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Reportaje:

La opción del riesgo

Pese a la crisis del sector y la poca originalidad, las discográficas apuestan por artistas noveles

Cada análisis de la situación de la industria musical que se hace en estos tiempos resulta una nueva losa sobre el ánimo de los enemigos del riesgo. Las descargas ilegales en Internet no cesan. Uno de cada cinco discos se compra en las mantas. En 2004, las ventas de CD cayeron en España un 20,6% y el 61,1% de las tiendas de discos perdió más de un 10% de ventas. Esta declinante coyuntura es también aplicable a las discográficas vascas. "El deterioro general y la bajada de ventas es, tristemente, algo habitual a lo que todos nos estamos acostumbrando", reconoce Anjel Valdés, presidente de la Asociación de Discográficas Vascas.

En esa tesitura, la teoría económica indica que es hora de minimizar riesgos, lo que en el caso de las discográficas se traduce en invertir en recopilatorios y en artistas consagrados o con probado tirón comercial. Eso cierra las puertas a los noveles, que en muchos casos recurren a la autoedición para hacerse escuchar. Sin embargo, pese a que llegan menos discos al mercado, las condiciones para los primerizos son más duras y, en general, se han reducido el tiempo y los medios que se invierten en las producciones, las firmas vascas presumen de no haber vuelto la espalda a los nuevos creadores.

"No creo que no se apueste por grupos que debutan, al menos en nuestro caso. Desde 2001, hemos editado los debuts de Zein?, Seiurte, Neubat, Afrika, Bad Sound System, Inoren Ero Ni, Sorkun, Gailu, Kuraia, R, Captain Nemo y Rafa Rueda. Y dos volúmenes de la recopilación Basque Electronic Diaspora en los que debutaba mucha gente", explica Asier Zulueta, de Metak, quien responsabiliza a la prensa de las dificultades que encuentran los jóvenes emprendedores. "Los medios muchas veces hacen oídos sordos a aquellas bandas que no son la gallina de los huevos de oro desde la primera producción, máxime cuando cantan en euskera", protesta.

Mariño Goñi, de Gor, asegura que "la bajada de ventas en lo que va de siglo se puede estimar en torno al 50%". Ello no ha sido impedido que el sello pamplonés haya puesto en circulación las provocadoras canciones de Lendakaris Muertos. Ya en 2004 editó la primera entrega de Kerobia y Osti bi, estreno compartido que esta misma semana ha procurado a Brigada Criminal y Stupenda Jones el premio como mejores grupos noveles de 2004 en los Euskadi Gaztea Sariak.

Xarra Azkarate, de Gaztelupeko Hotsak, que en los últimos meses ha puesto en circulación los estrenos de Teresa Zabalza, Bat Gehio, Gorkhiru, Arean, Aterkings y Asstrio, siempre está dispuesto a surtir de nuevos valores el mercado, pero reconoce que cada vez es más complicado escoger entre la amplia oferta: "Hay muchos grupos nuevos, pero en un porcentaje grande no aportan demasiada novedad. Donde más hay es en el campo del rock, y cada vez con mayor calidad, pero también con mucho mimetismo".A su entender, el cambio de hábitos de los consumidores contribuye en mayor medida a la depreciación de la música. "Cada vez hay menos tiendas y el mayor porcentaje de discos se vende en las grandes superficies. Y, por supuesto, que la música está cara", sentencia.

Patxi Amezaga, de Hilargi Records y Discos Suicidas, señala como principales enemigos de las discográficas a "las cadenas, grandes superficies y demás bazares, que no saben, ni les interesa en absoluto, lo que son artistas nuevos o sellos independientes". También culpa a "los periodistas que insistían en apostar sólo por la música de fuera, y del estilo que a ellos les gustaba, y odiaban lo que desconocían".

Los principales enemigos

Si se pregunta a los responsables de las discográficas vascas cuál es su principal enemigo, no hay unanimidad en la respuesta. Asier Zulueta, de Metak, opina que "los enemigos más fuertes son el modelo cultural y de ocio imperante, la indiferencia a la que se puede someter a una parte de la cultura o de la contracultura, y el poder de las grandes corporaciones que tienen discográficas, medios de comunicación, distribuidoras, etcétera".

Ritxi Aizpuru, director de Oihuka, sello que se jacta de dar protagonismo a artistas noveles en casi la mitad de la docena de lanzamientos que realiza cada año, añade al listado las descargas de Internet. "No podremos, aun bajando todo el IVA que se quiera, competir con un producto gratuito bajado desde Internet. Hay diferentes discursos, y bastante interesantes, sobre el copyleft, pero eso no soluciona el problema de fondo. El ocio se decanta por otras vías y lo que en su día fue una razón revolucionaria, ahora ha perdido esa alquimia", reflexiona.

Aizpuru califica la actual como una época dura para la industria musical, a la espera de conocer cómo evolucionará la situación, cómo habrá que adaptarse. "Las pautas creo que nos las darán desde atriles multinacionales y las tendremos que adaptar al modelo vasco", prevé.

Todos las dificultades señaladas por sus colegas seguro que han sido tenidas en cuenta por Anjel Valdés, director de Elkar, a la hora de incluir sólo un nuevo nombre entre sus previsiones para este año, el de Pello Ramírez, un reputado músico de sesión.Valdés asegura que su compañía prefiere "apuestas a largo plazo" y sostiene que "el detrimento de la venta viene de la desvalorización general de la música. Quizá porque el enemigo de la música es la propia música, la saturación del mercado. Los top manta, descargas y demás no son la fuente del problema, sino consecuencias de la desvalorización", dice.

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