Francisco, Sergio Pazos. Género: comedia. España, 2005. Duración: 90 minutos.