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Reportaje:EL FIN DE UN PAPADO | Duelo en las calles de Madrid

"Todos a la plaza de Colón"

Un millar de personas se congregan en Madrid, a través de mensajes de móvil, para rezar por el alma del Papa

"Cuando el Papa fallezca salimos todos a la Plaza de Colón, allí le daremos un homenaje". Este mensaje de móvil se difundió ayer a través de los teléfonos de muchos madrileños. "¡Viva el Papa! ¡Viva el Papa! ¡Juan Pablo II, te quiere todo el mundo!". Los Jardines del Descubrimiento, junto a la plaza de Colón de Madrid, se llenaron anoche con la pena y la fe de cientos de católicos convocados por mensajes de móvil o avisados por la radio: pena por la muerte del Pontífice, fe en que el sufrimiento humano de Karol Wojtyla ha dado paso al "tránsito celestial" de Juan Pablo II.

Grupos de jóvenes con guitarras y banderas vaticanas. Familias enteras portando velas encendidas y parejas de avanzada edad se fueron juntando pasadas las once de la noche y seguían rezando y cantando ya entrada la madrugada de hoy en la misma plaza desde la que el Papa ofició una misa multitudinaria durante su último viaje a España.

"Creo que en este momento debe de ser el hombre más amado del mundo", afirma Carlos, de 51 años, que ha respondido a la llamada que llegó a su móvil porque siente que debe "rendir un homenaje al mejor Papa que ha existido". "Dios es una idea difícil de entender, difícil de captar, y él supo acercárnoslo como nadie. El próximo será bueno, seguro, todos los Papas lo son, Pero no tendrá su carisma".

A unos metros, abrazados y sonrientes, Puy, María y Antonio, todos de 17 años, cuentan que lo primero que han hecho al enterarse de la fatal noticia ha sido "llorar y rezar". Lo segundo, acudir a la cita en Colón. "Era un hombre fuerte", dice Puy. "El Papa del pueblo, de la libertad", añade Antonio. "Y el de los jóvenes. ¡Nos quería muchísimo!", subraya María. Ninguno preferiría haber ahorrado las imágenes del Pontífice en sus últimos días, con la salud ya tan deteriorada. "Era su voluntad".

De repente, en medio de un rezo colectivo, un grupo de gente da un salto y sale corriendo en todas direcciones. Los aspersores de los Jardines del Descubrimiento se han puesto en marcha. Se escuchan risas, los gestos se relajan. Pero las plegarias se recuperan en cuestión de segundos. Un montón de jóvenes ha colgado una bandera de España en uno de los arcos de la plaza y se ha subido al tejado para gritar "¡Viva el Papa!". Otros han formado un corro y cantan y tocan las guitarras: "Gloria, gloria... la paz del Señor".

"¿Quién era el Papa? Un hombre con mucha fe, muy valiente, coherente, que supo defender las verdades de la Iglesia. Y capaz de comunicar con todo el mundo, también con los no creyentes", resume María, 42 años, que estaba recogiendo la cocina cuando escuchó por la televisión lo que hacía días que sabía que iba a escuchar. "Me ha dolido verlo sufrir, sí. Y en parte me alegro de que haya terminado ese sufrimiento. Pero no me pareció morboso que dejaran verlo en la ventana del Vaticano cuando estaba así. Jesús aguantó hasta el último momento en la cruz. Estoy convencida de que, en contra de lo que se ha dicho estos días, tuvo una muerte digna. Y de que ahora está bien, está en el cielo".

Las cámaras de televisión se han apoderado ya de un rincón de los jardines, y sus focos iluminan a los que antes rezaban en penumbra. Muchos se han encontrado con amigos que hacía tiempo no veían y charlan, con los zapatos mojados por el césped. Los jóvenes son cada vez más, desviados de su ruta del sábado noche por emociones más íntimas.

Hay rostros serios y gente que reza con los ojos cerrados, pero la mayoría de los congregados sonríen, cantan o comentan animadamente entre ellos lo "bueno" que fue este Papa, cabeza de la Iglesia que los une a todos.

La controversia sobre su Pontificado no ha lugar en este momento de despedida. "Simplemente, fue un Papa valiente, y a la vez conservador, y a la vez moderno. Con mucha energía. Muy espiritual. Es irrepetible", suspira Javier, mientras pasea a su perro Tizón. Pero Carlos es más tajante: "La Iglesia católica tiene un magisterio, y es el que es. Él lo defendió". De fondo, siguen escuchándose los cánticos: "Aleluya...aleluya... resucitó".

Fieles reunidos en la plaza de Colón, en Madrid, rezaban anoche por el alma del Papa.
Fieles reunidos en la plaza de Colón, en Madrid, rezaban anoche por el alma del Papa.RICARDO GUTIÉRREZ

Templos abiertos

En casi todos los rincones de España hubo ayer homenajes tras conocerse la muerte de Juan Pablo II. En Barcelona repicaron simultáneamente todas las campanas de la ciudad. Cientos de inmigrantes, de diversas religiones, que se habían encerrado ayer por la noche en la Iglesia del Pí y Sant Medir de Barcelona para reclamar más facilidades para su regularización rezaron por el Papa, cada uno en su lengua y religión por el fallecimiento del Pontífice, y hoy harán un homenaje en su honor.

En la archidiócesis de Valencia, como en casi todas las capitales de España, hoy se oficiarán misas en honor a Juan Pablo IIe. El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, nada más conocerse la noticia del fallecimiento, ordenó abrir la catedral de Compostela, donde se iban acercando varios fieles para rezar mientras retumbaban las campanas por la plaza en señal de duelo.

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