Mas convierte la convocatoria de una cumbre sobre el Estatut en un pulso con Maragall

La redacción del proyecto de reforma del Estatut avanza a buen ritmo y dentro del calendario previsto, pero el clima político en que se lleva a cabo se enrarece semana tras semana. El primer grupo de la oposición, Convergència i Unió (CiU), ha emprendido un pulso con el Gobierno tripartito para impedir que el presidente Pasqual Maragall encauce el proceso y convoque una segunda cumbre de los líderes de los cinco grupos parlamentarios. En esta reunión deberían abordar los puntos del proyecto en que hay desacuerdo. El Gobierno estudió ayer la situación y está decidido a defender la legitimidad y autoridad de Maragall, que el líder de CiU, Artur Mas, niega.

El consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura, informó ayer al Gobierno catalán de los trabajos de la ponencia parlamentaria sobre la reforma del Estatut. La conclusión de Saura, transmitida a los periodistas en conferencia de prensa, es que las diferencias surgidas entre los grupos del tripartito y el de CiU "no son políticamente relevantes" y eso permite cumplir el calendario previsto por los líderes de los cinco grupos parlamentarios catalanes. Es decir, precisó, que en torno a la Diada de Sant Jordi puede concluir la redacción del proyecto en primera lectura. Y, en verano, el Parlament puede aprobarlo para remitirlo a las Cortes.

En esta primera lectura, sin embargo, quedan por resolver una serie de puntos que la ponencia ha aparcado por falta de acuerdo. Y está pendiente el título relativo a la financiación, uno de los más difíciles. El Gobierno se ratificó ayer en la pretensión de que Maragall convoque para mediados de mayo a los líderes de los cinco grupos para desencallar estos aspectos del proyecto.

Las advertencias de Artur Mas, reiteradas ayer de nuevo, de que no asistirá a esta reunión si la convoca Maragall no han modificado la posición del Gobierno. "Esta cumbre la tiene que convocar el presidente Maragall; en democracia la legitimidad no la dan los grupos parlamentarios y esto debemos respetarlo todos, incluido el grupo de CiU", afirmó Saura.

Mas advirtió ayer mismo a Maragall de que no debe convocar esta cumbre sin rehacer antes "la confianza que él mismo rompió" con la alusión al cobro de comisiones por los gobiernos de Jordi Pujol. En esta misma línea, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, afirmó que "tras la crisis del 3%, la autoridad moral y política de Maragall para liderar el proceso estatutario ha quedado "gravemente afectada".

Los partidos del Gobierno catalán interpretan esta posición de CiU como la creación de un clima que pueda justificar una ruptura. El portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao, pidió a CiU que abandone esta actitud y no caiga en "una deriva destructiva y marginal". Ridao destacó que las amenazas diarias, los intentos de deslegitimar al presidente de la Generalitat y el tremendismo que exhibe CiU sobre el calendario del Estatut, se producen paradójicamente cuando la ponencia trabaja a su mejor ritmo".

Duran sostuvo que el optimismo del tripartito es una táctica para "dar a entender que ya hay acuerdo" sobre el Estatut y cargar luego sobre CiU la responsabilidad de un fracaso "si no se resuelve, por ejemplo el problema de la financiación."