Una berlina para disfrutar
Aunque todos los coches nuevos intentan mejorar la seguridad, el confort y la ecología, BMW comparte estos objetivos y busca la diferencia cuidando el disfrute al volante. Se aprecia ya al acceder al interior, con detalles como la posición de conducción, más baja de lo habitual; el volante; la palanca de cambios corta...
Potencia refinada
El 330i es de momento la versión superior de la Serie 3 y estrena una evolución del motor 3.0 de gasolina, que gana 27 CV y llega ya a 258 CV. Incorpora el sistema Valvetronic de distribución variable, que mejora el rendimiento en todas las revoluciones y es uno de los propulsores más potentes y avanzados en su cilindrada.
Esta mecánica refinada y poderosa convierte la conducción del 330i en una delicia. Responde con gran elasticidad y un tacto de seda casi desde el ralentí, sube de vueltas con mucha alegría y llega a 7.000 revoluciones sin el menor esfuerzo y con un sonido de escape muy logrado que entusiasmará a los más aficionados sin molestar al resto. Si además le añadimos el funcionamiento exquisito del nuevo cambio automático secuencial de seis marchas de la unidad de pruebas, el resultado es una respuesta espectacular y unas prestaciones sobresalientes que exigen atención para no superar los límites. Todo con unos consumos ajustados para lo que corre: no llega a nueve litros en conducción tranquila y es difícil pasar de 13 en ciudad o estirando las marchas.
Comportamiento impecable
La otra gran baza del Serie 3 y del 330i en particular es un comportamiento dinámico a toda prueba que no sacrifica el confort. Aunque la unidad de pruebas montaba el equipamiento más deportivo, con la dirección activa y la suspensión deportiva opcionales (1.485 y 346 euros, respectivamente) e incluso las llantas de 18 pulgadas con neumáticos de diferente medida delante y detrás, estas soluciones no penalizan la comodidad lo que cabría esperar, y aportan, en cambio, una eficacia sorprendente, casi a la altura de los mejores purasangre de hace pocos años, como el BMW M3.
El 330i tiene unos mandos muy precisos que permiten conducirlo con dos dedos, pero sobre todo impresiona su agilidad y eficacia en curva: es dócil y se agarra muy bien. Este comportamiento sobresaliente se confirma en trazados rápidos, donde muestra siempre un gran aplomo y seguridad. Lo más importante es que hace sentirse a gusto y seguro al conductor, con unos frenos de tacto y respuesta impecables y con unas ayudas electrónicas a la última, como el ESP, que sólo actúa cuando se necesita sin coartar la acción del conductor e incluso permite regular su funcionamiento con una tecla en el salpicadero.
El 330i combina una conducción fácil y gratificante con una respuesta mecánica eficaz y segura. Y ofrece unas prestaciones muy superiores a lo que cabe esperar en una berlina de su tamaño.
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