Chispas entre Endesa e Iberdrola
Las dos eléctricas intercambian denuncias sobre manipulación de precios y se posicionan ante los cambios regulatorios
Endesa e Iberdrola entrecruzan denuncias sobre manipulación del mercado en pleno proceso de elaboración de un cambio en la regulación del sector y coincidiendo además con la difusión de dos informes de la CNE en los que se constata que todas las eléctricas han podido estar elevando con artimañas los costes de producción. Discuten, pero ambas presionan para suprimir o encarecer la tarifa regulada.
Son capaces de combinar la defensa de su derecho a percibir ayudas y de abogar al tiempo porque sea el mercado el que fije el precio de la luz
El espectador principal sobre el que se quiere influir con la escenificación de la pugna es el equipo redactor del Libro Blanco para la reforma del sector
Cuatro años atrás los presidentes de Endesa e Iberdrola, las dos mayores eléctricas españolas, estaban a partir un piñón y ultimaban los detalles de una fusión entre sus empresas que, a su pesar y por mor de las dificultades impuestas por el Gobierno del Partido Popular, no llegó a buen puerto. Pero las mieles se han convertido en hieles por culpa de los cambios regulatorios habidos y por haber en el sector eléctrico, sobre todos por éstos, y también por la aplicación del Protocolo de Kioto y el reparto de derechos de emisión de dióxido de carbono a sus instalaciones de generación. Desde hace muchos meses se cruzan acusaciones y denuncias en foros profesionales, en declaraciones periodísticas y ante instituciones y tribunales.
En plena elaboración del Libro Blanco de la energía, que ha encargado el Gobierno socialista al profesor José Ignacio Pérez Arriaga y que servirá de guía a la reforma del marco regulatorio de la generación eléctrica, las dos mayores eléctricas han ahondado la escenificación de sus diferentes opiniones e intereses. El espectador principal sobre el que se quiere influir con estos dimes y diretes es en primer término el equipo de Pérez Arriaga y, en último término, el ministro de Industria, José Montilla, y el Gobierno de Zapatero.
Denuncias cruzadas
Endesa, en concreto, formalizó el pasado día 4 de marzo las acusaciones que había lanzado unas jornadas antes contra varios de sus competidores a través de sendas denuncias ante la Dirección General de la Competencia y la Comisión Nacional de la Energía (CNE). Afirma que algunas eléctricas, sobre todo Iberdrola, Viesgo y Gas Natural, están especulando con los precios de la electricidad en el mercado mayorista (pool), y lo están haciendo, explica, hurtando algunas ofertas de generación de sus instalaciones más baratas al mercado diario y propiciando torticeramente su desviación al llamado mercado de restricciones que cuenta con una mejor retribución.
Lo paradójico es que Iberdrola se había quejado 10 meses antes de que el grupo que preside Manuel Pizarro, Endesa, estaba haciendo tres cuartos de lo mismo. Estaba forzando a la baja los precios del pool para poder ingresar más costes de transición a la competencia (CTC), que son unas ayudas concedidas por el Estado para facilitar el cambio desde el anterior mercado regulado al actual liberalizado a algunas instalaciones y que se perciben cuando cae el precio del kilovatio por debajo de un determinado umbral. La acusación de Iberdrola la compartieron, en forma de denuncia ante la CNE, Gas Natural y la Plataforma Nacional Eólica (patronal verde de la que forma parte el Grupo Iberdrola).
Con tanta agitación y tanto requerimiento, la Comisión Nacional de la Energía se ha visto obligada a tomar cartas en el asunto e investigar. Ha realizado dos informes relativos a la formación de precios en el mercado de la producción eléctrica en el periodo enero-septiembre de 2004 y otro hasta febrero de 2005, que se han filtrado a la prensa en las últimas semanas. Y en ambos informes, que se han remitido al Servicio de la Competencia, se constata que supuestamente todas las compañías eléctricas han estado manipulando al alza los costes de producción de la energía con el fin de cobrar más subvenciones y provocar la revisión de la tarifa regulada.
