Clérigos suníes de Irak animan a sus fieles a alistarse en el Ejército
Intento de controlar las fuerzas de seguridad
Un grupo de clérigos suníes, entre ellos algunos que se oponen radicalmente a la presencia estadounidense en Irak, difundieron el pasado viernes un decreto en el que animan a sus fieles a alistarse en el Ejército y en la policía. El texto, firmado por 64 imanes y estudiosos del islam, constituye un cambio drástico en la actitud de los religiosos, que con frecuencia han criticado en sus sermones a las nacientes fuerzas de seguridad, tachándolas de colaboracionistas.
Entre los firmantes hay una ausencia significativa: la de Harith al Dari, líder de la Asociación de Ulemas y uno de los clérigos suníes más influyentes de Irak, muy cercano a la insurgencia. Sin embargo, el decreto, que lleva la firma de Ahmed Hassan al Taha, imán de una importante mezquita de Bagdad muy crítico de la ocupación estadounidense, parece ser un paso significativo.
Muchos -quizá la mayoría- de los ataques insurgentes de los últimos meses han tenido como objetivo a la policía y al Ejército, integrados principalmente por chiíes. El clérigo que dio a conocer el decreto, Ahmed Abdul Ghafour al Samarrai, se mostró confiado en que el nuevo edicto ayude a reducir el número de ataques. Pero el líder suní también dejó claro que la orden va dirigida a recuperar parte del control sobre las fuerzas de seguridad iraquíes, no a salvar vidas chiíes. Los suníes dominaron los escalones más altos de las Fuerzas Armadas durante el régimen de Sadam Husein y muchos militares, indignados por la decisión estadounidense de desmantelar el Ejército iraquí hace dos años, se sumaron a la insurgencia.
No ayudar al ocupante
"Al nuevo Ejército y a la nueva policía les falta gente buena y nosotros debemos suministrarla", dice el decreto. "Dado que la policía y el Ejército son garantes de la seguridad de todo el país, y no la milicia de un partido concreto, hemos emitido esta fetua pidiéndole a nuestra gente que se aliste". El edicto contiene una condición presuntamente dirigida a tranquilizar a los insurgentes suníes: los nuevos soldados o policías deben comprometerse "a no ayudar al ocupante en contra de sus compatriotas".
Las autoridades iraquíes y estadounidenses interpretaron el edicto como una señal de que los árabes suníes, que boicotearon mayoritariamente las elecciones de enero pasado, están dando pasos hacia la integración en la vida política del país. "Es un paso positivo", dijo Saad Jawad Qindeel, miembro de la alianza chií que logró el mayor número de escaños en la nueva Asamblea Nacional. "Esperamos que los clérigos adopten una actitud aún más clara contra el terrorismo".
Por otro lado, el pasado viernes surgieron nuevos detalles sobre el estadounidense de origen jordano encarcelado bajo la acusación de ser uno de los principales colaboradores de Abu Musab Al Zarqaui, presunto líder de Al Qaeda en Irak. Según fuentes del Pentágono, el detenido nació en Kuwait de padres jordanos, pero se mudó con su familia a EE UU, donde vivió durante 20 años, principalmente en el Medio Oeste. Unos años antes de los atentados del 11 de septiembre se trasladó a Oriente Próximo y fue detenido a finales del año pasado en su casa de Bagdad, donde guardaba armas y material para fabricar bombas.
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