_
_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Reconfortantes recetas italianas

FORTUNATO, la última novedad madrileña dentro del bar de copas Fortuny

José Carlos Capel

En el interior de Fortuny, conocido bar de copas que dirige el empresario Javier Merino, se acaba de inaugurar Fortunato, lo último en Madrid en estos momentos. Un restaurante escondido en el chalet que lo alberga, cuya remodelación ha corrido a cargo del conocido interiorista Pascua Ortega. Una nueva apuesta a favor de la cocina italiana, que en este caso llega legitimada por una experiencia de bastantes años.

Merino se ha asociado con Máximo Luccarini, propietario del restaurante Dos Lunas, en Ibiza, para crear un negocio que pretende convertirse en un trasunto del exitoso local mediterráneo. Un lugar presidido por recetas desenfadadas, auténticamente italianas, con ese estilo fácil, entre casero y reconfortante, que tantos éxitos proporciona a la cocina del país transalpino. Salvo las pizzas, que brillan por su ausencia, todos los demás apartados cuentan con platos representativos. En sus mesas se sirven entrantes, ensaladas, pastas y arroces, además de sopas, pescados y carnes de distintas regiones de Italia. Lamentablemente, a precios algo elevados, sin bajar de esa banda a la que se aferran tantos restaurantes de moda, que, a pesar de trabajar con materias primas baratas, expenden facturas que oscilan entre 50 y 60 euros por persona.

FORTUNATO

Fortuny, 34. Madrid.

Teléfono 913 19 05 88.

Cierra: sábados mediodía y domingos.

Precio por persona: entre 45 y 60 euros.

'Carpaccio di mare', 12 euros.

'Risotto milanese', 13 euros.

Robespierre de buey, 19 euros.

Tiramisú, 5 euros.

Pan ... 6,5

Café ... 6,5

Bodega ... 6,5

Ambiente ... 7,5

Aseos ... 4

Servicio ... 6

En la ensalada caprese, bien refrescante, el queso mozzarella se contrapone con éxito a la acidez de los tomates raf almerienses. Tampoco desmerecen el carpaccio de pulpo ni las verduras a la plancha, que pasan sin pena ni gloria. De las pastas, algo decepcionantes, cabría esperar cosas mejores. Aunque en Italia son numerosas las versiones de la fórmula a la carbonara, resulta incomprensible que en este caso la salsa sea tosca, y los tropezones de panceta, gruesos y apenas dorados, carezcan de fondo ahumado. Otras especialidades de pasta asciutta salen mejor paradas: sabrosos, pero pasados de aceite, los espaguetis con almejas, y simplemente correctos los fagottini de queso ricotta con espinacas.

Para los devotos del arroz existe una especialidad infrecuente, el risotto al salto, finísima capa de arroz a la milanesa, apenas retostado y grasiento, que por su textura recuerda al socarrat valenciano. Lástima que la ración sea tan exigua. Entre las carnes -el mejor apartado de la carta-, una correcta ternera asada (arrosto di vitello) con verduras.

COMER Nomenclátor:Puntuación de 0 a 10Buena relación calidad / precioCEstablecimiento con encanto

Boletín

Las mejores recomendaciones para viajar, cada semana en tu bandeja de entrada
RECÍBELAS

10

Interior del restaurante Fortunato, en Madrid, remodelado por Pascua Ortega.
Interior del restaurante Fortunato, en Madrid, remodelado por Pascua Ortega.CAUDIO ÁLVAREZ

UN CHALET PARA DIFERENTES NEGOCIOS

FORTUNATO OCUPA la tercera planta del conocido chalet de la calle de Fortuny, 34, un inmueble que ha prestado cobijo a diferentes negocios. En los ochenta estuvo el restaurante Fortuny (dos estrellas Michelin en esa época), que regentaba el locutor de televisión Florencio Solchaga.La reciente remodelación, acometida por Pascua Ortega, ha convertido el restaurante de la planta alta en un espacio acogedor, de estética contemporánea, al que sólo cabe reprochar el descontrol del ruido ambiental, que con la sala a rebosar tiende a resultar incordiante.La cocina de Fortunato, que cubre el expediente con dignidad, parece preparada para afrontar avalanchas. Así lo indican las guarniciones de determinadas carnes, en las quese repiten los mismos componentes: puré de patatas, rodajas de tomate y espárragos verdes a la plancha.Lo más refinado son los dulces, poco creativos, pero muy golosos. Se acierta con el tiramisú, así como con el

tortino de chocolate, al que acompaña un helado de maracuyá incisivo.No está mal la crema flameada, que recuerda la crema catalana, y pasan el aprobado los sorbetes de frutas. Tampoco se queda atrás la lista de vinos, en la que se alternan marcas españolas e italianas de todos los precios, desde vinos jóvenes de nueve euros hasta los famosos Vega Sicilia, Roda I, Flor de Pingus, Brunello de Montalcino y Solaia Antinori, bastante más caros. Para acompañar los postres, la casa ofrece cuatro vinos dulces por copas. Y como colofón, alguna grappa de renombre.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_