No obstante, el primero de los informes citados de la Comisión Nacional de la Energía señala en la página 28: "(...) se puede observar que empresas como Endesa, que por la normativa de CTC podría preferir la existencia de precios bajos en el mercado, han tenido un comportamiento en cuanto a su oferta de generación que estaría en el límite de lo competitivo en el sentido de moderación de los precios de oferta de sus unidades. Por el contrario, empresas como Iberdrola o Gas Natural, cuya preferencia sería claramente un aumento de los precios, han mantenido un comportamiento en sus unidades de generación que, de hecho, ha presionado al alza los precios de mercado".
Al margen de esta salvedad, lo cierto es que, según estos mismos informes, todas las eléctricas, incluida Endesa, supuestamente han manipulado el mercado.
Lo que ocurre es que Endesa, que hasta hace no demasiados meses mantenía una política defensiva y rehuía airear las disputas y los trapos sucios del sector, ha decidido pasar a la ofensiva ante la agresividad del equipo del vicepresidente y consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Esta eléctrica y Gas Natural llevan meses proponiendo al Gobierno que elimine el cobro de los citados CTC porque, a su juicio, y también al de Gas Natural, ya no son necesarios y distorsionan el mercado.
El problema es que a Endesa le quedan por cobrar grandes cantidades de dinero en estas ayudas (véase el cuadro adjunto), mucho más que a sus competidoras citadas, y ha tomado la invitación de Iberdrola a suprimir los CTC como un torpedo lanzado a su línea de flotación. Además, se siente también injustamente golpeada por la decisión de que sean las compañías las que se hagan cargo de los costes de tratamiento y custodia de los residuos de las centrales nucleares.
Se certifica con ello el fin, al menos aparente, al menos temporal, del hasta hace nada todopoderoso lobby eléctrico, aglutinado en torno a la patronal Unesa, donde Endesa e Iberdrola se ponían de acuerdo y pactaban con el resto órdagos al regulador y el subsiguiente reparto del negocio. Las discrepancias públicas entre Endesa e Iberdrola se extienden, además, a sus juicios en torno a la Administración; mientras la primera dice que está de acuerdo con el reparto de emisiones de dióxido de carbono y al tiempo recurre la decisión a Bruselas, la segunda alaba casi sin pudor el buen hacer de los gobernantes socialistas en el campo energético.
Mucho ruido y pocas nueces. En lo fundamental, advierten algunos analistas, siguen estando de acuerdo estas dos eléctricas y también las más pequeñas. Buscan la supresión de las tarifas reguladas y son capaces de combinar la defensa de su derecho a percibir determinadas subvenciones y a abogar al tiempo porque sea el mercado el que fije libremente sus tarifas al cliente eléctrico.
Hay diferencias, qué duda cabe, en la distribución de fuentes de generación en los parques de producción de Endesa e Iberdrola y en sus procesos de diversificación de actividades y mercados en los últimos años. Y estas diferenias provocan a veces intereses y posturas encontradas, pero no se puede hablar con rigor de modelos de negocio diferente. Una y otra, aunque Endesa con más retraso y con más lastre por razones históricas, están priorizando inversiones en centrales de ciclo combinado y en energías renovables. Y también ambas, aunque en este punto la ventaja es de Endesa, han desembarcado en mercados latinoamericanos (el grupo presidido por Pizarro ha entrado también con fuerza en los mercados italiano y francés).
Una y otra, además, están con la mosca detrás de la oreja en relación a un posible asalto corporativo, que no sería nuevo, pero que ahora puede contar con simpatías en el Ministerio de Industria por parte de La Caixa y de Gas Natural.
Distanciamiento
José Ignacio Pérez Arriaga, a juzgar por lo que ha dicho hasta ahora, parece observar con distanciamiento brechtiano el espectáculo. En un reciente foro de debate sobre el Libro Blanco subrayó que la intención última de las medidas que van a adoptarse tiene que ver con la necesidad de recuperar el valor del precio de la energía como eje central en el mercado de generación, el pool, y ser una referencia válida a la hora de calcular la tarifa eléctrica y la retribución de esta actividad.
A juicio del profesor Pérez Arriaga, en la actualidad el precio del pool genera "desconfianza" como elemento de referencia debido a las distorsiones que introducen en el mercado los CTC, así como a la concentración horizontal existente en el sector y al poder de mercado de algunas empresas. El efecto directo de esta situación es que la tarifa, al final, no es un reflejo real de los costes.
De modo que, más allá de las cuitas y agravios entre compañías, puede haber sorpresas, y no necesariamente agradables, para todas ellas en la nueva regulación.
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