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China prepara una segunda misión espacial tripulada para el próximo otoño

Pekín ha iniciado un ambicioso programa que está forzando a EE UU a revisar sus planes

China colocará en órbita terrestre el próximo otoño la nave Shenzhou VI -similar a la que utilizó en su primera misión tripulada en 2003- con dos astronautas durante cinco días. Si el vuelo tiene éxito, el programa seguirá adelante en 2007 con la realización de paseos y acoplamientos de naves en el espacio. Los planes chinos incluyen además una aproximación sistemática a la Luna, el denominado proyecto Chang'e, con el que pretende efectuar en las próximas décadas un mapa tridimensional del satélite terrestre e identificar las posibilidades de obtener combustibles energéticos en su suelo y de instalar una base para la exploración del espacio exterior. Pekín prevé lanzar cinco satélites este año. Estos ambiciosos objetivos están obligando a otros países como EE UU, India o Japón a revisar sus planes.

Durante el periplo espacial, previsto para septiembre u octubre, los astronautas vivirán, por primera vez, en el módulo orbital -uno de los tres que integran la misión, además del propulsor y el de regreso-, donde llevarán a cabo una serie de experimentos científicos. El grupo de aspirantes a ocupar un lugar en la cápsula, que está diseñada para poder permanecer en órbita una semana, está integrado por 10 taikonautas -como los denomina Pekín, porque en chino espacio se dice taikong-, distribuidos en cinco parejas.

Uno de los aspirantes a viajar en Shenzhou VI (Nave Divina VI) es Yang Liwei, quien en octubre de 2003 fue elevado a la categoría de héroe nacional al convertirse en el primer -y único- chino en llegar al espacio. Según Sun Laiyan, director de la Agencia Espacial Nacional China, la elección de los tripulantes se hará uno o dos días antes del despegue, en función de los entrenamientos y su estado psicológico.

"Si el vuelo tiene éxito, el programa seguirá adelante con la realización de paseos y acoplamientos de naves en el espacio. Los primeros se producirían en 2007", ha dicho Sun. Shenzhou es fruto del acuerdo firmado en 1996 entre Pekín y Moscú para transferir la tecnología del programa Soyuz, aunque su diseño ha sufrido numerosas modificaciones.

Muestras de suelo

Los planes chinos incluyen un acercamiento progresivo a la Luna, bajo el nombre de proyecto Chang'e, en referencia a la diosa de un cuento de hadas que alcanza el satélite terrestre. La primera fase consistirá en una misión orbital dentro de dos años, cuyo fin será realizar un mapa en tres dimensiones de la Luna, analizar el contenido del suelo y verificar la distancia existente con la Tierra. En 2010, será enviado un vehículo a la superficie. Y en 2020, se traerán muestras del suelo. Ninguno de estos vuelos será tripulado.

El propósito de los líderes chinos es múltiple. Por un lado, aprovechar los beneficios científicos y tecnológicos que la exploración del espacio aporta en sectores que van desde las comunicaciones a la meteorología, pasando por el estudio de los desastres naturales. Por otro, analizar sus posibilidades económicas. Además, el proyecto posee un importante componente militar. Sin olvidar la contribución de la conquista del espacio al prestigio y al orgullo nacional de un país que persigue situarse entre las grandes potencias.

"El objetivo es identificar las posibilidades de obtener combustibles en la Luna, ya que el petróleo se acabará algún día en la Tierra. A más largo plazo la intención es instalar una base lunar para explorar el espacio", explica Huang, profesor de diseño de aeronaves de la Universidad de Aeronáutica y Astronáutica de Pekín. China pretende construir también un laboratorio espacial en las próximas décadas. "China, un país con visión a largo plazo, ve la inversión en esta actividad como una elección racional, con beneficios que la hacen rentable", afirma Ralph Lorenz, del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona (EE UU).

Los científicos occidentales aseguran, sin embargo, que el programa chino requerirá el diseño de un cohete de lanzamiento nuevo -comparable al europeo Ariane 5 o al ruso Proton M-, lo que supondrá un enorme desafío técnico y financiero.

El 15 de octubre de 2003, a las nueve de la mañana, Pekín sorprendió al mundo con el lanzamiento de su primer astronauta. Tras 21 horas, 23 minutos y 14 vueltas alrededor de la Tierra, Yang Liwei, un antiguo piloto de cazas, entonces de 38 años, aterrizó en las praderas de la región china de Mongolia Interior, en medio del entusiasmo de los líderes políticos. Sólo EE UU y la antigua URSS habían enviado antes seres humanos al espacio. Desde entonces, los técnicos han trabajado sin descanso para mantener vivo el proyecto. Pekín prevé lanzar cinco satélites este año.

El entusiasmo de los dirigentes por la carrera espacial es tal que Shanghai va a invertir más de mil millones de yuanes (93 millones de euros) en la construcción de una ciudad del espacio, destinada a la investigación. Desde que Pekín dio luz verde al programa tripulado en 1992, el sector ha crecido hasta emplear varios cientos de miles de científicos, técnicos y trabajadores en más de 3.000 fábricas.

China puso en marcha su programa de investigación espacial en los sesenta, con la ayuda de la Unión Soviética, y situó en órbita su primer satélite en 1970. Hasta ahora, ha realizado más de 80 despegues con éxito (el 90% del total) con sus cohetes Larga Marcha, y ha colocado en órbita 61 satélites chinos y 30 extranjeros.

Despegue de la primera misión tripulada china en octubre de 2003.
Despegue de la primera misión tripulada china en octubre de 2003.REUTERS

Un efecto catalizador

La conquista china del espacio ha tenido un efecto catalizador sobre otros países. "En el caso de Estados Unidos, hay indicios de que la denominada Visión para la exploración espacial del presidente Bush responde a las iniciativas que tanto China como India han tomado respecto a la exploración lunar", asegura Ralph Lorenz, del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona (EE UU). "El programa Aurora de la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene una visión similar a la de Bush, aunque fue anunciado antes. La ESA ya tiene el Smart-1 en órbita de la Luna", añade.

La India llevará a cabo en 2007 su primera misión alrededor del satélite terrestre. La nave dejará descender un pequeño módulo en la Luna, desde donde enviará datos. Si el viaje tiene éxito, estudia realizar otra misión -esta vez tripulada- en 2015, la misma fecha en la que se calcula que los astronautas estadounidenses podrían volver a dar botes sobre la superficie lunar.

La NASA está trabajando con el objetivo de situar un robot en el satélite en 2008, y en Marte en 2011.

Japón se ha sumado también a la carrera. JAXA (la agencia japonesa) ha asegurado que está estudiando establecer una base en la Luna para 2025. La prensa afirma que prevé enviar un robot en 2010, y diseñar una lanzadera espacial similar a la de EE UU también para 2025. "La tecnología espacial china está por detrás de la de otros países, pero hemos progresado mucho y en 10 o 20 años estaremos al mismo nivel", señala el diseñador de aeronaves Huang.

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