La exposición universal de Aichi convierte la robótica en realidad cotidiana
El rastreador de bombas o el cibermaestro: NEDO reúne a 63 prototipos de robots para múltiples usos. La imagen en tres dimensiones, sobre 360 grados o en super alta definición está al servicio del espectáculo
Pasado y futuro, tradición y ciencia ficción, conviven en la ciudad de Nagoya (Japón), sede de la primera exposición universal del siglo XXI. Si en 1970 Osaka mostró al mundo el poderío industrial de Japón, Expo Aichi 2005 se propone demostrar que el equilibrio entre el medio ambiente y la tecnología más vanguardista es posible, "si se aplica la filosofía del reducir, reciclar y reutilizar con sabiduría", según el comisario general de la feria, Taizo Watanabe.
La organización, presionada por colectivos ecologistas, ha convertido las 173 hectáreas del recinto, situado en un parque natural a unos 300 kilómetros al suroeste de Tokio, en un laboratorio al servicio del desarrollo sostenible donde hasta la basura generada por los visitantes se convierte en combustible. Buena parte de la superficie está reservada a árboles y lagos. Para minimizar el impacto humano sobre el entorno natural se ha construido el cinturón global, un paseo de madera suspendido en el aire de unos tres kilómetros de longitud, que comunica los pabellones de los 122 países, empresas y 10 organizaciones no gubernamentales participantes. Como España que, por primera vez, acude a una exposición universal en el continente asiático.
El máximo exponente del despliegue medioambiental japonés es el pulmón ecológico, un muro vertical de 150 metros de longitud, recubierto por 200 tipos de flores y plantas que mejoran la calidad del aire del recinto al reducir el dióxido de carbono. "Un biopulmón que contrarresta de forma natural y en un espacio reducido las emisiones de gases de efecto invernadero en zonas urbanas densamente pobladas", según su responsable, Yasuyo Nishikata.
El pabellón de Japón Nagakute, edificio de una sola planta construido con materiales biodegradables, está totalmente recubierto por una jaula exterior de 30.000 troncos de bambú que protege de la luz solar a la vez que da sombra. Su tejado emplea tejas fotocatalíticas y difusores de agua para refrigerar el ambiente y toda la electricidad empleada está producida por energía solar.
En su interior, sorprende como peces de agua dulce y salada conviven en armonía en la misma pecera gracias a las nanoburbujas. Los investigadores nipones han conseguido desarrollar una técnica que transforma estas hasta ahora inestables y minúsculas burbujas, imperceptibles al ojo humano, en estables. Sus aplicaciones son diversas. Por ejemplo, permitiría criar truchas y merluzas en la misma piscifactoría. Los visitantes, además, pueden asistir a una proyección espectacular de imágenes marinas, aéreas y cósmicas en una pantalla esférica de 360 grados, sólo apta para los que no tengan vértigo.
Luz, agua y viento caracterizan la Torre de la Tierra, un muro de agua de unos 40 metros de altura. Se trata del pabellón de la ciudad de Nagoya, tercera del país y motor actual de su economía. Mientras en su exterior se escucha música producida por el efecto del viento o se contemplan los dibujos en papel realizados por sus vecinos, en su interior el visitante se sumerge en un inmenso caleidoscopio de colores de 36 metros de diámetro.
Japón también aprovecha el escaparate de la exposición para mostrar al mundo que conserva su poderío tecnológico en los ámbitos de la robótica, imagen, telecomunicaciones y transportes.
Los robots ocupan un lugar prominente. Todos, salvo los de Toyota, han sido desarrollados a través de la Organización para el Desarrollo de las Nuevas Energías (NEDO), que también tiene su pabellón en Expo Aichi 2005. Un edificio de pura ciencia ficción donde conviven humanos y Power Rangers.
El pabellón NEDO presentará en junio una exposición con 63 robots para múltiples usos: desde el que busca bombas entre escombros al cibermaestro de escuela. Pero no hay que esperar a esa fecha para comprobar que la exposición universal de Aichi (Japón) convierte la tecnología robótica en realidad cotidiana.
A los visitantes discapacitados les esperan en las entradas de acceso al recinto unas sillas de rueda que les transportan, sin intervención humana, hasta su punto de destino. En cualquier pabellón hay robots informadores que hablan japonés, chino, coreano e inglés, los cuatro idiomas oficiales de la feria. Son los Actoroid, tienen apariencia de mujer y capacidad para responder a 2.000 preguntas.
Otros robots de un vistoso amarillo informan, por ejemplo, sobre la situación de los lavabos, aunque se bloquean si se les responde con la expresión típicamente humana "pues sí pero no". Los que se parecen al mítico R2D2 de La Guerra de las Galaxias velan por la seguridad además de detectar incendios; mientras que de la limpieza del suelo o recogida de basuras se encargan los robots limpiadores, aunque no se les ve pasear durante el día, puesto que su trabajo es nocturno.
También los hay para entretener a los niños (en forma de foca) o para ayudar a los ancianos pero, sin duda, el mayor despliegue de tecnología robótica aguarda al visitante en el pabellón de la multinacional Toyota, donde éste puede disfrutar de un espectáculo musical protagonizado por siete robots humanoides que tocan en una orquestra compuesta por batería, trompeta, trombón, cuerno y tambor el gospel When the saints go marchin'in. Sus movimientos de rodilla no son nada bruscos y siguen bien el ritmo, con movimientos oscilantes hacia delante y atrás.
El pabellón Toyota, construido con el procedimiento de unión por fricción -es decir, que tiene una cantidad mínima de orificios para los tornillos y el mínimo de soldaduras posibles para que los materiales puedan ser reutilizados después del desmontaje-, también presenta un prototipo de coche futurista. Se trata de los i-Units, una especie de silla motorizada que funciona de forma autónoma o con ayuda humana cuando se acciona un joystich en forma de bola y hasta sirve para echarse una siesta.
Capítulo aparte merecen los robots dedicados a la investigación espacial. El pabellón norteamericano tiene una réplica de los Mars Rovers de la NASSA (Spirit y Opportunity) que todavía exploran Marte. Por su parte, España presenta a P-Tinto, un ciborg dotado de chip de ADN y sensores químicos desarrollado por el Centro Español de Astrobiología, que debe aterrizar en el planeta rojo, si todo va como previsto, en 2016.
Imágenes en 360 grados
La imagen constituye la tercera gran familia de tecnologías presentes en la exposición universal japonesa. Una tecnología al servicio del espectáculo. Pared con pared con el pulmón ecológico se encuentra la pantalla Expo Vision (7,68 de altura y 19,96 metros de anchura), la primera pantalla exterior preparada para emisiones de televisión de alta definición (HDTV, 960 líneas) que mediante la aplicación de diodos emisores de luz y alta luminosidad (LED), ofrece imágenes brillantes a pesar de estar al aire libre. Una alta definición que ni tan siquiera llegará a España cuando se despliegue la Televisión Digital Terrestre.
También hay un sistema de proyección por láser que proyecta imágenes en una pantalla sin costuras de 50 por 10 metros. En el pabellón Toshiba, los visitantes viajan por la sabana africana donde pueden ser atacados, de forma virtual, por una jirafa o un cocodrilo y, desde el interior de la pantalla esférica, asisten a una proyección espectacular de imagenes marinas, aéreas y cósmicas en 360 grados.
www-1.expo2005.or.jp/es/index.html
EXPO AICHI 2005:
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