Gótico contemporáneo
La fundación privada Chirivella Soriano recupera el esplendor de una casa-palacio del XIV para mostrar sus obras de arte
El palacio estaba en ruinas. Así fue declarado en 1992 por el Ayuntamiento, paso previo para ser derruido. En su interior, sin embargo, albergaba una espléndida y singular muestra de artesonado gótico del siglo XIV, además de otros elementos arquitectónicos de interés. La mayoría de ellos no se veían a simple vista porque fueron cubiertos por los siglos. Durante el Barroco, por ejemplo, se taparon y enmascararon estos preciados alfarjes con capas de cal o cañizos, lo que propició, de otro lado, una mejor conservación a través del tiempo de las vigas de madera, talladas y pintadas con múltiples motivos decorativos policromados, apuntan el arquitecto Carles Dolç y la diseñadora Neus Sanfèlix, encargados de la rehabilitación.
El palacete, que estaba abandonado, alberga espléndidos y singulares artesonados
A partir del 23 de abril, el público podrá apreciar estos diseños, algunos de inspiración arabesca, gracias a la intervención en la casa-palacio que perteneció a Joan de Valeriola, una rama de la potentada y noble familia de los Valeriola, que dio nombre a la calle donde se emplaza, en pleno barrio de Velluters. Una saga familiar que tenía además el edificio de lo que fue el local Johan Sebastian Bach, en la calle del Mar, y el palacio de la plaza de Nules adquirido por la Generalitat a Francisco Roig.
La restauración del inmueble de austera fachada ha sido posible por la acción de los técnicos de la Consejería de Cultura, que detectaron los elementos patrimoniales de importancia y frenaron la declaración de ruina, y por el empeño de Manuel Chirivella y Alicia Soriano. Ambos constituyeron la Fundación Chirivella Soriano y decidieron invertir en la casa-palacio para convertirla en la sede de la entidad, que posee una notable colección privada de arte contemporáneo. Soriano explica el doble propósito: recuperar un edificio de importancia histórica dentro del casco histórico y mostrar sus obras al público. Una iniciativa privada con apenas precedentes.
Tras dos años y medio, las complejas obras de rehabilitación llegan a su fin. Dolç y Sanfèlix señalan las partes recuperadas que se han sacado a la luz y aquellas que ha habido que reconstruir porque habían sido suplantadas o se hallaban en estado ruinoso, como parte de los arcos de medio punto labrados en piedra o parte de las ventanas. "El palacio se transforma cuando el gótico deja de estar de moda. Se produce una especie de furor antigótico y se empieza a tapar el artesonado", indica Sanfélix. Es una tendencia extendida en la época, en el Barroco, vivir más de cara a la vía pública, hacerse más visible. De ahí que se mandara construir un balcón en la fachada, elemento que ahora han sido eliminado, así como otros añadidos.
El edificio fue dividido en época mucho más reciente en diversas viviendas, que fueron abandonadas hace unos 30 años. Ahora se han creado tres plantas diáfanas, destinadas a las exposciones, cuyos ventanales recaen a un patio interior cubierto por un cristal. Es en este espacio donde se establece un diálogo más evidente entre el gótico del XIV y la arquitectura contemporánea, con la instalación de un gran ascensor de aluminio y cristal a la vista. Toda la estructura del edificio confluye en la nueva cubierta de zinc que recoge el agua hacia dentro, hacia la tubería que desemboca en el antiguo pozo del patio, en una adaptación actual del impluvium romano.
Apuesta por el arte en un área histórica y deteriorada
La Fundación Chirivella Soriano pretende contribuir a la rehabilitación del casco histórico de Valencia, señala Alicia Soriano. La casa-palacio se ubica en un área que albergó palacios y mansiones nobles muy representativos del gótico civil, a la sombra de la parroquia de Sant Joan del Mercat, cuya fachada recayente a la plaza de las Brujas sigue sin restaurarse. La zona se convirtió en un núcleo histórico muy importante de la ciudad a raíz de la expansión urbanística que supuso la construcción del nuevo cinturón de la muralla cristiana, a mediados del siglo XIV.
Hoy la cercana calle de Eixarchs aún conserva ese carácter noble, pero el conjunto adolece de falta de una política decidida de recuperación del entorno. Algunos edificios rehabilitados y las casas-señoriales en estado de semiabandono conviven con varios solares, empleados como aparcamientos, y fincas deshabitadas en estado ruinoso. Y todo ello a escasos metros de la Lonja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y del Mercado Central, en pleno corazón de Valencia, la zona más visitada de la ciudad.
La apertura al público de la casa-palacio, cuya costosa rehabilitación privada cuenta con el apoyo del Plan Riva, contribuirá a dar vida a la zona. La Fundación Chirivella Soriano realizará exposiciones con sus fondos, entre los que se hallan obras de Arroyo, Saura, Palazuelo, Equipo Crónica, Millares, Calvo, Sicilia, Gordillo o Mompó. Más adelante, se prevé mostrar exposiciones de diversa índole y procedencia. La intención es también organizar talleres y ofrecer un espacio para la investigación artística, con atención al vídeo. En el acto de inauguración previsto para el 22 de abril se explicará el programa.
Para la complicada rehabilitación, en la que han trabajado varios conservadores, un maestro cantero y una arqueóloga, Dolç y Sanfèlix, con amplia experiencia en restauración de edificios, han proyectado espacios diáfanos, así como un nuevo patio exterior que enfrenta elementos antiguos con modernos, como el gran aparato de climatización. Además, se ha recuperado la estrecha calle de la fachada posterior, pegada a Ca Revolta, edificio también rehabilitado que es sede de un centro cívico y social. La investigación histórica ha sacado a la luz su nombre: Carrer Trinquet de Falchs.
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